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Así queda la factura de la luz tras los cambios introducidos por el Gobierno
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A PARTIR DEL 1 DE ENERO

Así queda la factura de la luz tras los cambios introducidos por el Gobierno

El nuevo PVPC será más estable: no tan caro cuando los precios del mercado estén altos, ni tan barato cuando estén bajos. El fin de las rebajas fiscales encarecerá ligeramente el recibo

Foto: (EFE/Eduardo Oyana)
(EFE/Eduardo Oyana)
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El nuevo año llega plagado de novedades para la factura de la luz. Hay dos aspectos a tener en cuenta: los que afectan a todos los consumidores, independientemente de si están en el mercado libre o en el regulado, y los que solo afectan a los clientes de este último, que pagan el llamado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Antes de nada, hay que saber, por tanto, si uno está en el mercado libre, donde se pacta un precio fijo con alguna compañía privada, o en el regulado, donde el precio oscila en función de los vaivenes del mercado mayorista; es decir, de la oferta y la demanda que haya en cada momento.

El diseño del primero solo cambiará en la medida en que las comercializadoras modifiquen sus ofertas a partir del 1 de enero. Las hay de muchos tipos: tarifas planas, ligadas a la energía consumida, con oscilaciones de precios por tramos horarios, conjuntas con el suministro de gas, etc. En esta herramienta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), puede comparar las diferentes ofertas para saber cuál le conviene en función de las características de su hogar y sus hábitos de consumo.

En cambio, la tarifa regulada sí se puede modificar a golpe de decreto. En este caso, la nueva fórmula para calcular lo que paga el consumidor entrará en vigor cuando nos tomemos las uvas, y supone el primer cambio en su diseño en una década. Si usted es uno de los 8,5 millones de clientes del PVPC, deberá estar muy atento para saber si le sigue mereciendo la pena. Si está en el merado libre, deberá fijarse en si lo que le ofrece su compañía para el nuevo año sigue siendo mejor que el nuevo método de cálculo aprobado por el Gobierno para el mercado regulado.

En cualquier caso, conviene hacer una precisión: los 1,5 millones de hogares beneficiarios del bono social, que se extenderá en las condiciones actuales hasta el 30 de junio de 2024, deberán permanecer en el mercado regulado. De lo contrario, no cumplirán un requisito esencial para acceder a los descuentos de esta ayuda para pagar la luz.

La nueva factura regulada

La filosofía detrás de los cambios en la tarifa regulada es muy básica: se trata de reducir la volatilidad, para evitar que el precio que paga el consumidor reproduzca la montaña rusa del mercado mayorista. Antes, lo hacía de una forma muy directa: las oscilaciones horarias se trasladaban automáticamente a la factura, que reflejaba precios de la electricidad muy diferentes en función de los tramos. Muchos usuarios empezaron a utilizar aplicaciones para saber a tiempo real cuánto pagarían cada hora. Lo cierto es que el mercado mayorista cada vez será más oscilante, debido al peso creciente de las renovables, que producen de forma intermitente (dependen de las condiciones meteorológicas): cuando hay mucho viento o sol, los precios se hunden y pueden llegar a cero, pero cuando no los hay, se echa mano de los ciclos combinados de gas, mucho más caros, y los precios se disparan.

Además, la gran inestabilidad que se produjo en el mercado durante los últimos dos años, marcados por la crisis energética y la guerra en Ucrania, provocó grandes vaivenes entre las diferentes jornadas. Los días o semanas en que el gas se disparaba, la luz también lo hacía. Los consumidores del PVPC, entre los que abundan las familias vulnerables, no tenían ni idea de cuánto pagarían a final de mes y, pese a las medidas paliativas del Gobierno, fueron gravemente perjudicados por los récords que se sucedieron en 2022. De un día para otro, y por circunstancias ajenas a sus hábitos de consumo, vieron cómo las facturas se duplicaban o incluso se triplicaban.

El 75% del precio de la energía para calcular el PVPC estará determinado por la cotización de la electricidad; el 25%, por los mercados de futuros

Para evitar que esta situación se vuelva a repetir, la nueva tarifa regulada no solo estará indexada al mercado mayorista, sino que también incorporará señales del precio a largo plazo. El 75% del montante estará determinado por la cotización de la electricidad a tiempo real; el 25%, por los mercados de futuros. Este último porcentaje irá subiendo hasta alcanzar el 55% en 2026. En ambos casos, se refiere al precio de la parte del recibo correspondiente a la energía, a la que habría que sumar los peajes, cargos e impuestos.

La pregunta resulta obligada: tras estos cambios, ¿merece la pena acogerse al PVPC? La respuesta, en cambio, se antoja incierta. Lo único seguro es que habrá menos sustos que hasta ahora, ya que, poco a poco, y a medida que el mercado al contado pierda peso en la fórmula en favor de los contratos a plazo, las características de la factura regulada se irán hibridando con las del mercado libre. Y esto, según los expertos, beneficiará al consumidor cuando los precios estén altos, porque no subirá tanto, pero lo perjudicarán cuanto estén bajos, porque no bajará de la misma manera. La propia CNMC hacía esta crítica en un informe: ahora que la luz se ha abaratado y el cliente se puede aprovechar, entra en vigor el nuevo diseño, pero cuando los precios estaban altos y el cliente sufría, todavía funcionaba el antiguo.

Foto: Un aerogenerador. (EFE/Henry Chirinos)

Según el Ministerio de Transición Ecológica, los consumidores con PVPC pagaron un 40% menos en 2023. Pero no se trata de un período representativo, ya que algunas medidas excepcionales, como el tope al gas para la producción eléctrica —la conocida como excepción ibérica— aún estaban en vigor, lo que benefició a principios de año a los consumidores del mercado regulado a costa de los del mercado libre. Además, muchos de este último pactaron sus tarifas en 2022, con los precios por las nubes, por lo que no pudieron aprovecharse del descenso que se fue produciendo a lo largo del año.

Javier Revuelta, socio de la consultora Afry, considera que, incluso con los cambios para dotar de más estabilidad al PVPC, la clave de la decisión es el riesgo que quiera asumir cada cliente: "Creo que van a estar en niveles parecidos, algunos meses por debajo y otros por encima. La respuesta hay que pensarla no tanto en qué tarifa vaya a ser un euro más barata, sino en si estás dispuesto a jugártela más o menos". Así, en primavera, cuando el sol y el viento campan a sus anchas, habrá más producción renovable y muchas horas de precios cercanos a cero, por lo que la tarifa regulada merecerá la pena. Sin embargo, en los picos de consumo de verano o invierno, con menor generación de energías limpias y un mayor uso de los ciclos combinados de gas, una tarifa del mercado libre puede resultar más rentable.

Natalia Collado, experta en energía del laboratorio de ideas EsadeEcPol, recuerda que el PVPC se reformó para que los consumidores vulnerables, que tienen que estar en esta tarifa para recibir el bono social, gozasen de una mayor estabilidad, "pero el coste final va a ser muy parecido", añade. A los que tengan un elevado grado de electrificación en su hogar y puedan ajustar el consumo a las horas más baratas —básicamente durante la madrugada y después de comer— para cargar la batería del coche o poner la lavadora, les merecerá la pena estar en el PVPC; a los que tengan horarios convencionales y consuman más en los tramos más caros, especialmente a última hora de la tarde, las ofertas del mercado libre les resultarán más atractivas, ya que siempre pagarán la energía al mismo precio, independientemente de cuál sea la casación de la luz en ese momento.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EP/Eduardo Parra)

Los cambios que afectan a todos

Al final, todo se reduce a una cuestión de hábitos. Esto no va a variar demasiado con el diseño de la nueva tarifa regulada, que precisamente entra en vigor cuando el mercado ya no está dando las sorpresas que se sucedieron desde 2021. La progresiva normalización de los precios también irá acompañada de la retirada parcial o total de las medidas excepcionales que estableció el Gobierno para paliar los efectos de la crisis energética sobre los recibos, y que tienen que ver con la parte referida a los impuestos, los peajes y los cargos. Estas novedades sí afectan a todos, independientemente de si están en el mercado libre o en el PVPC, y entrarán en vigor el 1 de enero. Son las siguientes:

  • El IVA de la electricidad pasa del 5% al 10% hasta el 31 de diciembre de 2024.
  • El impuesto especial de la electricidad pasa del 0,5% al 2,5% hasta el 31 de marzo. Desde el 1 de abril hasta el 30 de junio, se situará en el 3,8%. De ahí en adelante, lo más probable es que recupere su nivel habitual, del 5,11%, aunque dependerá del próximo paquete de medidas de Gobierno.
  • Los peajes de acceso a las redes de transporte y distribución, que constituyen un coste fijo en la factura independientemente de lo que se consuma, se reducen, de media, un 1,1%, según anunció la CNMC esta semana. Sin embargo, no lo hacen de forma similar en todos los tramos horarios. Entre las 10 y las 14 y las 18 y las 22, que son las horas puntas, subirán ligeramente, mientras que el resto del día, los festivos y el fin de semana, que son las horas llanas y valle, bajarán ligeramente. En otras palabras: se trata de penalizar que se contrate una mayor potencia en las horas de más presión para el mercado.

Las subidas de los impuestos que aparecen en la factura solo la encarecerán unos cuatro euros

  • Aunque no afectan directamente a lo que pagamos en la factura, el fin del tope al gas y de la minoración a la retribución de las renovables —conocida como el hachazo a las eléctricas—, así como la recuperación del impuesto de generación eléctrica que pagan las compañías, también pueden acabar encareciéndola. Todas ellas eran medidas excepcionales que no actuaban sobre el recibo, sino que pretendían embridar los precios del mercado, con los que se calcula el coste de la energía que, finalmente, paga el consumidor. Sin embargo, las dos primeras apenas tuvieron efecto en 2022, debido a la caída de las cotizaciones energéticas, que las dejaron prácticamente sin efecto durante la mayor parte del año, por lo que su retirada no debería suponer una gran disrupción. En cualquier caso, el fin del tope al gas constituye una buena noticia para los consumidores del mercado libre, que nunca más tendrán que compensar en su factura a las centrales de ciclo combinado perjudicadas por esta medida (desde febrero ya no lo hacían).

Traducir este último punto a una factura es difícil, ya que dependerá del comportamiento del mercado. En otras palabras: sus beneficios no figuraban explícitamente en el recibo, sino en la medida en que abarataban la energía que se pagaba. Sin embargo, con las otras tres novedades sí es posible hacer un cálculo directo. En una factura media, que se sitúa en torno a los 60 euros mensuales, la subida del IVA de la luz supondrá algo menos de tres euros extra, y la del impuesto especial de la electricidad, algo menos de un euro. En total, estamos hablando de un encarecimiento de unos cuatro euros al mes, que puede variar anecdóticamente al alza o a la baja en función de la potencia contratada en los diferentes tramos horarios, afectada por la revisión de los cargos.

Los consumidores pueden estar tranquilos: el efecto directo de la retirada de las medidas será muy limitado, y el indirecto solo existirá si los mercados vuelven a estar tensionados, porque a partir de ahora ya no se podrán aplicar las medidas excepcionales para amainar el temporal. Si todo va bien, la desaparición de estas salvaguardas apenas se notará: todos los expertos consultados auguran un 2024 tranquilo, tras la montaña rusa de los últimos dos años.

El nuevo año llega plagado de novedades para la factura de la luz. Hay dos aspectos a tener en cuenta: los que afectan a todos los consumidores, independientemente de si están en el mercado libre o en el regulado, y los que solo afectan a los clientes de este último, que pagan el llamado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Antes de nada, hay que saber, por tanto, si uno está en el mercado libre, donde se pacta un precio fijo con alguna compañía privada, o en el regulado, donde el precio oscila en función de los vaivenes del mercado mayorista; es decir, de la oferta y la demanda que haya en cada momento.

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