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¿Petróleo a 150 dólares? El riesgo de que Israel e Irán desaten una nueva crisis energética
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¿Petróleo a 150 dólares? El riesgo de que Israel e Irán desaten una nueva crisis energética

Aunque el mercado ha reaccionado con calma tras el ataque iraní, los expertos advierten distintos caminos por los que el conflicto podría derivar en un nuevo 'shock' petrolero

Foto: Vista de Teherán. (EFE/Abedin Taherkenareh)
Vista de Teherán. (EFE/Abedin Taherkenareh)
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El ataque lanzado por Irán este fin de semana contra territorio de Israel ha vuelto a poner en el foco de la atención de los inversores el mercado del petróleo. Aunque los precios de los barriles de Brent y West Texas reaccionaron este lunes con recortes que evidenciaban una sorprendente calma en los mercados, algunos expertos no dudaron en alertar de los riesgos de que la tensión geopolítica acabe desembocando en una nueva crisis energética. De hecho, si firmas como Citigroup plantean como factible un escenario de precios del crudo por encima de los 100 dólares por barril, otras como Société dibujan escenarios de hasta 140 dólares, lo que supondría un encarecimiento superior al 50% con capacidad de comprometer seriamente la salud de la economía mundial (Bloomberg Intelligence calcula la pérdida de hasta un billón de dólares del PIB mundial si el petróleo escalara al entorno de los 150 dólares).

Es obvio que estos no son los escenarios que hoy imperan sobre el parqué. La sensación de que la ofensiva iraní había tenido mucho más de escenificación teatral que de intento de provocar daños de gravedad en Israel ha alimentado la idea de que el ataque podría acabar resultando un hecho aislado que no derive en una escalada de la tensión en la región.

Precisamente, el petróleo representa un papel no menor en esa apuesta. Hay que tener en cuenta que, actualmente, Irán es el cuarto mayor productor de la OPEP, bombeando algo más de 3 millones de barriles diarios –lo que representa más de un 3% de la oferta mundial–, una cifra que se ha elevado en más de un tercio desde 2021, con cierta connivencia de la Casa Blanca.

Con las elecciones estadounidenses a la vuelta de la esquina, algunos analistas ven en la actitud cauta de la Administración de Joe Biden, reclamando una respuesta "diplomática" al ataque iraní y advirtiendo a Israel de que no respaldará ningún contraataque de represalia, un claro esfuerzo por evitar un agravamiento de las tensiones en el mercado energético que pudiera dar al traste con la fortaleza económica de EEUU y azuzar nuevamente las presiones inflacionarias.

Foto: Trabajador bajo un pozo de petróleo. (EFE/

Además, cabe señalar que cualquier maniobra que ponga en riesgo el suministro de petróleo de Irán corre el riesgo de favorecer a Rusia, que podría aprovechar la coyuntura para ganar cuota de mercado y colocar su crudo a precios superiores a los que dicta el tope establecido por Occidente.

Nada de esto, sin embargo, puede leerse como la confirmación de que las tensiones no irán a mayores, dado que, cabe esperar que dentro del Gobierno de Israel habrá voces que aboguen por una respuesta contundente contra lo que ha sido un ataque sin precedentes contra su territorio.

Tres vías de impacto

Como advierten en ING, un aumento de las tensiones con Irán puede afectar al mercado petrolero por tres vías distintas. En primer lugar, la opción que consideran más probable, es que una aplicación más estricta de las sanciones petroleras contra Irán provoque una pérdida de suministro petrolero de entre 500.000 y un millón de barriles diarios, lo que provocaría "que el mercado del petróleo siga siendo deficitario durante el resto del año".

En segundo lugar, contemplan la posibilidad de que la respuesta de Israel comprenda un ataque a la infraestructura energética iraní, "lo que significaría pérdidas de suministro aún más significativas".

En último término, apuntan también al riesgo de que Israel trate de bloquear el Estrecho de Ormuz, a través del cual se mueven aproximadamente 20 millones de barriles diarios. Este sería el escenario que, en opinión de los expertos, abriría la puerta a nuevos máximos históricos del petróleo y causaría un daño mucho más significativo a la economía global.

La OPEP tendría capacidad para compensar la pérdida de la totalidad de la oferta iraní

Asumiendo que se evitan estos contextos de máxima tensión y el riesgo queda limitado a un incremento de las sanciones a Irán, son varios los factores con capacidad para mitigar el impacto en el mercado petrolero.

El primero es el correspondiente al papel que pueda representar la OPEP, ya que el cártel de países productores tiene actualmente capacidad de sobra para compensar cualquier recorte de la oferta iraní (incluso aunque desapareciera del mercado el 100% de esta). Después de un tiempo prolongado de restricciones de la producción, el mercado cree que la organización está preparando el terreno para incrementar la oferta en los próximos meses, tras la escalada reciente de los precios.

La OPEP necesita mantener un equilibrio entre unos precios suficientemente elevados que hagan rentable su inversión en extracción, pero no tan elevados que cercenen la demanda. Por eso, podría esperarse que tratara de evitar un repunte excesivo de los precios motivado por la tensión entre Irán e Israel. Sin embargo, no puede ignorarse el riesgo de que algunos estados árabes productores prefieran ‘castigar’ la actitud reciente de Israel y sus aliados permitiendo un shock energético.

Foto: Un cartel señala la localidad de Kumzar, en Omán, junto al estrecho de Ormuz. (Reuters)
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Gráfico: Cristina Suárez Daniel Iriarte

Por otro lado, cabría esperar que, ante un desbordamiento de las tensiones, Estados Unidos volvería a hacer uso de sus reservas estratégicas para contener una hipotética escalada descontrolada de los precios. Aunque mermada por el esfuerzo que el país ya realizó hace unos años para evitar otro escenario de déficit de oferta, los más de 360 millones de barriles que la componen suponen un arma poderosa para tratar de mantener el equilibrio en el mercado.

Con todos estos factores sobra la mesa, los inversores mueven este lunes sus piezas bajo la premisa de que se evitará un nuevo episodio de crisis energética. Firmas como Goldman Sachs o la consultora energética Vanda Insights consideran que el crudo ya incluía en sus precios recientes una prima de riesgo de entre 3 y 5 dólares por barril, ante el temor de una escalada de la tensión en Oriente Próximo.

Ahora, con esa preocupación temporalmente en retroceso, ese diferencial empieza a consumirse, lo que explica los recortes de este lunes en los precios del crudo. Pero las posibilidades de que esta calma resulte efímera no son, ni mucho menos, reducidas.

El ataque lanzado por Irán este fin de semana contra territorio de Israel ha vuelto a poner en el foco de la atención de los inversores el mercado del petróleo. Aunque los precios de los barriles de Brent y West Texas reaccionaron este lunes con recortes que evidenciaban una sorprendente calma en los mercados, algunos expertos no dudaron en alertar de los riesgos de que la tensión geopolítica acabe desembocando en una nueva crisis energética. De hecho, si firmas como Citigroup plantean como factible un escenario de precios del crudo por encima de los 100 dólares por barril, otras como Société dibujan escenarios de hasta 140 dólares, lo que supondría un encarecimiento superior al 50% con capacidad de comprometer seriamente la salud de la economía mundial (Bloomberg Intelligence calcula la pérdida de hasta un billón de dólares del PIB mundial si el petróleo escalara al entorno de los 150 dólares).

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