Es noticia
La OPEP recuerda a Occidente que la crisis energética es una batalla que va para largo
  1. Mercados
  2. El Valor Añadido
AMENAZA A LA INFLACIÓN Y EL CRECIEMIENTO

La OPEP recuerda a Occidente que la crisis energética es una batalla que va para largo

El inesperado recorte de oferta del cártel petrolero aboca a precios más elevados que amenazan con hacer más difícil la lucha contra la inflación y la misión de evitar la recesión

Foto: Foto: Reuters/Jonathan Alcorn.
Foto: Reuters/Jonathan Alcorn.
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El largo año transcurrido desde el estallido de la guerra de Ucrania ha dejado poco margen para celebraciones. Pero existe un amplio consenso en señalar a la gestión de la crisis energética como un hito más que satisfactorio.

Aunque ayudado por las condiciones climáticas o los efectos de la pandemia en la economía china a lo largo del año pasado, que los países occidentales (fundamentalmente, los europeos) hayan logrado capear la tormenta generada por las sanciones a Rusia sin enfrentar en ningún momento la amenaza de restricciones de suministro no solo ha aliviado los temores más inmediatos, sino que, incluso, ha permitido orillar los augurios de que la región se exponía a años de precios energéticos elevados.

Al fin y al cabo, los precios de los futuros del gas se mueven hoy más de un 80% por debajo de los máximos que alcanzaron el pasado verano, situándose sustancialmente por debajo de los niveles que registraba antes de la ofensiva rusa. Y, en paralelo, los precios del petróleo Brent han experimentado recortes superiores al 30%, tras superar el pasado junio los 120 dólares por barril.

Foto: Pozos petrolíferos. (EFE/Wu Hong)

Resultaría muy osado, con todo, interpretar de esto que la amenaza energética está superada. Y frente a esa tentación, la OPEP ha arrojado un baño de realidad este fin de semana. El cártel petrolero, con Arabia Saudí a la cabeza, ha decidido de forma sorprendente ejecutar un recorte de producción de hasta 1,16 billones de barriles diarios (un 1,1% de la oferta global) en lo que pretende ser un ajuste a un escenario de demanda más débil.

De este movimiento se pueden extraer distintas lecturas. La más obvia es la referente al ya indiscutido poderío que, más de seis décadas después de su creación, sigue ostentando la organización, una vez aplacada la amenaza (que por momentos pareció existencial) del shale oil. “Más poder de mercado para la OPEP+ y precios más altos del petróleo son la consecuencia natural de la disminución del crecimiento del petróleo de esquisto bituminoso en Estados Unidos”, señala el analista jefe de materias primas del banco sueco SEB, Bjarne Schieldrop, en declaraciones recogidas por Bloomberg. En esencia, los miembros del cártel y sus aliados se muestran confiados para volver a actuar como “los banqueros centrales del petróleo”, según expresión de los analistas de Citi.

Esto lleva a una segunda idea y es la de que, desde su situación de poder, los miembros de la OPEP+ se sienten suficientemente confiados para jugar sus cartas con pretensiones geopolíticas. No en vano, no puede obviarse que el paso dado este fin de semana representa un desafío a los intentos de la Administración estadounidense de Joe Biden de que los principales productores favorezcan flujos de oferta suficientes para evitar nuevas alzas de precios que mantengan encendida la llama de la inflación. Y pueden interpretarse, igualmente, como un gesto de apoyo a Rusia, aliado de la OPEP desde hace varios años.

Algunos expertos ven en la medida un movimiento de respaldo a Rusia

“Es difícil no pensar que hay cierta postura geopolítica incrustada en estos recortes voluntarios. Demuestra el apoyo del grupo a Rusia y va en contra de los esfuerzos de la Administración Biden para bajar los precios del petróleo. Hace apenas una semana, Estados Unidos anunció que no generará demanda adicional de crudo este año mediante la recarga de su reserva estratégica. Estos últimos recortes son, probablemente, al menos en parte, una respuesta a la decisión de Estados Unidos”, apunta en este sentido Caroline Bain, economista jefa de materias primas en Capital Economics.

La combinación de ambas ideas arroja un panorama poco tranquilizador para las economías occidentales, al revelar con claridad el frágil equilibrio en el que se sostienen sus esfuerzos por asegurarse suministros energéticos suficientes a precios reducidos (al menos, mientras la transición energética no reduzca lo bastante la dependencia de los combustibles fósiles).

Porque lo cierto es que este último movimiento de la OPEP+ difícilmente puede asumirse, tal y como defiende la organización, como un intento de adaptarse a las condiciones del mercado. Puesto que, a pesar de un débil inicio de año, motivado por las preocupaciones sobre el rumbo de la economía, la mayor parte de las firmas de análisis venían apuntando ya a un próximo impulso de los precios del crudo, liderado por la reapertura de la economía china y planteaban el peligro de un déficit de oferta en la segunda mitad del año. Con este paso, el déficit podría ser ya patente en el segundo trimestre de este año y rondar los dos millones diarios en el tercer trimestre, según los cálculos de UBS.

La respuesta en el mercado ha sido inequívoca, con alzas de precios que en el caso del Brent han llegado a superar el 8% (y que arrastran más de un 3% los precios del gas natural en Europa), rondando los 85 dólares por barril, mientras la mayor parte de las casas de análisis revisan al alza sus previsiones de precios para este ejercicio, acercándolas a la cota de los 100 dólares o por encima.

Foto: Refinería de petróleo. (EFE/Ernesto Mastrascusa)

Se trata, en todo caso, de ajustes limitados (ING, por ejemplo, pasa de augurar un precio medio de 90 dólares en 2023 a proyectar niveles de 93 dólares), pero que en un momento de debilidad e incertidumbre como el actual pueden marcar la diferencia entre el alivio de la inflación o su enquistamiento o entre el aterrizaje suave de la economía o uno más severo.

“Probablemente, no sea lo suficientemente grande como para tener un impacto material en nuestros pronósticos de inflación. Pero los precios del petróleo persistentemente altos se pueden agregar a la lista de factores que pesan sobre el crecimiento económico mundial este año”, observan en Capital Economics.

Para países como España, completamente dependientes de la importación de crudo, pueden suponer un golpe sustancial en sus cuentas económicas. El único alivio para el país es que llega en un momento en que los precios del crudo se situaban ampliamente por debajo de los cálculos con los que se elaboraron los presupuestos (96,9 dólares por barril), por lo que existiría margen para asumir esta escalada sin desviarse de la senda dibujada por el Gobierno.

En todo caso, lo que la OPEP+ viene a decir es que, nuevamente, es su criterio, casi en exclusiva, el que dictamina cuánto petróleo debe fluir al mercado para alcanzar los precios que a ellos les convenga. Cabe esperar que estos criterios sean compatibles con una situación económica global positiva, aunque solo sea por conservar la demanda. Pero ni esta idea debe resultar suficientemente tranquilizadora para unos gobiernos que harían bien en no olvidar que las vulnerabilidades reveladas por la guerra de Ucrania están lejos de haber quedado resueltas.

El largo año transcurrido desde el estallido de la guerra de Ucrania ha dejado poco margen para celebraciones. Pero existe un amplio consenso en señalar a la gestión de la crisis energética como un hito más que satisfactorio.

Petróleo OPEP
El redactor recomienda