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La OPEP se reúne en la nube, los precios de la gasolina suben en Teruel
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Perspectivas complejas para el crudo

La OPEP se reúne en la nube, los precios de la gasolina suben en Teruel

La incertidumbre que rodea el mercado podría llevar al cártel a mantener sin cambios su actual política de oferta, a la espera de valorar cómo quedan las restricciones al crudo ruso

Foto: Foto: EC Diseño.
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Repostar combustible sale bastante más caro que hace un año en cualquier parte de España. También en Teruel y Lleida, las provincias de la península ibérica con precios más asequibles. Pero, si 2022 ha supuesto un año especialmente convulso para el mercado petrolero, 2023 se presenta como un puzle aún más complejo de resolver. Y el principal problema para los consumidores es que no es sencillo atisbar cómo pueden encajar las piezas para que no les acabe afectando en forma de precios persistentemente elevados del combustible.

Este fin de semana está previsto que la OPEP+ (el principal cártel petrolero y sus aliados, con Rusia a la cabeza) celebre un nuevo encuentro para determinar su estrategia de cara a los próximos meses.

A lo largo de la semana, algunas informaciones han apuntado a la posibilidad de que la organización acordara un incremento de la oferta petrolera, pero posteriormente han ganado más fuerza las sospechas, aparentemente más fundadas, de que los países productores se inclinarán, por el contrario, por restringir aún más la producción, como ya hicieran el pasado octubre, cuando pactaron retirar del mercado dos millones de barriles diarios. Sin embargo, la decisión a última hora de cambiar lo que iba a ser una reunión presencial por una cita telemática en la nube ha dado alas a las apuestas de que, definitivamente, optarán por prolongar la política actualmente vigente.

Foto: EC.

Y lo cierto es que uno puede argumentar en favor de cualquiera de las dos opciones, lo que da idea del incierto panorama que enfrenta el mercado del crudo. Los países productores ya han dejado claro que pretenden defender unos precios del petróleo persistentemente elevados —al menos, más elevados de lo que ha sido usual en el último lustro—, pero las crecientes señales de debilitamiento económico a escala global invitan a extremar la prudencia para no azuzar una crisis que podría hundir la demanda.

La crisis actual ha acabado por confirmar que, en el mercado del crudo, son los productores convencionales los que siguen teniendo la sartén por el mango, socavando las esperanzas creadas en los años previos de que los productores de esquisto (el shale oil) serían capaces de disputarles este dominio.

“La respuesta de los productores estadounidenses al entorno de precios más altos este año ha sido todo menos impresionante. Y esto parece haber dado también confianza a la OPEP+ para recortar la oferta sin correr el riesgo de perder cuota de mercado”, señalan en una nota reciente los analistas de ING. Las últimas estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía sobre la producción petrolera de Estados Unidos en 2023 alcanzan una cifra récord de 12,4 millones de barriles diarios, un dato que representa un recorte superior al 20% frente a la anterior estimación, resultado de un incremento de la oferta por el lado del shale oil muy inferior a lo que se esperaba.

El 'shale oil' se ha mostrado poco capaz de disputar a la OPEP el control del mercado

“La mentalidad de los productores estadounidenses ha cambiado significativamente de producir tanto como sea posible a centrarse en los rendimientos de los accionistas y, como resultado, continuar mostrando disciplina en lo que respecta al gasto de capital. Además de mostrar más moderación con el gasto de capital, los problemas de la cadena de suministro, la escasez de mano de obra y el aumento de los costes también han desempeñado un papel en el crecimiento más modesto de la oferta que se espera para el próximo año”, explican en ING.

De este modo, la evolución de los precios del crudo parece nuevamente ligada casi en exclusiva a la dialéctica entre la oferta de la OPEP y otros pocos países, por un lado, y una demanda condicionada por la evolución de la economía global.

Precisamente, los temores a una recesión económica internacional han representado un papel clave en la caída de los precios del crudo en los últimos meses, incluso después del recorte de producción pactado por el cártel petrolero y sus aliados. Hoy, el petróleo Brent se intercambia en torno a los 87 dólares por barril, un 30% menos que a inicios del verano y un 12% por debajo del pico que alcanzó el pasado octubre.

Foto: Una gasolinera en Madrid. (EFE/Luis Millán)

Unos descensos del precio que, en combinación con la subvención puesta en marcha por el Gobierno desde el pasado marzo, han supuesto un indudable alivio para los bolsillos de los consumidores que han tenido que pasar por una estación de servicios para repostar combustible. Los últimos datos muestran que el precio de la gasolina sin incluir la subvención se sitúa en España en niveles de 1,765 euros por litro, un 17% por debajo del máximo que registró el pasado junio. Y, aunque de forma menos perceptible, el diésel también acumula un descenso desde su máximo (establecido también en junio) de alrededor del 10%, hasta los 1,877 euros actuales.

En ambos casos, sin embargo, se trata de precios muy superiores a como cerraron el año anterior —un ejercicio en el que también experimentaron subidas considerables, de casi el 20 y el 40%, respectivamente—. Y, con cada vez más indicios de que el Gobierno se prepara para retirar la subvención a los carburantes el próximo año, el impacto en las finanzas de las familias puede resultar muy significativo.

Porque lo cierto es que, en ausencia de un súbito fin del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, parece sumamente difícil que lleguen nuevos impulsos a una rebaja de los precios petroleros. Al contrario, la mayor parte de las firmas de análisis defiende que la cotización del crudo el próximo año se situará en niveles superiores a los actuales, en torno a los 100 dólares por barril o, incluso, por encima. Los analistas de Goldman Sachs, por ejemplo, pronosticaban esta semana precios de 110 dólares en 2023.

La mayoría de los analistas cree que el precio del petróleo subirá en 2023

Con la entrada en vigor de nuevas restricciones al petróleo ruso —y en espera de que se articule un tope a sus precios a escala internacional—, existen amplios temores de que buena parte de este simplemente acabe desapareciendo del mercado, una situación ante la que la capacidad de respuesta podría verse limitada, después de que Estados Unidos haya empleado ya buena parte de sus reservas estratégicas para equilibrar el mercado este año. La posibilidad de que China acabe abriendo la mano con las restricciones del covid, lo que incentivaría su demanda, es otro factor que parece jugar a favor de una escalada de los precios, siempre que la OPEP y sus aliados no decidan abrir sin reservas la llave de la oferta.

Por supuesto, también hay palancas que apuntan en la dirección opuesta y, en lo referente a los precios de los combustibles, la expectativa de que varios países amplíen en los próximos meses sus capacidades para refinar diésel podría favorecer una rebaja en los precios de este.

Sin embargo, no parece que ninguna cuestión más allá de una intensa desaceleración económica global tenga la fuerza suficiente para vencer la voluntad de la OPEP de mantener los precios por encima de los niveles actuales, lo que, inevitablemente, se seguirá notando en los surtidores de las gasolineras durante los próximos meses.

Repostar combustible sale bastante más caro que hace un año en cualquier parte de España. También en Teruel y Lleida, las provincias de la península ibérica con precios más asequibles. Pero, si 2022 ha supuesto un año especialmente convulso para el mercado petrolero, 2023 se presenta como un puzle aún más complejo de resolver. Y el principal problema para los consumidores es que no es sencillo atisbar cómo pueden encajar las piezas para que no les acabe afectando en forma de precios persistentemente elevados del combustible.

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