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Un resbalón de 52.000 millones y la paradoja de un mercado confundido
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Tensión en los mercados

Un resbalón de 52.000 millones y la paradoja de un mercado confundido

Un mercado que había dado por hechas demasiadas cosas buenas, sin dejar margen para las decepciones, se enfrenta ahora a un escenario mucho menos fiable

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El viraje ha sido rotundo. En apenas un mes, el Ibex ha pasado de celebrar sus niveles más elevados en 15 meses, acumulando ganancias cercanas al 15% desde el inicio del año, a situarse de vuelta en niveles del pasado marzo, tras retroceder más de un 10%. Unos 52.000 millones de euros de capitalización se han volatilizado del índice principal de la bolsa española a un ritmo tan acelerado como el que muestran los datos de contagios del coronavirus a nivel global.

Y, aunque el más destacado —una vez más—, el tropiezo del mercado español no es ni mucho menos una excepción, como queda patente en el fuerte revés sufrido este lunes por Wall Street. Poco a poco, las dudas han ido haciendo mella en unos inversores que se mostraban, hasta la fecha, inasequibles al desaliento, confiados en un relato que apuntaba a un horizonte casi de ensueño. Crecimientos robustos a nivel global, respaldados por una avalancha de liquidez proveniente de bancos centrales y gobiernos, y un 'boom' del consumo y la inversión, una vez controlada la pesadilla de la pandemia.

Pero estos pilares se han ido revelando en las últimas semanas mucho menos fiables de lo que se había asumido. Empezando por el propio virus, al que la extensión de la vacunación en el mundo occidental no ha privado de protagonizar una nueva oleada de contagios que está obligando a cada vez más países a revertir sus estrategias de normalización y aplicar nuevas restricciones, golpeando así las expectativas que se habían depositado en la temporada estival. El hundimiento de compañías ligadas al negocio turístico (en cinco semanas, Carnival y Tui pierden más del 26% y easyJet e IAG se dejan en torno al 20% de su valor) es la prueba más rotunda de cómo se han ido deshaciendo las expectativas generadas.

El repunte de los contagios pone en cuestión el relato de la recuperación económica

Obviamente, esta situación penaliza las expectativas sobre la recuperación económica. "En Europa, se está cotizando el temor a que la variante delta haga girar la tendencia, hasta ahora al alza, de las perspectivas económicas, porque la marcha atrás en el proceso de levantamiento de restricciones tendrá consecuencias negativas, sobre todo en los países con más peso del turismo", explica Patricia García, socia fundadora de Macroyield, ofreciendo así una de las claves de por qué el Ibex vuelve a encabezar los recortes a nivel mundial.

En el cóctel de las dudas del mercado se han ido entremezclando, además, otras cuestiones. En especial, las relativas a un repunte de la inflación, que se está mostrando más contundente y consistente de lo que se auguraba en un principio, y el temor a que acabe provocando la reacción de unos bancos centrales que ya no se muestran tan convencidos sobre la conveniencia de seguir inyectando dinero en el sistema, sin reparar en el auge de los precios.

Esta realidad, sin embargo, convive con una brusca caída de las rentabilidades de la deuda y de las expectativas de inflación a largo plazo. Un movimiento 'a priori' contradictorio con esos temores inflacionistas, pero que evidencia el difícil encaje que tienen en el puzle del mercado otras realidades, como la pérdida de pujanza del crecimiento en China, que ya ha puesto freno a la escalada en el precio de las materias primas.

Foto: Ibex 35. (EFE)

No deja de resultar paradójico, en cualquier caso, que el mercado parezca preocuparse al mismo tiempo por las consecuencias de un crecimiento muy fuerte y por la posibilidad de un enfriamiento del crecimiento, que tema un paso atrás de los bancos centrales y al mismo tiempo se lance a la compra de unos bonos que cotizan a niveles difícilmente razonables sin ese respaldo de las políticas de estímulo monetario.

Y es por eso que no puede obviarse en qué situación se encontraban las bolsas cuando se inició este repunte. Porque aunque, una vez más, el Ibex pueda distorsionar la realidad en la que se manejan los mercados, lo cierto es que apenas ha pasado una semana desde que los mercados mundiales registraron su último récord, y desde entonces acumulan una caída del 3%, que, sin ser escasa, deja el rendimiento acumulado en los últimos ocho meses ligeramente por debajo del 30%.

Es fácil entender así que firmas como Link Securities sigan viendo en estas caídas una corrección lógica que no debería ir a mayores. "Las bolsas occidentales han subido mucho en lo que va de ejercicio, lo que ha llevado a muchos índices y valores a alcanzar niveles elevados de sobrecompra. Es por ello que una pequeña corrección no puede sorprender a nadie", observan.

Foto: La bolsa española. (EFE) Opinión

Es cierto que los riesgos no son escasos, sobre todo porque la persistencia de la pandemia como un impedimento a la normalización de las actividades pone bajo cuestión todo el relato sobre el que se ha construido la más reciente bonanza de los mercados. Pero tampoco puede obviarse que, hasta la fecha, y pese a la inquietud que puedan generar algunos números, el coronavirus está lejos de mostrarse como el problema sanitario que fue en otras etapas, lo que debería facilitar que se combata con restricciones muy puntuales, de limitado impacto económico. Mientras, los bancos centrales, en ausencia de cualquier suceso inesperado, deberían seguir proveyendo de abundante liquidez al sistema, en paralelo a la riada de inversiones que se preparan en Estados Unidos y Europa, lo que representa una potente red de seguridad contra los desplomes.

"La ingente liquidez inyectada al sistema por bancos centrales y gobiernos, especialmente el estadounidense, y la falta de alternativas de inversión atractivas limitarán las caídas en los mercados de valores salvo que aparezca un factor nuevo, que modifique sustancialmente el escenario macro que manejan los inversores en la actualidad", señalan en Link Securities.

Aunque las caídas no se extiendan demasiado, el potencial de alzas adicionales parece limitado

Lo que sí parece que pueden significar las tensiones de estas últimas jornadas —agravadas por el descenso de la liquidez tradicional del periodo estival— es un punto de inflexión en un mercado que hasta ahora había dado por hechas muchas cosas buenas, sin dejar margen para las decepciones.

Según señalan los expertos de Banco Santander en un informe publicado este mismo lunes, la sólida remontada que han firmado las bolsas desde el azote de la crisis del coronavirus ha estado motivada por la confianza en la recuperación a muy largo plazo. "En los próximos meses, creemos que los mercados de renta variable deberían negociar con la evolución de las expectativas de ganancias de 2022, que se han revisado al alza para los mercados europeos y estadounidenses todos los meses desde octubre de 2020. Sin embargo, vale la pena señalar que el ritmo de las mejoras de ganancias se ha desacelerado en los últimos tres meses", advierten, pronosticando que las bolsas se moverán de forma lateral durante los próximos meses, "ya que la realidad necesita tiempo para ajustarse a las expectativas ya muy altas". Si encima esa convergencia de la realidad con las expectativas se ralentiza por las últimas dificultades, el potencial para alzas adicionales puede verse muy limitado.

Es por eso que se puede esperar que la recién iniciada temporada de resultados empresariales suponga un suelo para las caídas, sobre todo, si como sugiere Patricia García evidencia la capacidad de adaptación de las empresas a las restricciones asociadas a la pandemia. Pero, mientras el virus o la inflación (o ambos al mismo tiempo) sigan sin ajustarse a un escenario más propicio para el crecimiento, es probable que la confusión siga refrenando las ganas de los inversores de asumir nuevos riesgos.

El viraje ha sido rotundo. En apenas un mes, el Ibex ha pasado de celebrar sus niveles más elevados en 15 meses, acumulando ganancias cercanas al 15% desde el inicio del año, a situarse de vuelta en niveles del pasado marzo, tras retroceder más de un 10%. Unos 52.000 millones de euros de capitalización se han volatilizado del índice principal de la bolsa española a un ritmo tan acelerado como el que muestran los datos de contagios del coronavirus a nivel global.

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