Riesgos políticos para el sector eléctrico: una amenaza que aumenta en el peor momento
A las dificultades que han llevado a las 'utilities' a ser el peor sector de Europa en 2021, se suman ahora una serie de incertidumbres regulatorias a nivel internacional
Los líos judiciales de Iberdrola, que contribuyeron este miércoles a provocar la mayor caída bursátil del grupo español en los últimos 15 meses, eclipsaron en gran medida un movimiento paralelo y que venía a evidenciar una desconfianza más generalizada sobre el conjunto del sector eléctrico europeo. Las caídas en torno al 1,5% registradas por el índice sectorial eléctrico del Stoxx 600 venían a confirmar que en el mercado hace tiempo que las 'utilities' han perdido el atractivo del que han venido haciendo gala en los últimos ejercicios.
Los números son muy elocuentes. De los 20 sectores que integran el Stoxx 600, el eléctrico es el único que registra pérdidas desde el inicio del año (resta un 2% frente a ganancias de más del 14% del índice general), tras ceder más de un 3% en el último mes, lo que contrasta con las alzas del 2,5% que acumula la bolsa regional en ese periodo. En el Ibex, además de las caídas superiores al 10% que registra Iberdrola, es posible detectar a Red Eléctrica y Endesa entre las compañías que menores rendimientos han ofrecido en el ejercicio.
Son muchas las cuestiones que se pueden aducir para justificar este débil desempeño, y entre ellas no se puede obviar una cuestión de valoraciones relativas. Al fin y al cabo, y pese al mal tono mostrado este año, las eléctricas europeas mantienen un retorno total cercano al 48,5% en los últimos tres años, más de 18 puntos porcentuales superior a los resultados cosechados por el Stoxx 600 en general. En un momento en que el mercado parece jugar bajo la premisa de que la economía se recuperará con fuerza en los próximos ejercicios, muchos inversores han considerado llegado el momento de rotar sus apuestas hacia compañías más ligadas al ciclo económico frente a un sector que, para bien o para mal, tiene muchos de sus ingresos tasados por la regulación.
Pese a su mal inicio de 2021, el sector eléctrico gana más de un 48% en los últimos tres años
A esto se han sumado en los últimos meses una serie de dificultades específicas que han obligado a los inversores a rehacer sus números sobre las perspectivas a largo plazo de una industria que, en muchos casos (por ejemplo, en el de la propia Iberdrola), también se ha visto favorecida por las tendencias hacia la electrificación de la economía y el 'boom' de las renovables. Ahora, sin embargo, las perspectivas de un repunte de los tipos de interés, una creciente presión competitiva y unos costes de suministros al alza han supuesto un lastre a las expectativas de rentabilidad del sector.
En los últimos seis meses, Iberdrola ha visto caer sus expectativas de ebitda en 2021 y 2022 un 2,3% y un 1,6% respectivamente. Mayor ha sido el recorte experimentado en las cifras de Naturgy (afectadas por desinversiones y el retraso del plan estratégico), que supera el 5% en ambos ejercicios. En Endesa, como en su matriz Enel, esos recortes rondan el 0,5% tanto este año como el siguiente, y en el caso de la francesa Engie, el ajuste supera el 1,5% y el 1,8%, respectivamente.
A todas las cuestiones ya citadas, se han venido sumando en las últimas semanas una serie de incertidumbres políticas que, aunque más difíciles de plasmar en los números, sí conllevan una prima de riesgo que limita el atractivo del sector. En España, sin ir más lejos, ha sido evidente en las últimas semanas el retorno de la incertidumbre regulatoria, con una serie de cambios impositivos y la intención del Gobierno de recortar los llamados 'beneficios caídos del cielo', en respuesta al incremento de los precios de la luz. En el mercado, existe la percepción de que los riesgos que esta medida representa para las cuentas de Endesa, Iberdrola, Acciona o Naturgy no han sido suficientemente recogidos en las estimaciones, ante la creencia de que la medida podría diluirse si la presión en los precios disminuye en los próximos meses.
Lo cierto es que el sector eléctrico está acostumbrado a convivir con el riesgo regulatorio, pero la acumulación de incertidumbres en un momento en que la confianza en el sector se encuentra resentida podría resultar especialmente nociva. Porque lo cierto es que, como recuerdan en Bloomberg Intelligence, España no representa el único punto caliente para la industria, que debe hacer frente también a riesgos políticos en otros puntos geográficos, como Escocia o Latinoamérica. Regiones, curiosamente, con una importancia significativa para las compañías españolas.
Las tensiones independentistas en Escocia pueden lastrar el despliegue de renovables
En el caso de la región británica, en la que Iberdrola cuenta con importantes intereses, los expertos apuntan que las renovadas tensiones independentistas pueden tener notables implicaciones para los desarrollos energéticos del país, que cuenta con un amplio plan de despliegue de capacidad renovable que difícilmente se justificaría si se rompieran los nexos para suministrar parte de esa energía al resto de Reino Unido. La posibilidad de un recorte de los ingresos regulados o un incremento de los impuestos también están entre las posibilidades que se sopesan en el mercado.
Más recurrentes vienen resultando en los últimos años las tensiones en Latinoamérica, donde tanto Enagás como Iberdrola o, en mayor proporción, Naturgy generan una parte importante de su negocio. La reciente ola de protestas, como las ocurridas en Colombia, y el auge de los movimientos izquierdistas en países como México, Perú, Bolivia o Chile obligan a los inversores a poner sobre el tablero el riesgo de nuevas políticas enfocadas en la 'asequibilidad', que podrían conllevar una limitación de las tarifas y de las compensaciones que cobran los grupos energéticos en esos países, sin descartar el riesgo de nacionalizaciones.
Con la salvedad de los cambios regulatorios en España, que han sido planteados de forma más clara —aunque su desarrollo posterior no puede considerarse seguro—, todas estas cuestiones representan posibilidades más o menos reales, pero cuya concreción —tanto el cómo como el cuándo— resulta muy incierta, y su reflejo en las estimaciones de los expertos, casi imposible. Pero a buen seguro que harán poco por contribuir al retorno de la confianza de los inversores en un sector que anda de capa caída.
Los líos judiciales de Iberdrola, que contribuyeron este miércoles a provocar la mayor caída bursátil del grupo español en los últimos 15 meses, eclipsaron en gran medida un movimiento paralelo y que venía a evidenciar una desconfianza más generalizada sobre el conjunto del sector eléctrico europeo. Las caídas en torno al 1,5% registradas por el índice sectorial eléctrico del Stoxx 600 venían a confirmar que en el mercado hace tiempo que las 'utilities' han perdido el atractivo del que han venido haciendo gala en los últimos ejercicios.