"La ruptura del Reino Unido es necesaria para la reconstrucción de su identidad"
David Edgerton es profesor en el reputado Kings College de Londres y autor de 'El ascenso y la caída de la nación británica: una historia del siglo XX'
El historiador inglés David Edgerton, profesor en el reputado Kings College de Londres y autor de 'El ascenso y la caída de la nación británica: una historia del siglo XX', considera que la independencia, no solo de Escocia, sino de Irlanda del Norte e incluso de Gales, beneficiaría en última instancia a Inglaterra. Cree que el Reino Unido atraviesa una grave crisis de “déficit democrático” y ve su ruptura como algo necesario para “una reconstrucción identitaria”. El historiador es uno de los signatarios de la carta 'Europe for Scotland'. La campaña —que cuenta con el apoyo de 200 destacados académicos del Viejo Continente y más de 10.000 ciudadanos europeos— pide a la UE que dé garantías a Escocia para que, en caso de independencia, pueda ser un Estado miembro.
PREGUNTA. Defiende que la pertenencia a la UE ayudó durante décadas a mantener unido a un Reino Unido “fragmentado” y ahora el Brexit lo está destrozando. Considera que “la fantasía efímera de la nación británica” puede llegar a su fin.
RESPUESTA. La idea de romper el país, tal y como ahora lo conocemos, no es tan escandalosa como podría parecer. El Reino Unido como tal no es una unión ni antigua ni estable. Antes de 1945, las identidades nacionales irlandesas, galesas, escocesas e inglesas eran parte de una identidad imperial. La propaganda británica de la Segunda Guerra Mundial explicaba que el Reino Unido era solo un elemento más de una Commonwealth que, junto con la India y las colonias, formaba el Imperio británico. Fue el imperio el que luchó en la guerra, no el Reino Unido. Los soldados murieron por “el rey y el país”, pero ese país no tenía nombre. Nadie murió por “el Reino Unido”. Posteriormente, desde 1945 hasta la década de los setenta, el Reino Unido existió como una unidad económica, política e ideológica coherente, distinta del resto del mundo. Había una economía británica nacional, un ejército británico nacional y una política británica nacional dominada por dos partidos unionistas nacionales. Fue un breve periodo de la nacionalidad británica. De hecho, fue el único. Pero a partir de la década de los setenta, ese Reino Unido nacional se dividió económicamente por los procesos estrechamente relacionados con la globalización y la integración con la UE. Es este nacionalismo británico en decadencia lo que ahora está perturbando la unión, no el nacionalismo escocés, irlandés o galés. Los partidarios del Brexit creen erróneamente que la independencia de la UE hará que el Reino Unido vuelva a ser grande. Pero la realidad es otra.
P. Considera que el Reino Unido pretender ser algo que no es. Que tendría que asumir que es más un gran Canadá en lugar de un pequeño Estados Unidos.
R. Los políticos 'brexiters' que ahora están en el poder tienen una concepción de excepcionalidad que es completamente injustificada. El gran problema que ahora tenemos es la falta de reconocimiento por parte de un núcleo poderoso de la posición real del Reino Unido en el mundo. Las políticas del Brexit son llevadas a cabo por un delirio, una falta de entendimiento de un Reino Unido como nación que creen que es mucho más poderoso de lo que realmente es. Solo hay que ver el lenguaje que están utilizando. 'Reino Unido como superpotencia científica', 'Global Britain', 'Global Champion del libre mercado'... ¿de dónde viene esto si no es de una estimación ridícula de la realidad? Si eres la sexta economía del mundo, pero mucho más pequeña que el conjunto de la EU o Alemania, Japón, Estados Unidos o China, ¿cómo puedes considerarte 'Global Champion de libre mercado'? En 1900, quizá se podría reclamar esa excepcionalidad, pero no en el siglo XXI. Creo que una vez que la comprensión se asimile, gran parte de esta ridícula y dañina postura desaparecerá. Como país, seremos capaces de vivir no solo mejor con otras personas, sino mejor con nosotros mismos, porque estos delirios de grandeza no se tratan solo de política exterior, también se tratan de relaciones internas.
P. Cree que la independencia no solo de Escocia, sino de Irlanda del Norte e incluso de Gales podría beneficiar a Inglaterra. Ve la ruptura como algo necesario para una reconstrucción identitaria.
R. No estoy diciendo que sea fácil, pero creo que es necesaria. Ahora vivimos un tremendo déficit democrático que necesita ser subsanado. Tenemos un Estado que está constreñido por el Parlamento de Westminster. La cuestión principal es la naturaleza antidemocrática del Estado británico centralizado en Inglaterra. Lo que necesita el Estado inglés es una crisis manifiesta de autoridad para poder avanzar. Inglaterra necesita liberarse del Estado anglo-británico tanto como lo necesitan Escocia, Irlanda del Norte y Gales. Nos espera un periodo de turbulencia y trauma, pero es necesario para alcanzar un nuevo arreglo constitucional. Y fundamentalmente también necesitamos un nuevo tipo de clase política.
P. ¿Al Gobierno de Boris Johnson le interesaba más el Brexit que la unión del Reino Unido?
R. Irlanda del Norte y Escocia votaron a favor de la permanencia en la UE, pero su opinión no importó. Esto no es un Estado federal con veto como Estados Unidos. Y en este sentido, el Protocolo de Irlanda [el acuerdo al que Londres y Bruselas han llegado para evitar frontera dura en la isla de Irlanda, que deja la provincia británica más alineada con la República de Irlanda que con el resto del Reino Unido] es una traición para los unionistas. No puedo imaginar que esto haya sucedido antes en la política británica. Demuestra falta de legitimidad, falta de autoridad y falta de capacidad para pensar en las implicaciones.
"Inglaterra necesita liberarse del Estado anglo-británico tanto como lo necesitan Escocia, Irlanda del Norte y Gales"
P. Como historiador inglés, ¿por qué defiende la independencia de Escocia?
R. ¿Por qué no debería? Si los escoceses quieren la independencia, deberían tener el derecho a independizarse. He llegado a un punto en el que creo que la independencia de Escocia sería buena para Inglaterra. Y con esto me refiero a que tanto Inglaterra como Escocia están gobernadas ahora por un sistema que no es propiamente democrático. Tenemos un sistema electoral no proporcional que otorga a los gobiernos que no han conseguido la mayoría de los votos poder increíble y sin restricciones. Tenemos una situación además donde el partido que ahora gobierna quiere cambiar la cultura nacional a su imagen y semejanza. La derogación de la actividad en Westminster [en agosto de 2019] en otros países habría sido solo posible si el Ejército da un golpe de Estado. El Gobierno defendió en ese momento que la constitución británica [no escrita] se lo permitía.
P. ¿Cambiar el sistema electoral, siempre tan debatido, ayudaría quizás a mejorar las cosas y evitar la independencia de Escocia?
R. Claramente ayudaría. Con un sistema proporcional representativo, las cosas habrían sido muy diferentes. Pero si eso pasara, que claramente con el Partido Conservador en el poder no va a pasar, llegaría ya tarde. Los escoceses llevan votando a los nacionalistas desde 2007. Y en las últimas elecciones de mayo, entre el SNP y el Partido Verde hay una clara mayoría de partidos proindependencia. Personalmente, no quiero ver Escocia e Inglaterra separadas. Pero me gustaría que estuvieran juntas en una nueva relación democrática. Y creo que, en el punto en que nos encontramos ahora, la mejor vía para mejorar las cosas es que Escocia se independice para que Inglaterra cambie y así pudieran juntarse en un futuro dentro de un nuevo marco constitucional. No es algo imposible.
P. En las últimas elecciones al Parlamento de Edimburgo de mayo, el SNP se ha quedado a tan solo un escaño de la mayoría absoluta. Pero con el apoyo de los Verdes, hay una clara mayoría secesionista. ¿Cree que un referéndum de independencia es inevitable?
R. No, porque la última palabra la tiene el Gobierno central. Pero claramente es un asunto que va a dominar la política escocesa y creo que el Gobierno central tiene muy complicado decir que Escocia no tiene el derecho a decidir su futuro. Y si se niega, no va a ser una unión en la que muchos escoceses quieran estar.
P. ¿Acabará en batalla en los tribunales?
R. Creo que es altamente improbable que el Gobierno escoces siga el modelo catalán. No sé lo que puede pasar. Pero veo más posibilidades a la opción de batalla legal.
P. Hay algunas voces dentro del laborismo escocés que proponen un referéndum con tres vías: independencia, unión o 'devo-max', es decir, conseguir aún más poderes y quedarse dentro del Reino Unido
R. Dependería mucho de lo que ofrecieran con 'devo-max'. Quizá con un Gobierno central laborista la situación fuera otra. Pero con Johnson, no creo que sea una opción. Y no creo que los escoceses independentistas, llegados a este punto, se conformen con eso.
P. De momento, los independentistas escoceses no han aclarado cómo quedarían asuntos clave como la moneda, frontera o la monarquía. Con el Brexit, ya vimos que el buen espíritu no es suficiente para los divorcios, es conveniente tener primero las cosas claras.
R. Todas estas cuestiones podrían ser resueltas si hay buena disposición por ambas partes. El Brexit fue difícil porque estaba claro que el Reino Unido no mostró ese espíritu, esa generosidad. Y con Escocia, está claro que el Gobierno conservador va a poner las cosas complicadas. Pero Nicola Sturgeon [la ministra principal escocesa] es una política muy cauta.
P. La campaña 'Europe for Scotland' busca garantías por parte de la UE para que Escocia pueda ser miembro. Pero el proceso habitual es que la UE responda a una solicitud de membresía solo cuando proviene de un país independiente.
R. Escocia merece un proceso diferente. Si bien es legalmente parte del Reino Unido, el Gobierno escocés no puede negociar con la UE. Pero la UE puede garantizar de alguna manera que, aunque no sea automáticamente, una Escocia independiente sí lo tendría luego fácil para ser de nuevo miembro. La UE debería ofrecer una propuesta excepcional para adaptarse a las circunstancias excepcionales de Escocia, porque ya había sido previamente Estado miembro.
"Si Escocia se independiza mediante un referéndum legal, creo que a España no le quedaría más opción que aceptarla"
P. Para que la UE acepte a un nuevo Estado, los actuales 27 miembros deben estar de acuerdo por unanimidad. ¿Cree que España aceptaría teniendo la amenaza soberanista catalana?
R. Si Escocia se independiza mediante un referéndum legal, creo que a España no le quedaría más opción que aceptarla. Si no lo hiciera, quedaría en muy mal lugar. Y claramente tendría gran presión por parte del resto de los Estados de la UE.
P. Con la declaración de independencia de Kosovo, la UE lo calificó como “caso único” para que cada país miembro tuviera libertad de decidir sobre el reconocimiento o no.
R. Creo que las circunstancias de Escocia no son las mismas. Y, desde luego, si se independiza a través de un referéndum legal, el resto de países deberían reconocerla.
El historiador inglés David Edgerton, profesor en el reputado Kings College de Londres y autor de 'El ascenso y la caída de la nación británica: una historia del siglo XX', considera que la independencia, no solo de Escocia, sino de Irlanda del Norte e incluso de Gales, beneficiaría en última instancia a Inglaterra. Cree que el Reino Unido atraviesa una grave crisis de “déficit democrático” y ve su ruptura como algo necesario para “una reconstrucción identitaria”. El historiador es uno de los signatarios de la carta 'Europe for Scotland'. La campaña —que cuenta con el apoyo de 200 destacados académicos del Viejo Continente y más de 10.000 ciudadanos europeos— pide a la UE que dé garantías a Escocia para que, en caso de independencia, pueda ser un Estado miembro.