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Los problemas judiciales de Iberdrola: una dura prueba para la confianza del mercado
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Mayor caída en 15 meses

Los problemas judiciales de Iberdrola: una dura prueba para la confianza del mercado

Aunque el grupo ha resistido de forma notable las dudas generadas por la investigación, la imputación de sus primeros espadas abre una nueva etapa mucho más delicada

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"Lo que importa es que de momento los números van bien", justificaban en la mañana de este miércoles en una firma de análisis nacional, al tratar de explicar la escasa incidencia en el mercado de las noticias sobre la todavía entonces inminente imputación de Ignacio Sánchez Galán. Pese a que la petición de imputación por parte de la Fiscalía, conocida en la tarde del martes, ya hacía previsible la decisión del juez en ese sentido, prácticamente ninguna casa de análisis consideró necesario emitir un comentario relativo a la noticia en sus informes a clientes. Finalmente, la acción de la eléctrica cayó un 3,6% en la sesión bursátil, un descenso significativamente superior al que han sufrido valores energéticos comparables. El índice de grandes 'utilities' europeas de Bloomberg apenas descendió un 1,6%.

Pero el castigo del miércoles ha sido la excepción. Desde que se iniciara la investigación por la presunta actuación delictiva de varios directivos de Iberdrola en la contratación de los servicios del comisario José Manuel Villarejo, ha sido difícil percibir síntomas de inquietud en el mercado. La revelación de los tratos de la compañía con el controvertido comisario apenas había afectado a la cotización del gigante energético, cuya buena marcha bursátil solo ha empezado a resentirse este año, en medio de un entorno de escepticismo generalizado hacia las perspectivas del negocio de las renovables.

Foto: El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. (EFE)
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Las caídas superiores al 15% que acumula el grupo desde su último récord histórico, registrado a principios de enero, difícilmente pueden achacarse —al menos, en su parte sustancial— a la desconfianza de los inversores por las cuestiones judiciales que envuelven a la compañía.

Esta falta de respuestas del mercado a la posible conducta delictiva de los primeros espadas del grupo resulta especialmente paradójica en un escenario en el que la preocupación por los criterios ESG (medioambiente, social y gobernanza) ha ido ganando cada vez más relevancia en la actitud de los inversores institucionales internacionales. Al menos, en sus relatos. Porque lo cierto es que la resistencia de Iberdrola a los escándalos judiciales no representa, ni mucho menos, un caso único, ya que, sin ir más lejos, BBVA ha logrado navegar las incertidumbres relativas a sus relaciones también con Villarejo sin sufrir una mella significativamente superior a las de sus competidores.

Las caídas superiores al 15% que acumula desde enero no pueden achacarse a la presión judicial

Puede entenderse, como suelen alegar los fondos que se declaran más sensibles a los riesgos ESG, que en ausencia de una condena firme debe imperar la presunción de inocencia y, por ende, deben evitarse movimientos precipitados, que puedan acabar resultando injustificados cuando avance la investigación. Pero resulta muy llamativa la ausencia casi general de menciones a esta cuestión en la mayor parte de los informes de las casas de inversión o las agencias de 'rating'. Incluso en aquellos en los que se reserva un espacio a las cuestiones ESG, como en una nota reciente de Moody's, que bajo ese epígrafe se centraba exclusivamente en las perspectivas del negocio de Iberdrola en medio de las políticas globales de descarbonización.

Tan persistente silencio hace poco por vencer las sospechas de los más escépticos en torno a la moda de la inversión sostenible y refuerza la percepción de que, a la postre, como se dejaba entrever en la cita que abre este texto, es poco más que un conjunto de pretextos para justificar las inversiones que se estimen oportunas desde la perspectiva única de las ganancias.

Foto:  El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. (EFE)

Pero incluso desde un posicionamiento así, el caso de Iberdrola encierra los suficientes interrogantes como para, al menos, considerar los riesgos. Y es que, al fin y al cabo, Sánchez Galán es el gran artífice del rumbo que ha permitido al grupo eléctrico convertirse no solo en una de las mayores compañías del mercado español, sino en una de las principales compañías del sector a nivel mundial. Una posible salida forzada por las vicisitudes del caso Villarejo podría desatar incertidumbres de calado sobre la dirección del negocio, máxime si se tiene en cuenta que las sospechas también afectan al actual número dos del grupo, Francisco Martínez Córcoles.

Es de suponer por ello que a medida que los riesgos se van haciendo más evidentes se hagan notar de un modo más perceptible en la cotización de Iberdrola. Y no es por eso sorprendente que haya sido en paralelo a la imputación de la cúpula del grupo que sus acciones han sufrido este miércoles su mayor revés bursátil en 15 meses. Puede objetarse, no sin razón, que este tropiezo se enmarca en un contexto de debilidad general en todos los mercados europeos y que se ha hecho notar con una intensidad especial en el sector eléctrico, ante el temor a que el fuerte crecimiento que viene experimentando la economía europea se traduzca en mayores presiones inflacionarias. Pero la distancia cercana a los dos puntos porcentuales entre los recortes de Iberdrola —el peor valor de todo el EuroStoxx 50— y algunos de sus principales competidores, como EDP, Enel o Endesa, evidencia un recelo especial hacia la compañía de Sánchez Galán.

Las fuertes caídas sufridas este miércoles parecen reflejar una inquietud creciente

No es fácil jugar a adivinar cómo se comportará a partir de ahora la cotización de Iberdrola. Los números de los expertos, que mantienen un amplio apoyo a la compañía (solo una de las 34 firmas que recopila Bloomberg aconseja vender sus acciones), justificarían una recuperación, ya que a los niveles actuales cotiza más de un 14% por debajo del precio objetivo medio que le otorgan.

Sin embargo, el grupo viene sufriendo desde hace meses una situación de mercado que no le es favorable y es de presumir que a partir de ahora los inversores podrían dar un mayor peso entre las razones para la desconfianza por la situación judicial de sus principales directivos. Ni siquiera hace falta una especial sensibilidad a las cuestiones ESG para situarlo en el radar de los asuntos a vigilar.

"Lo que importa es que de momento los números van bien", justificaban en la mañana de este miércoles en una firma de análisis nacional, al tratar de explicar la escasa incidencia en el mercado de las noticias sobre la todavía entonces inminente imputación de Ignacio Sánchez Galán. Pese a que la petición de imputación por parte de la Fiscalía, conocida en la tarde del martes, ya hacía previsible la decisión del juez en ese sentido, prácticamente ninguna casa de análisis consideró necesario emitir un comentario relativo a la noticia en sus informes a clientes. Finalmente, la acción de la eléctrica cayó un 3,6% en la sesión bursátil, un descenso significativamente superior al que han sufrido valores energéticos comparables. El índice de grandes 'utilities' europeas de Bloomberg apenas descendió un 1,6%.

Ignacio Sánchez Galán Comisario Villarejo
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