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Responsabilidad en tiempos de crisis: la pandemia dispara las inversiones ESG
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Responsabilidad en tiempos de crisis: la pandemia dispara las inversiones ESG

El entorno actual puede ser el punto de partida perfecto para ofrecer una rentabilidad superior a las inversiones tradicionales en los próximos años, según los expertos

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Una empresa que contamina más de la cuenta, que discrimina a un trabajador por su raza o que no es del todo clara al exponer sus resultados ya no deja indiferente a nadie. La conciencia social crece. El mundo está cambiando. Y las inversiones, también. Por eso cada vez es más común tener en cuenta estos aspectos a la hora de apostar por una compañía: los gestores llevan tiempo adoptando los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernabilidad (ESG, por sus siglas en inglés) como una filosofía de inversión que acompaña a los indicadores puramente financieros.

La entrada de dinero en fondos ESG se ha disparado en los últimos años en comparación con los fondos tradicionales y la llegada del coronavirus ha tenido un impacto menor. Según explican desde Abanca, en momentos de caídas, la inversión ‘socialmente responsable’ tiene un mejor comportamiento.

Así, la pandemia ha supuesto un punto de inflexión para este tipo de inversiones: “A corto plazo, la crisis del covid-19 pondrá el foco en el factor social. Los grupos de interés mirarán con lupa cómo las empresas protegen los puestos de trabajo y la salud de sus empleados y clientes en el proceso de normalización. Las relaciones con los Gobiernos, en un momento donde se esperan rescates y ayudas a las compañías, también serán analizadas por los inversores”, aclaran los expertos de la entidad.

"Los grupos de interés mirarán con lupa cómo las empresas protegen a sus empleados y clientes en el proceso de normalización"

Los datos hablan por sí solos: los inversores apuestan por esta filosofía. Desde que comenzó 2020, mientras los fondos de renta variable ESG han apuntado entradas de dinero que rozan los 40.000 millones de dólares (35.615 millones de euros), los tradicionales han tenido un crecimiento nulo a nivel global.

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Esta preferencia no es exclusiva de la renta variable. Desde que arrancó 2019, también ha empezado a calar con fuerza en el mercado de renta fija, apuntando incluso récord en la primera semana de mayo y acumulado entradas de 400 millones de dólares en las seis semanas anteriores.

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¿Aumenta la rentabilidad y el riesgo?

Según los expertos de Abanca, la inversión ESG ofrece un mejor binomio rentabilidad-riesgo a largo plazo: “Esta mejor evolución en términos de rentabilidad del enfoque ESG no implica, como indican algunas opiniones contrarias a la tesis sostenible, pagar múltiplos de valoración más caros”. Así lo demuestran los datos: actualmente no se están 'sobrepagando' múltiplos más altos por productos de inversión responsable. En el siguiente gráfico se puede comprobar el comportamiento del índice MSCI world ESG (en verde) frente al tradicional (en negro) en momentos de fuertes caídas como el pasado mes de marzo.

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En definitiva, el covid-19 está dando un impulso a la inversión con criterios ambientales, sociales y de gobernabilidad, que “tiene en este entorno el punto de partida perfecto para ofrecer una rentabilidad superior a las inversiones tradicionales en los próximos años, a la vez que contribuye positivamente para sentar las bases del crecimiento económico sostenible de las próximas generaciones”, afirman desde la entidad gallega, que entiende la inversión ESG como un elemento estratégico dentro de las carteras de los inversores.

Oportunidades de inversión

El foco ahora está en la pandemia, pero los expertos insisten en que a largo plazo crecerá la preocupación por riesgos sistémicos como el cambio climático o la sostenibilidad de los océanos. En esta línea, el agua supone uno de los elementos clave en la cartera de inversión de Abanca. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en 5,5 dólares (4,9 euros) el retorno económico por cada dólar invertido en saneamiento de agua. “La infra inversión en la gestión del agua y los riesgos que plantea el cambio climático abren una oportunidad de inversión a largo plazo para aquellos inversores con el horizonte temporal adecuado”, señalan desde el banco.

El foco ahora está en la pandemia, pero los expertos insisten en que a largo plazo crecerá la preocupación por el cambio climático

Pero esta apuesta no debe limitarse a optar por aquellas empresas que ofrezcan acceso al mismo, “debe incluir un filtro de inversión socialmente responsable (ISR) para identificar aquellas compañías que adopten principios internacionales y den acceso a los colectivos más vulnerables, especialmente en los países emergentes donde la regulación puede diferir de los criterios fijados por la OMS”, afirman.

Está claro que la preocupación por el medio ambiente es una tendencia indiscutible en la sociedad. Pero no es la única: inteligencia artificial, digitalización... No hablamos de modas pasajeras y aisladas, sino de cambios globales que calarán definitivamente en el comportamiento de las personas. En este contexto, Abanca —a través de sus estrategias de gestión de carteras Alpha Responsable y Alpha Exponential Future— aplica estos criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno y enfoca sus inversiones en estas megatendencias a largo plazo: “Seleccionamos las principales temáticas dentro de las megatendencias de innovación, demografía y sostenibilidad”.

Abanca forma parte de la Red Española del Pacto Mundial, ha sido el primer banco español en adherirse a los Principios de Inversión Responsable de la PRI Association y, desde el año pasado, es signatario fundador de los principios de banca responsable de Naciones Unidas. Esta iniciativa pretende alinear la actuación de los bancos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Solo en el año 2019 su inversión social alcanzó los 17,5 millones de euros con 1,3 millones de destinatarios, un número que refleja el compromiso de la compañía con los criterios de igualdad de oportunidades, educación, cultura y medio ambiente. 

Una empresa que contamina más de la cuenta, que discrimina a un trabajador por su raza o que no es del todo clara al exponer sus resultados ya no deja indiferente a nadie. La conciencia social crece. El mundo está cambiando. Y las inversiones, también. Por eso cada vez es más común tener en cuenta estos aspectos a la hora de apostar por una compañía: los gestores llevan tiempo adoptando los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernabilidad (ESG, por sus siglas en inglés) como una filosofía de inversión que acompaña a los indicadores puramente financieros.

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