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La crisis bancaria hace saltar las alarmas en la economía real
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TURBULENCIAS FINANCIERAS

La crisis bancaria hace saltar las alarmas en la economía real

Los indicadores macro empeoran mientras se percibe menos demanda de crédito y se anticipan peores condiciones de financiación ante las turbulencias bancarias

Foto: Deutsche Bank tiene en vilo a la banca. (Reuters)
Deutsche Bank tiene en vilo a la banca. (Reuters)
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Los banqueros de inversión, privados y comerciales se sorprenden, y aplauden, que el mercado laboral aguante y el consumo siga robusto mientras hay turbulencias en su sector. El problema es que saben que esto no podrá seguir siendo así mucho más tiempo si no hay un cortafuegos definitivo a las turbulencias financieras. Y este no llega.

El mercado va a ciegas en los últimos días, mientras se suceden las olas de ventas repentinas en acciones de bancos y se disparan los seguros de impago (CDS) de las entidades más señaladas, como Deutsche Bank. Las últimas proyecciones del Banco Central Europeo (BCE) son papel mojado, como reconoció la propia institución por la incertidumbre. El Banco de España reconoció esta semana que es probable que la crisis de confianza actual en el sector financiero golpee a la incipiente recuperación.

La crisis bancaria en los mercados afectará a la economía real, de empresas y familias

Tampoco está claro lo que pasará con los tipos de interés. El BCE y la Reserva Federal (Fed) mantuvieron los planes previos a este episodio de temblores financieros y subieron tipos, pero sin dar pistas sobre los próximos movimientos. El mercado ya no proyecta más subidas e incluso espera correcciones en los próximos meses, pero las expectativas cambian a diario por la volatilidad e inseguridad que se ha instalado entre los agentes económicos. Las coberturas sobre los tipos (euro swap) a 10 años han caído 50 puntos básicos este mes, y a dos años 75 puntos básicos, lo que "significa que el mercado descuenta incluso bajadas de tipos antes de lo que los bancos centrales verbalizan", apunta Rafael Valera, CEO de Buy & Hold.

La crisis bancaria en los mercados afectará a la economía real, de empresas y familias. "Vemos cierto contagio de la situación, pero no porque caigan los mercados, sino porque la banca va a reducir el ritmo de concesión de créditos para elevar su salud financiera, especialmente la liquidez. Este hecho, a su vez, ralentizará el crecimiento del PIB, y con ello, la parte positiva, también la inflación y los tipos de interés previstos", apunta Leopoldo Torralba, economista de Arcano Partners.

Es decir, aunque la crisis financiera actual no vaya a más, ya ha servido para que se ponga el acento en la liquidez y solvencia de los bancos. "Cuando la gente tiene miedo no solo retira los depósitos del banco, sino que gasta menos. El contagio de una crisis financiera a la economía real es casi inmediato por la vía de la restricción del consumo, del crédito y de la inversión", recuerda Víctor Alvargonzález, CEO de Nextep.

El propio BCE ha intensificado la monitorización de la liquidez de las entidades, que han ralentizado las devoluciones de LTRO —financiación que dio el BCE a la banca durante el covid— a Fráncfort. Los banqueros detectan menos demanda de crédito y, además, tienen menos intención de mantener el grifo abierto. Los préstamos se están encareciendo a un ritmo mayor que la subida del euríbor, especialmente en refinanciaciones, según fuentes financieras.

El proceso daña el crecimiento potencial. El mecanismo de efecto dominó es sencillo. Los bancos restringirán y endurecerán el crédito, algo equivalente a subidas de tipos, como han dicho Christine Lagarde y Jerome Powell, presidentes del BCE y de la Fed. Tanto el crédito como la incertidumbre pueden reducir el consumo y retrasar decisiones de inversión. Todo esto, en un mundo más endeudado, a las puertas de que pueda haber un incremento de la morosidad de las familias y reestructuraciones de empresas, aunque esta temida oleada aún no llega. La mora sigue controlada, y esto es la buena noticia.

Foto: Oficina de Deutsche Bank en Bilbao. (EFE Luis Tejido)

"El PIB crecerá menos de lo previsto, pero no creemos que llegue una recesión profunda y duradera, quizás algún trimestre aislado cayendo ligeramente la economía", añade Torralba. "Ya de por sí no esperábamos grandes crecimientos de crédito antes, y como el grueso de la banca es solvente y líquida, tampoco hace falta un endurecimiento de crédito exagerado. El riesgo es mayor en Estados Unidos, porque la banca regional allí es más vulnerable financieramente, reducirá más el crédito y su peso sobre el crédito total del país no es menor", matiza.

"El PIB crecerá menos de lo previsto, pero no creemos que llegue una recesión profunda"

Aun así, los últimos indicadores económicos en Europa ya muestran debilidad. "La economía europea atraviesa un período de turbulencias, tras el colapso de varios bancos estadounidenses y la resolución de la crisis de Credit Suisse con su absorción por el banco rival UBS el pasado fin de semana. La acción rápida y decisiva de los políticos ha contenido los riesgos de una crisis financiera más amplia por ahora, pero los mercados financieros están en estado de alerta máxima, esperando ver si surgen problemas en otros bancos", resumen los economistas de Oxford Economics.

El índice ZEW, indicador alemán de referencia sobre el sentimiento económico de los inversores institucionales germanos, se desplomó en marzo, según se conoció esta semana. Es "el primer dato que reflejó el aumento del nerviosismo entre los inversores", señalan en Oxford Economics. "Como índice de sentimiento empresarial con un gran componente financiero, la caída no fue una sorpresa. Sin embargo, notamos que la confianza decayó considerablemente en otros sectores, como en la automoción o en el químico y farmacéutico, a pesar del impulso que la relajación de la crisis energética está brindando a las partes de la economía que consumen más energía", añaden.

Foto: Conferencia de Credit Suisse en Hong Kong. (Reuters/Tyrone Siu)
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Así, aunque los riesgos sistémicos "parecen contenidos", hay señales crecientes de alarma. Vientos en contra para el crecimiento que hace prever una revisión generalizada a la baja en las previsiones económicas, mientras el fantasma de la recesión vuelve a sobrevolar en Occidente. El año pasado se descontaba una recesión por estas fechas que no ha llegado. La economía sorprendió al alza. Pero se esperaba una contracción económica breve y no severa. Ahora, los expertos aún creen que se evitará la recesión, pero si llega hay miedo de que sea más peligrosa, en medio de turbulencias financieras e inflación, aún, descontrolada.

De hecho, los bancos centrales han basado sus últimas decisiones de política monetaria en los precios. La inflación subyacente aún no ha marcado un punto de inflexión en la eurozona, con el récord del 5,6% en marzo. El propio BCE redujo las previsiones de inflación salvo la subyacente, que es la que más preocupa, para este año, elevándola al 4,6%.

Hay cierto temor a que haya un trade off entre la inflación y la estabilidad financiera, con el crecimiento como víctima en cualquier caso. Es decir, que sean objetivos antagónicos. Lagarde aseguró hace 10 días que no es así, pero no dio detalles y el mercado no compró su negación. Si los tipos siguen subiendo, la economía seguirá deteriorándose y volverán las turbulencias financieras. A su vez, estas contribuyen a deprimir el crecimiento. Un círculo vicioso peligroso. Pero también lo es que la inflación siga desbocada, y algunos halcones del BCE se han apresurado a recordar que el trabajo no está hecho.

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. (Reuters/Wolfgang Rattay)

Pese a la insistencia de los halcones del BCE, como el austriaco Holzmann, el alemán Nagel o el lituano Simkus, los inversores institucionales piden una pause a la subida de tipos para evitar una tormenta financiera irreparable, y más grave que la propia inflación. "Volver a tipos en EEUU previos a la Gran Crisis Financiera en un año conlleva riesgos de que parte del sistema se deteriore", opina Kevin Koh, responsable de asignación de activos y análisis de Finizens.

"Los bancos centrales deberían dejar que sea la crisis quien les haga el trabajo sucio de subir los tipos de interés y centrarse en detener el contagio de la crisis bancaria al resto del sector y a la economía en general", defiende Alvargonzález, de Nextep, que critica la postura de Lagarde: "Hasta ahora la táctica de los bancos centrales, especialmente del BCE, es la de no darle demasiada importancia: que no parezca que están preocupados. Pero al mercado no le importa si no están preocupados, el mercado ya se preocupa solo. Es más, al mercado lo que le preocupa es que los bancos centrales no sean conscientes del peligro. Y lo que está ocurriendo con el Deutsche Bank es un ejemplo muy claro".

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Datos clave

Esta semana va a ser clave para el devenir de la confianza en el sector financiero, en la economía, y para las próximas decisiones de política monetaria. Hay un aluvión de datos económicos que recogerán el impacto el endurecimiento monetario antes del último episodio financiero, y algunas cifras que ya incluirán el golpe de las turbulencias bancarias a la confianza. Los datos de masa momentánea M3, préstamos a los hogares y a las empresas, IFO, ventas minoristas en España, confianza del consumidor final en la eurozona, y los datos adelantados de inflación marcarán los próximos pasos de inversores y bancos centrales.

En Oxford Economics ven un "estancamiento generalizado" de la confianza de los consumidores, e incluso signos de empeoramientos. "Creemos que la volatilidad del mercado financiero podría avivar los temores indebidamente y sesgar las encuestas de confianza. Pero otros factores más tangibles, como las tasas altas y el debilitamiento de la demanda, también pesan sobre las empresas del sector manufacturero y de servicios", añaden.

Foto: Foto: Getty/Ming Yeung.

La clave, en cualquier caso, es que haya algún tipo de cortafuegos para el pánico bancario. Los mensajes y actuaciones de los bancos centrales no han sido suficientes, como se vio este viernes con el derrumbe bursátil del sector, encabezado por el gigante alemán Deutsche Bank, cuyos CDS se duplicaron y se fueron a máximos. Además, la deuda anticrisis de la banca, los CoCos o AT1, sufren tras la amortización a cero de los 17.000 millones emitidos por Credit Suisse. "Los AT1 creemos que han venido para quedarse, sin estos instrumentos híbridos entre capital y deuda el sistema necesitaría capital puro, lo que trasladaría a familias y empresas unas financiaciones mucho más caras y, por tanto, a una paralización de la economía y una merma en la productividad", recuerda Valera, de Buy & Hold.

El experto cree que la banca tiene fundamentales mejores a los de la Gran Crisis Financiera, en particular en España. Pero no es una crisis bancaria al uso, de morosidad y recesión, como recuerda Ignacio Fuertes, director de inversiones de Miraltabank: "Es una crisis inducida por entidades cuyos modelos de gestión han sido inadecuados o mal gestionados", arguye, como se ha visto con Silicon Valley Bank o Credit Suisse.

"Es una crisis inducida por entidades cuyos modelos de gestión han sido inadecuados o mal gestionados"

Ahora, "a pesar de que se sigue poniendo en el punto de mira especialmente a aquellos bancos cuyos modelos de negocio son más deficientes, como pueden ser Deutsche Bank, Commerzbank o Societe Generale entre otros, la realidad es que la banca europea está en una situación financiera mucho mejor que tras 2008. Entendemos que los reguladores acabarán priorizando la estabilidad del sistema financiero sobre la estabilidad de precios, lo que permitirá evitar tensiones en la financiación a la banca, principal problema en el corto plazo".

Los banqueros de inversión, privados y comerciales se sorprenden, y aplauden, que el mercado laboral aguante y el consumo siga robusto mientras hay turbulencias en su sector. El problema es que saben que esto no podrá seguir siendo así mucho más tiempo si no hay un cortafuegos definitivo a las turbulencias financieras. Y este no llega.

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