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El Ibex prepara un dividendo silencioso de miles de millones de euros
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'Boom' de las recompras de acciones

El Ibex prepara un dividendo silencioso de miles de millones de euros

La recuperación y el excedente de liquidez acumulado durante la crisis permiten a las cotizadas utilizar el recurso de las recompras de acciones para compensar a sus accionistas

Foto: El interior de la Bolsa de Madrid. (EFE)
El interior de la Bolsa de Madrid. (EFE)

El atractivo de sus dividendos ha sido una de las pocas razones con que ha contado la bolsa española para sacar pecho a lo largo de la última década. Contra un rendimiento raquítico de sus acciones, que mantiene el Ibex más de un 40% por debajo de sus máximos históricos, las cotizadas españolas se han caracterizado durante mucho tiempo por repartir entre sus inversores unos pagos que se sitúan, en términos de rentabilidad, entre los más jugosos de las grandes bolsas internacionales.

La crisis del coronavirus, sin embargo, representó también un mazazo para esta partida, con una larga lista de empresas que se vieron forzadas, ya fuera por prudencia o por exigencia de los reguladores, a recortar e incluso eliminar sus pagos, lo que hundió la rentabilidad por dividendo del índice el pasado ejercicio a su nivel más bajo de las últimas dos décadas.

Foto: Rafael del Pino, accionista mayoritario de Ferrovial. (Vanitatis)

Pero una vez superado ese 'shock', y con la recuperación económica aparentemente bien encauzada, el número de compañías que se animan a restablecer e incluso mejorar su remuneración al accionista va en aumento. Y en ese esfuerzo empieza a ganar fuerza una figura que habitualmente ha tenido poco predicamento en el mercado español: la recompra de acciones.

Esta práctica supone una forma de retribución indirecta, ya que las empresas que la ejecutan no entregan dinero (ni acciones) a sus accionistas, sino que destinan unas cantidades a la adquisición en el mercado de acciones propias. De este modo, introducen una presión por el lado de la demanda que debe ser positiva para la cotización y, al reducir el número de acciones en circulación, dan a los títulos restantes un valor mayor, ya que pasan a representar una porción mayor del capital y, por ende, a igualdad de resultados, les corresponde un mayor beneficio por acción.

Foto: Paneles de cotización en el interior del palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE)

Los planes de Unicaja y Liberbank de dar a las recompras de acciones un peso relevante en la remuneración a sus accionistas, una vez se haya culminado su fusión y el BCE levante el veto a los dividendos de la banca, representan una nueva prueba de cómo esta palanca está ganando fuerza entre las cotizadas españolas en los últimos tiempos.

BBVA, que ha anunciado su intención de adquirir hasta un 10% de sus títulos (un paquete valorado a día de hoy en cerca de 3.500 millones de euros) tras la venta de su filial estadounidense, es hasta la fecha el principal impulsor de una tendencia a la que se espera que se sumen en los próximos trimestres otras cotizadas españolas. Sin ir más lejos, los analistas de Bloomberg Intelligence planteaban recientemente la posibilidad de que Santander ponga en marcha un programa de este tipo. Se sumaría así a un amplio número de cotizadas españolas que tienen ya en marcha distintos programas de recompra de acciones, como Iberdrola, ACS, Neinor o Prosegur, entre muchas otras.

El creciente interés por la vía de la remuneración al accionista a través de la compra de acciones no es, ni mucho menos, una excepción del mercado español. En los últimos meses, varias firmas de análisis han detectado un 'boom' de estas operaciones a nivel internacional, que esperan que se eleven a cotas históricamente elevadas. En esa carrera, Wall Street iría en cabeza, lo que resulta poco sorprendente, dado que este tipo de operaciones ha sido siempre más frecuente en el mercado estadounidense que en otras jurisdicciones.

Las cotizadas de EEUU anunciaron en el primer trimestre recompras por 484.000 millones

Tal y como reflejaba una nota reciente de Intermoney, durante los cuatro primeros meses de 2021, las cotizadas estadounidenses anunciaron planes de recompras de acciones por valor de 484.000 millones de dólares (cerca de 400.000 millones de euros), unos ritmos que de mantenerse a lo largo de todo el año implicarían superar el récord registrado en 2018. "En EEUU, la política de recompras de activos como medio de retribución al accionista está más arraigada que en Europa, por su mejor tratamiento fiscal y por el impacto positivo que tiene en los beneficios por acción, a menudo ligados a los bonus que reciben los altos directivos", explican los expertos de Macroyield en un informe reciente.

Y poco a poco esta práctica se está extendiendo a otras regiones. En Japón, los planes lanzados por grupos como Sony, Toyota o Fujitsu han elevado ya el presupuesto para recompras de acciones en el último trimestre a niveles previos a la pandemia, según detalla un informe del banco Mitsubishi UFJ. Mientras, en Europa, aunque algo rezagada, en las últimas semanas se han ido acumulando anuncios por parte de compañías como Unilever, Carlsberg, BP, LVMH, L'Oréal, Carrefour, Deutsche Post o Vinci, que han apuntalado las entusiastas previsiones de distintas casas de análisis.

Los analistas de JP Morgan expresaban recientemente, en una nota citada por Bloomberg, su confianza en que las recompras de acciones "repunten significativamente" en los próximos trimestres en Europa. Y más concretos se mostraban los analistas de Société Générale en un informe al que tuvo acceso el 'Wall Street Journal': según las previsiones de la firma gala, las recompras de acciones en Europa ascenderán en 2022 a los 150.000 millones de euros y se elevarían a 190.000 millones en 2023, una cifra sin precedentes desde la crisis financiera de 2008.

La bonanza de esta fórmula de remuneración en tan distintas regiones responde a causas muy semejantes en todas ellas. La reciente temporada de resultados corporativos a nivel global, con un porcentaje sorprendente de empresas que han superado las previsiones, ha pintado un escenario de rápida recuperación de los beneficios empresariales y los flujos de caja, muy por encima de lo que se estimaba hace unos meses. Esta realidad se conjuga con la de unas compañías que han acaparado desde el estallido de la crisis cantidades inusuales de liquidez, con la que protegerse de imprevistos, y que ahora, en bastantes casos, es vista como excesiva.

Como explica Rui da Mota, consultor en el área de Análisis Económico y de Mercados de Afi, ante esta situación, las empresas se encuentran con distintas opciones: "Pueden dedicar ese dinero sobrante a inversiones [de hecho, se prevé también una fuerte alza de la inversión empresarial] o destinarlo a reducir deuda", observa. Sin embargo, las facilidades de financiación y el bajo coste actual de la deuda restan atractivo a la opción del desapalancamiento. Por eso, "muchas pueden preferir estirar este escenario de bajos tipos de interés y abundante liquidez para remunerar a sus accionistas y ahí pueden llevar a cabo dividendos extraordinarios o programas de recompras de acciones", añade.

Foto: Palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE)

Por qué en este contexto las empresas están apelando en mayor proporción a la opción de la recompra que a la más común del dividendo, no resulta del todo claro. En Macroyield, sugieren que este tipo de palancas suele considerarse más puntual y, por ende, su empleo generará menos expectativas entre los inversores de que se reediten en los siguientes años. "Es posible que las compañías hayan querido aprovechar el efectivo acumulado por prudencia en los últimos meses para plantear opciones de 'buybacks', quizá por no sentar un precedente en los dividendos por acción (las noticias de recortes en dividendos no son bien acogidas por el mercado y quizás el exceso de liquidez podría no ser recurrente)", observan.

Otras firmas ponen el foco en las exigentes valoraciones alcanzadas por las bolsas como otro incentivo para apostar por las recompras, ya que con ellas las empresas pueden tratar de apuntalar sus cotizaciones ante el riesgo de caídas. Así, por ejemplo, en Intermoney señalan que una corrección en las bolsas podría ser el desencadenante de una oleada adicional de recompras, en un intento de las cotizadas por limitar el retroceso de sus valoraciones.

Excedente de caja

Las cotizadas españolas llegan a este escenario en una situación aparentemente buena para apuntarse a esta tendencia. Los grupos no financieros del Ibex cerraron 2020 con un nivel de efectivo y equivalentes superior a los 73.000 millones de euros, más de un 8% por encima de la cifra del año anterior. Y aunque en el primer trimestre se ha producido cierto descenso de estas cifras, aún se mantienen claramente por encima de los niveles previos a la pandemia.

Si el mercado español siguiera el patrón estimado por Société Générale para el conjunto de Europa y se elevaran las recompras de acciones hasta niveles similares a los registrados en los años anteriores al colapso de Lehman, podría esperarse que este mecanismo se duplicara respecto de las cifras de los últimos años, para registrar guarismos por encima de los 20.000 millones de euros.

Sin embargo, Rui da Mota hace una importante puntualización: en este caso, la composición de la bolsa española también podría suponer un lastre. "En España, predominan los bancos y las 'utilities'. Estas ya tienen dividendos atractivos, que no han tenido que recortar por la crisis, y no tienen esa necesidad de compensar a sus accionistas". A esto se añade, además, que este sector tiene marcados en su horizonte importantes planes de inversiones, que dejan un margen menor en el efectivo disponible para cualquier forma de remuneración extraordinaria.

En lo referente a los bancos, el experto de Afi recuerda que "es el BCE el que tiene en su mano permitir cualquier plan de remuneración". La preocupación por una manifestación retardada en sus balances de los efectos de la crisis, los importantes gastos en ajustes de capacidad y readaptación de sus actividades y la necesidad de seguir proveyendo de crédito al sector productivo durante un esperado periodo expansivo de la actividad son algunas de las razones que podrían aconsejar al sector cierta prudencia a la hora de distribuir su exceso de capital.

Por todo esto, señala Da Mota, "no esperaría que España fuera un mercado especialmente activo en las recompras". Y en cualquier caso, el repunte que se pueda producir parece encaminado a resultar de corta duración. "Esto no va a ser un cambio de tendencia a medio y largo plazo", sostiene, defendiendo que la principal razón por la que en Europa se ha priorizado el pago de dividendos a las recompras es porque aquellos resultan más ventajosos desde el punto de vista fiscal, y no hay ningún indicio de que esto vaya a cambiar.

A esto se añadiría, como observan en Macroyield, que el perfil de inversor predominante en las empresas europeas tiene cierto sesgo a preferir el cobro de efectivo, en lugar de otras fórmulas de remuneración, especialmente en un entorno de rentabilidades de los bonos en mínimos. "En Europa, grandes inversores como aseguradoras o fondos de pensiones recurren a la renta variable en busca de la rentabilidad vía dividendo, en principio más recurrente que la que se puede obtener vía 'buybacks', ante la ausencia de los cupones que pueda generar la renta fija soberana", indican.

El atractivo de sus dividendos ha sido una de las pocas razones con que ha contado la bolsa española para sacar pecho a lo largo de la última década. Contra un rendimiento raquítico de sus acciones, que mantiene el Ibex más de un 40% por debajo de sus máximos históricos, las cotizadas españolas se han caracterizado durante mucho tiempo por repartir entre sus inversores unos pagos que se sitúan, en términos de rentabilidad, entre los más jugosos de las grandes bolsas internacionales.

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