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¿Ampliar la apuesta por Turquía? Cara y cruz contable para BBVA con Garanti
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BENEFICIO CONTABLE Y RIESGO EN PATRIMONIO

¿Ampliar la apuesta por Turquía? Cara y cruz contable para BBVA con Garanti

La compra del 50,15% de Garanti que aún no controla la entidad española supondría un fondo de comercio de 800 millones, pero un potencial agujero en patrimonio

Foto: Carlos Torres y Onur Genç. (EFE)
Carlos Torres y Onur Genç. (EFE)

BBVA deshoja la margarita para usar su exceso de capital, después de la venta de su negocio en Estados Unidos y la ruptura de las negociaciones con Sabadell. Son más de 10.000 millones. Los analistas especulan con que una opción es aumentar la participación en Garanti, filial turca en la que ahora controla el 49,85%. Esta operación supondría un beneficio contable por fondo de comercio negativo (‘badwill’) de hasta 800 millones, mientras que sobrevaloraría su participación en libros en 1.600 millones o tendría que realizar un ajuste a la baja en patrimonio.

El banco insiste en que está cómodo con la participación actual en Garanti, que supone el 20% del beneficio del grupo, teniendo en cuenta las cifras de 2020 y descontando de las mismas Estados Unidos, cuya operación vendió a PNC por 11.600 millones. Además, la balanza del activo y del resultado de BBVA ya se ha quedado muy desequilibrada entre países desarrollados y emergentes hacia estos últimos, lo que añade riesgo país y de divisa.

Esto suponía un incentivo a hacer una operación importante en España como podría haber sido Sabadell, y un hándicap para elevar la exposición a Turquía. Así, de hecho, lo ven los supervisores, pero no quita para que esté en la baraja de opciones que manejan inversores y analistas al estudiar las alternativas de la dupla Carlos Torres y Onur Genç.

Foto: El presidente de BBVA, Carlos Torres. (EFE)

BBVA cuenta con el 49,85% de Garanti tras haber invertido 7.000 millones en tres tandas (2010, 2015 y 2017). Sin embargo, la participación vale a precios de mercado 2.060 millones, y está apuntada en libros en 3.600 millones, tras haber reducido este apunte contable en 600 millones durante 2020.

La reducción podría ser mayor si lleva esta participación a valor razonable (según su cotización en bolsa) en caso de adquirir las acciones que no tiene. En realidad, fuentes financieras apuntan que el banco no está obligado a hacerlo, ni tampoco el auditor lo exigirá. Es decir, la ley contable no exige la actualización del valor contable, como sí la revisión anual de los fondos de comercio (‘test for impairment’). Aunque paulatinamente hay ajustes y, según fuentes del mercado, los supervisores prefieren que no se aleje la realidad contable del valor razonable que expresa el mercado.

Los bancos revisan recurrentemente el valor en libros de sus participaciones, en función del valor razonable, de las perspectivas del negocio o de la marca. BBVA, por ejemplo, ha reducido este año en 600 millones el valor contable de Turquía y en 1.300 millones el de México. Los bancos también lo hacen con sus participaciones en empresas como Telefónica en el caso de BBVA. Estos cambios no tienen trascendencia en resultados, pero sí en patrimonio y, por lo tanto, si son significativos tienen efectos en el capital. La entidad que preside Carlos Torres sufrió un deterioro de 94 puntos básicos en su ratio de capital de máxima calidad (CET1 ‘fully loaded’) en el primer trimestre, de los que 47 puntos básicos se explican por el valor de sus filiales y participaciones.

Garanti cotiza actualmente a 0,64 veces el valor en libros, ligeramente por encima de las 0,61 veces a las que cotiza BBVA. En ambos casos, la destrucción de valor al comparar la capitalización con los libros roza el 40%. La entidad española aún contabiliza su participación por encima del valor en libros de Garanti (valora el 100% a 7.200 millones respecto a 4.120 millones en bolsa). Si lo llevara a valor razonable, teniendo en cuenta la cotización, soportaría un impacto negativo en patrimonio cercano a los 1.600 millones.

Por otro lado, si se lanzara a ampliar su participación, lo haría por debajo del valor en libros, con lo que generaría fondo de comercio negativo (‘badwill’), que supone un beneficio contable, ya que sí va contra resultados. Aunque todos estos movimientos no tienen impacto en el flujo neto de caja y en la capacidad de repartir dividendos.

Tomando como referencia la compra de acciones de Santander en México para ampliar su participación el año pasado, con una prima del 14%, si BBVA realizara la misma operación y todos los accionistas vendieran, tendría que invertir en la misma 2.344 millones. Esta cifra estaría 786 millones por debajo del valor en libros, y sería un beneficio contable.

Foto: Sedes de BBVA y Sabadell. (EC)

Esta compra, siempre hablando en caso hipotético, habría generado en el pasado pérdidas de 1.600 millones al actualizar la valoración contable de la participación anterior. Así, de hecho, ocurrió en 2015, cuando BBVA compró un 25% y tuvo que actualizar la participación que ya tenía, lo que implicó un deterioro extraordinario en el resultado de 1.840 millones. También en 2017 sufrió un golpe en resultados de 1.123 millones, pero desde 2018 estos ajustes se cargan al patrimonio y no a resultados.

En cualquier caso, en el supuesto de que se lance a comprar con los precios actuales, la operación generará un beneficio contable y acabará siendo positiva si la cotización de BBVA sube, reduciendo la brecha entre el valor en libros y el de mercado. En caso contrario, tendrá que acabar ajustando la diferencia contra patrimonio.

Entre las alternativas que están encima de la mesa para BBVA, la más clara es la de la recompra de acciones en cuanto el Banco Central Europeo (BCE) levante el veto a los dividendos. En realidad, esta última es la opción que más convence a los analistas. Es simple: BBVA cotiza a 0,6 veces el valor en libros, con lo que recomprar acciones generará valor para los accionistas. El coste del capital actual (rentabilidad que exigen los inversores) implica que el banco destruye valor, con lo que puede devolver dinero a sus accionistas o elevar automáticamente la participación de sus dueños.

Esta es la forma que usará BBVA para generar valor. Al menos, una de ellas. La otra podría haber sido Sabadell, que habría servido para complementar la cartera de negocio del banco en España, generar sinergias (había solapamiento del 29% de la suma de oficinas) y reducir la dependencia de las economías emergentes. Sabadell era una opción para usar parte de este excedente y ampliar su presencia en España, algo que puede seguir intentando con otras entidades, pero con operaciones que en ningún caso alcanzarían la misma relevancia. Diversas fuentes recuerdan que, como Unicaja y Liberbank, no hay que descartar que ambos bancos vuelvan a negociar.

BBVA deshoja la margarita para usar su exceso de capital, después de la venta de su negocio en Estados Unidos y la ruptura de las negociaciones con Sabadell. Son más de 10.000 millones. Los analistas especulan con que una opción es aumentar la participación en Garanti, filial turca en la que ahora controla el 49,85%. Esta operación supondría un beneficio contable por fondo de comercio negativo (‘badwill’) de hasta 800 millones, mientras que sobrevaloraría su participación en libros en 1.600 millones o tendría que realizar un ajuste a la baja en patrimonio.

Carlos Torres
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