Cultivar con menos fertilizantes químicos es (además) mucho más rentable
Una investigación de casi una década demuestra que los agricultores podrían mejorar sus cosechas si recurrieran a las alternativas de cultivo basadas en la naturaleza
Un estudio de largo alcance liderado por la Dra. Chloe MacLaren, agroecóloga del Rothamsted Research de Reino Unido, y publicado en la revista científica 'Nature Sustainability', ha conseguido demostrar que las prácticas de agricultura sostenible en alianza con la naturaleza producen un rendimiento muy superior a las basadas en las técnicas industriales y el uso de fertilizantes químicos.
Los investigadores han analizado durante casi 10 años los datos procedentes de más de 25.000 cosechas de trigo, maíz, avena, cebada, remolacha azucarera y patatas (principalmente) en 30 localizaciones diferentes de África y Europa. Y sus conclusiones revelan que los agricultores podrían obtener rendimientos superiores en sus cultivos si sustituyeran el uso masivo de fertilizantes por alternativas naturales, empleadas desde antaño y ahora abandonadas.
Estamos hablando de técnicas tan antiguas como el aporte de estiércol y compost a los suelos, plantar especies vegetales fijadoras de nitrógeno entre los cultivos o combinar las variedades en lugar de ceñirse a grandes monocultivos, lo que además de aumentar los rendimientos favorece la biodiversidad y mejora las alianzas entre los cultivos y los ecosistemas silvestres.
Tal y como señalan en su estudio, la agricultura es una de las principales responsables del aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) asociadas al cambio climático, así como de la pérdida de hábitats, la biodisponibilidad de nutrientes, la extinción de especies y la aparición de plagas.
Por todo ello, el sector agrícola debe abordar estos desafíos ambientales al mismo tiempo que atender las necesidades alimentarias de una población mundial en crecimiento. Un dilema para el que cuenta con un aliado que hasta ahora había ignorado, cuando no directamente menospreciado: la propia naturaleza.
Además, adoptar estas prácticas basadas en la agricultura sostenible y regenerativa permitiría a los agricultores reducir notablemente el presupuesto destinado a los fertilizantes sintéticos, cuyo precio se ha llegado a triplicar en los últimos dos años debido a los altos precios de los combustibles y la guerra en Ucrania.
Por el contrario, los investigadores descubrieron que, lejos de aumentar los resultados, los suelos tratados con fertilizantes sintéticos requerían cada vez una cantidad mayor para mantener el mismo rendimiento, mientras que con el nitrógeno procedente de fuentes naturales las cosechas mejoraban reduciendo la factura de los agroquímicos.
El aumento de precios de los fertilizantes se debe a que Rusia y Ucrania están entre los principales fabricantes mundiales, por lo que la invasión rusa que motivó el conflicto bélico entre ambos países también ha provocado una escasez de suministro, elevando considerablemente los precios y provocando una escalada de costes para los agricultores que se está empezando a traducir en unos precios más altos para los consumidores.
El uso abusivo de fertilizantes sintéticos ha generado y sigue generando un grave impacto ambiental en los suelos agrícolas, que, además de volverse dependientes de estos productos, pierden su capacidad natural de regeneración hasta volverse inertes. Además, las cantidades sobrantes de fertilizante acaban filtrándose a los acuíferos o los cursos fluviales, provocando la contaminación de las masas de agua subterráneas o la eutrofización de las superficiales.
Para la Dra. MacLaren: “La adopción generalizada de estas prácticas también podría contribuir a una distribución global mucho más equitativa respecto al uso de fertilizantes. Actualmente, las tasas que se emplean en África son una ínfima fracción en comparación a las de Europa”. En su opinión, “si el uso de fertilizantes disminuye donde actualmente es alto, podría aumentar donde ahora es muy bajo, lo que contribuiría a abordar los problemas de seguridad alimentaria reduciendo el empleo de fertilizantes a nivel planetario”.
Según sus autores, los resultados de este estudio demuestran que la agricultura regenerativa podría desempeñar un papel muy importante en el desarrollo de futuros sistemas agrícolas mucho más sostenibles, logrando que, como señala la investigadora principal, "la agricultura vuelva a ser un 'espacio operativo seguro' para la humanidad".
Un estudio de largo alcance liderado por la Dra. Chloe MacLaren, agroecóloga del Rothamsted Research de Reino Unido, y publicado en la revista científica 'Nature Sustainability', ha conseguido demostrar que las prácticas de agricultura sostenible en alianza con la naturaleza producen un rendimiento muy superior a las basadas en las técnicas industriales y el uso de fertilizantes químicos.
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