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Hasta 122 días al año con el aire puesto: así va a subir la factura de la luz según dónde vivas
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Hasta 122 días al año con el aire puesto: así va a subir la factura de la luz según dónde vivas

Las previsiones de la Aemet de temperaturas para los próximos años dibujan un escenario en el que cada vez será más necesario contar con sistemas de refrigeración en los hogares

Foto: Un termómetro marca 37 ºC en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)
Un termómetro marca 37 ºC en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)

El famoso veranillo de San Miguel no se hizo esperar este año y continúa entre nosotros. Estos días, la Aemet ha pronosticado temperaturas “excepcionalmente altas para esta época del año” en prácticamente toda la península, con cifras récord de hasta 10 grados por encima de la media. Los valles del Ebro y el Guadalquivir son los que se llevan la peor parte, con máximas que pueden alcanzar los 38 y 36 grados, respectivamente. En Canarias sufrirán, además, los efectos de la calima. A partir de hoy, se producirá un “refrescamiento térmico”, aunque este será “paulatino”, lo que hace pensar que el calor no está dispuesto a marcharse de un día para otro.

Estos primeros días de otoño, con temperaturas tan estivales, son un broche de oro digno de un verano que solo podemos calificar como abrasador. Junio ya entró fuerte y se cebó, como de costumbre, con el valle del Guadalquivir y el sur de Extremadura. En la provincia de Sevilla se registraron en el primer mes de verano cinco días con máximas superiores a los 40 grados. Julio no dio tregua y registró la temperatura más alta de todo el verano en Andújar (Jaén), con 44,9 grados. Y agosto fue más de lo mismo.

Foto: Un "veranillo de San Miguel" más cálido de lo habitual aumenta las temperaturas en España (EFE/Rafa Alcaide)

¿Qué hacer cuando la temperatura de la calle es más apropiada para freír un huevo que para dar un paseo?, ¿o cuando las temperaturas nocturnas hacen imposible conciliar el sueño? La solución rápida, aunque no es viable para todo el mundo, es simple: encender el aire acondicionado. Lo que antes era un capricho para muchos cada vez más se convierte en una necesidad imperante en algunas zonas del país, al nivel de tener electricidad o agua corriente.

Este es el caso del triángulo Badajoz-Sevilla-Córdoba. Si consideramos la barrera de los 32 grados como la temperatura a partir de la cual hay que encender el aire acondicionado, en esas tres provincias habría que ponerlo más de 70 días de los 122 que se han tenido en cuenta para los cálculos, desde el 1 de junio hasta el 26 de septiembre. En este aspecto, el norte se lleva la mejor parte: en Asturias, esa temperatura solo se ha superado en un par de ocasiones, mientras varias zonas del litoral mediterráneo, como Girona o Tarragona, corren peor suerte y necesitan 43 y 36 días de refrigeración, respectivamente.

“Los periodos de temperaturas más altas ya comienzan a darse en primavera y se alargan hasta bien entrado el otoño, algo que ya pasó en Córdoba el pasado mes de abril, cuando los termómetros llegaron a los 39 grados”, expone el portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, como ejemplo de que los veranos están siendo cada vez más largos. Y a esto hay que sumar que los episodios de calor extremo serán más intensos y habituales: “Además de que la temperatura media en España ha aumentado en 1,5 grados desde 1970, los periodos de calor extremo aumentan en tres días por cada 10 años. Esto significa que, desde 1980, tenemos entre 12 y 15 días más de ola de calor”.

Las consecuencias de que la temporada estival sea cada vez más larga e intensa no son solo climáticas, sino que ya afectan al bolsillo de los españoles. El número de horas o de días que es necesario tener encendido el aire acondicionado es cada vez mayor y va a ir en aumento, aunque depende mucho de la zona. Las proyecciones de la Aemet sobre las temperaturas en España permiten estimar hasta qué punto vamos a incrementar el uso del aire acondicionado en cada zona. Un ejercicio similar fue publicado hace unas semanas por el Washington Post para Estados Unidos, entre cuyas conclusiones destacaba el incremento en el gasto que esta realidad va a suponer para las familias.

Los periodos de calor extremo aumentan en tres días cada 10 años. Esto significa que, desde 1980, tenemos entre 12 y 15 días más de ola de calor

Las proyecciones muestran cómo en el futuro esta situación actual irá a más. Según los datos de la Aemet, el avance del calor abrasivo hará que en unos 30 años sea mucho más complicado sobrevivir sin un aparato de frío en casa. Para 2050, en algunos puntos de la península y Baleares, se superarán los 32º en 120 de los 122 días que se han tenido en cuenta para los cálculos.

Esto quiere decir, según el meteorólogo, que el verano tal y como lo conocemos dejará de existir para, a mediados de siglo, dejar paso a temporadas estivales como la del pasado año y que el experto califica como “la peor hasta la fecha en España en cuanto a temperaturas, la más cálida, y la más extrema hasta ahora”. Será a partir de 2050 cuando ese calor se intensifique y aumente hasta tres o cuatro grados por encima de la media. El reparto de las temperaturas será bastante desigual, con “zonas de interior y montaña donde el calentamiento será mayor que el de la costa por el efecto del mar sobre las temperaturas”.

"El verano, tal y como lo conocemos, dejará de existir para, a mediados de siglo, dejar paso a temporadas estivales como la del pasado año"

Sin embargo, es también en estas zonas donde el portavoz de Aemet asegura que peor lo pasarán sus habitantes, debido a la humedad: “Si tenemos 32 grados con humedad relativamente alta, el sudor no puede evaporarse como lo haría en zonas de interior, sino que se queda ahí y nos provoca esa sensación de sofoco y de bochorno”.

Para 2060, las temperaturas sufrirán un ascenso generalizado, tanto en el interior como en el litoral de la península. A esto le sigue una tendencia ya imperante de veranos cada vez más tempranos, pero que se alargan hasta bien pasado octubre. Los inviernos serán mucho más suaves y la temporada estival tendrá picos de temperaturas más altas, pero también más irregulares. En zonas costeras, como San Sebastián o A Coruña, el incremento de las máximas en temporada veraniega será mucho más pronunciado que en las ciudades del interior peninsular, donde las temperaturas actuales ya se asemejan a las proyectadas.

En España, sin embargo, más de la mitad de las viviendas no cuenta con ningún sistema de refrigeración, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En el norte de la península y en las provincias de Castilla y León, más del 85% de los hogares no tienen aire acondicionado, mientras que en Córdoba y Sevilla es una rareza no disponer de ello. Aunque la ubicación tiene más peso, la renta también juega un papel a la hora de contar o no con aire acondicionado en casa. Un 60% de los hogares donde los ingresos superan los 3.000 euros cuentan con algún sistema de refrigeración, mientras que donde entran menos de 1.000 euros el porcentaje es del 40%.

Un análisis a partir de la información de las casas que tiene Idealista refleja, en el mismo sentido, que España no está preparada para las altas temperaturas registradas, y las que vienen en los próximos años. El portal expone que solo un 38% de las viviendas que ofertan cuenta con algún tipo de refrigeración. En ciudades como Córdoba, un 72% de las viviendas en venta o alquiler cuenta con este sistema, mientras en otros, como Santander, Oviedo o Lugo, ni el 1% de los hogares lo tiene implementado.

La eficiencia no será suficiente

La otra cara de la moneda es la contaminación que producen estos aparatos, sobre todo si la fuente de energía con la que funcionan no es renovable. Sería algo así como una “pescadilla que se muerde la cola”: al intentar combatir los efectos del cambio climático, se contribuye a este.

“Por mucho que se implementen nuevas medidas de eficiencia, que se usen máquinas más eficaces, que los sistemas aprovechen más las energías renovables…, las condiciones climáticas van a ser cada vez más extremas, lo que significa que los edificios nunca estarán preparados para el frío y el calor a largo plazo”, asegura Pablo Moreno, investigador de la Universidad del País Vasco en el departamento de Ingeniería Energética para proyectos de Eficiencia Energética.

Otro aspecto a tener en cuenta es que las inversiones que se están tomando para frenar el cambio climático en materia de eficiencia energética provienen en buena medida de fondos europeos. La normativa que los rige equipara a todos los países de la Unión, sin entender, como dice el experto de la Universidad del País Vasco, “que no se puede usar el mismo estándar en el norte que en el sur de Europa”. En Noruega, por ejemplo, las olas de frío seguirán imperando sobre las de calor, por lo que implementar en todos los edificios aparatos de refrigeración tiene poco sentido. Ocurre lo contrario en zonas del sur de España, donde aislar las viviendas contra las bajas temperaturas solo será útil unos pocos días al año.

Foto: Perlas de hielo. (Pxfuel)

El experto sí que reconoce la utilidad en el sistema de renovación de edificios que se está llevando a cabo especialmente en España, donde “existe un parque de vivienda bastante envejecido”. Entre las medidas se encuentran la sustitución de ventanas o la restauración de fachadas y de sistemas de climatización ya existentes “no solo vivienda por vivienda, sino edificio por edificio, lo que conlleva un mayor nivel de eficiencia energética”.

Para Moreno, la mejor solución ante la situación actual es el uso de las bombas de calor, que no hacen solo lo que su propio nombre indica: “[Las bombas de calor] son sistemas de climatización que generan tanto frío como calor. Son una solución muy atractiva ya que, aunque funcionan con electricidad, si esta se obtiene a través de energías renovables, funcionarían muy bien para edificios de oficinas, en la climatización central de edificios renovados o en zonas del centro y norte de España, donde el calor va a llegar, pero donde de momento sigue predominando el frío”.

El famoso veranillo de San Miguel no se hizo esperar este año y continúa entre nosotros. Estos días, la Aemet ha pronosticado temperaturas “excepcionalmente altas para esta época del año” en prácticamente toda la península, con cifras récord de hasta 10 grados por encima de la media. Los valles del Ebro y el Guadalquivir son los que se llevan la peor parte, con máximas que pueden alcanzar los 38 y 36 grados, respectivamente. En Canarias sufrirán, además, los efectos de la calima. A partir de hoy, se producirá un “refrescamiento térmico”, aunque este será “paulatino”, lo que hace pensar que el calor no está dispuesto a marcharse de un día para otro.

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