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Las empresas preparan grandes ERE tras el verano por la inflación y el fin de los estímulos
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Un segundo semestre de conflictividad laboral

Las empresas preparan grandes ERE tras el verano por la inflación y el fin de los estímulos

En las últimas semanas, se han multiplicado las consultas que reciben los despachos de abogados sobre medidas de ajuste en sus plantillas. Los despidos colectivos son la última opción, pero en muchos casos serán inevitables

Foto: Trabajadores de Unicaja participan en una huelga por el ERE iniciado por la entidad el pasado mes de diciembre. (EFE/Ángeles Visdómine)
Trabajadores de Unicaja participan en una huelga por el ERE iniciado por la entidad el pasado mes de diciembre. (EFE/Ángeles Visdómine)
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La semana pasada, tras conocerse los datos del paro registrado, el Gobierno celebraba que el número de desempleados en España había caído por debajo de los tres millones por primera vez desde 2008. La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, subrayaba que "han tenido que pasar" cuatro ministros, 161 meses y 14 años para situarnos por debajo de dicha cota. "Siendo conscientes de que queda mucho por hacer, esta cifra es de enorme importancia para nuestro país", declaró en la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Congreso de los Diputados. Una alegría que, sin embargo, puede tener las patas muy cortas.

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Según desvelan diversos abogados laboralistas consultados por El Confidencial, muchas empresas cocinan ya importantes ajustes de empleo que ejecutarán tras el verano. No afectará a todos los sectores, ni todos los procesos terminarán en despidos colectivos, matizan, pero sí anticipan que a lo largo del segundo semestre no serán pocas las compañías que pongan en marcha reestructuraciones laborales y otras medidas de flexibilidad y reorganización internas. Estas serán inevitables para capear con lo que algunos han definido ya como la "tormenta perfecta", provocada, por un lado, por el incremento desbocado de la inflación y el precio de la energía, y, por otro, por el fin de los estímulos y la subida de los tipos de interés. Las decisiones difíciles, en muchos casos, serán inevitables.

"Todo parece indicar que la segunda mitad del año traerá de vuelta grandes ejercicios de reestructuración", señala Eduardo Peñacoba, socio director de Simmons & Simmons en Madrid y responsable del área de Laboral del bufete. Una situación, explica, producida por la inestabilidad económica, el parón de las reestructuraciones que se dio durante el periodo covid, y por la intuición de que se aproxima un cambio de ciclo económico. Un mal augurio que comparte Alfredo Aspra, abogado laboralista y socio de Labormatters. "Notamos una creciente preocupación en todo tipo de organizaciones y sectores dada la evolución de los indicadores y las previsiones económicas", asevera, lo que anticipa que en los próximos meses se activarán "todo tipo de medidas de flexibilidad interna y externa para hacer frente a ello".

Foto: El presidente Sánchez junto a los miembros de su Gobierno. (EFE/Mariscal) Opinión
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España, por tanto, se encuentra en una suerte de ojo del huracán. La situación actual es tan plácida como inestable y, tras el oasis veraniego —en el que el turismo ejerce de gran dinamizador—, florecerá la conflictividad laboral. "Están aumentando las consultas sobre cómo implementar reorganizaciones a pequeña escala, es decir, despidos individuales, pero también a gran escala, como ERE o planes de salidas incentivadas", relata la socia de Laboral de Allen & Overy, Silvia Bauzá. La letrada fija el comienzo de la ejecución de los procesos en la recta final de 2022. "Una vez que haya pasado un tiempo prudencial para que las empresas no se encuentren ya sujetas al compromiso de mantenimiento del empleo vinculado a los ERTE que conllevaban exoneración de cuotas a la Seguridad Social".

Junto con el fin del 'prohibido despedir' que se anudó a los expedientes de regulación temporal de empleo, Enrique Ceca, socio director de Laboral de Ceca Magán, también cree que influye en la precaria salud de las compañías "el vencimiento de los ICO, que afecta a la posibilidad de financiación y al coste de la misma; el fin de la moratoria concursal, previsto para el 30 de junio; la subida de precios, y las tensiones en la cadena de suministros. Todo ello está generando un efecto de tormenta perfecta en determinados negocios", afirma. Una situación que aún puede ser peor para algunas organizaciones, advierte Alfredo Aspra, pues "la inflación no solo está en máximos históricos e inasumibles, sino que también puede tener un impacto sin precedentes en aquellas organizaciones y sectores cuyas revisiones salariales se encuentren vinculadas al IPC".

Alfredo Aspra (Labormatters): "El IPC tendrá un impacto sin precedentes en los sectores con revisiones salariales ligadas a la inflación"

A estas circunstancias, Eduardo Peñacoba suma una más: la transformación de modelo económico que experimentan muchos sectores. "Por ejemplo, la automoción tiene grandes proyectos vinculados al PERTE del vehículo eléctrico o la industria electro-intensiva del Corredor del Cantábrico tiene la gran esperanza verde del hidrógeno. Sin embargo, hasta que todos estos proyectos no se materialicen y puedan echar a andar, en los citados ámbitos se van a vivir ajustes de empleo relevantes", reflexiona.

En lo que no se ponen de acuerdo los laboralistas, es en los sectores en los que la sacudida será mayor, lo cual permite intuir que esta no será quirúrgica sino generalizada. Silvia Bauzá, por ejemplo, señala el mundo hotelero y el de la hostelería, aún renqueantes por los cierres covid, el precio de la energía y la subida del SMI. Durante la vigencia de los ERTE-covid, explica la socia de Allen & Overy, los empresarios buscaron otras fuentes de inversión privada. "Los inversores estaban dispuestos a entrar siempre y cuando se produjera una remodelación del hotel o del modelo de negocio", modificaciones que han ido acompañadas de medidas de reorganización laboral, "ya que tras la finalización de los ERTE, los nuevos propietarios quieren tener la mayor flexibilidad posible".

Foto: Foto: Unsplash.

Peñacoba, por su parte, expone que en Simmons & Simmons las consultas están muy vinculadas al sector industrial, a redes comerciales y a la industria de componentes de la automoción. "Pensamos que los más afectados serán el transporte y la logística, el sector siderúrgico, la automoción, el turismo, el consumo y la distribución", añade Aspra. Y todo esto sucede, como remata Enrique Ceca, cuando "paradójicamente hay ámbitos en los que existe pleno empleo y en los que estamos teniendo que asesorar en la contratación de profesionales extranjeros altamente cualificados ante la escasez de mano de obra".

Los ERE, la última opción

¿Qué medidas estudian las empresas? "No siempre será necesario acudir al despido, aunque en ocasiones no habrá otro remedio que emplear amortizaciones de puestos de trabajo, ya sean individuales o colectivas", responde Ceca. El letrado, no obstante, considera que los ERTE siguen siendo una "buena herramienta" para afrontar problemas coyunturales, así como cambios de condiciones laborales, como reducciones salariales o reordenaciones de las políticas retributivas.

Silvia Bauzá (Allen & Overy): "El despido colectivo es el último resorte para las empresas porque es especialmente costoso y complejo"

"El despido colectivo es el último resorte a la hora de afrontar una reorganización porque el procedimiento es especialmente complejo e implica altos costes, sobre todo si afecta a trabajadores mayores de 50 años", se suma Bauzá. Por ello, cada vez tienen mayor aceptación alternativas como planes de reorganización que combinan salidas incentivadas, extinciones colectivas de mutuo acuerdo, planes de prejubilaciones o reorganizaciones vinculadas a compraventas de ramas de actividad de ciertas empresas, así como procesos de externalización de actividades no inherentes al ciclo productivo de la empresa.

Para Eduardo Peñacoba, la "medida estrella" en la actualidad "es la contención de los incrementos salariales". En su opinión, "el tejido económico e industrial español no puede permitirse subidas retributivas asociadas al IPC", por lo que demanda "un ejercicio de concertación social que permita el mantenimiento del poder adquisitivo mediante estímulos fiscales, rebajas a la cotización de la Seguridad Social y la repercusión de la inflación en los salarios de manera contenida".

La semana pasada, tras conocerse los datos del paro registrado, el Gobierno celebraba que el número de desempleados en España había caído por debajo de los tres millones por primera vez desde 2008. La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, subrayaba que "han tenido que pasar" cuatro ministros, 161 meses y 14 años para situarnos por debajo de dicha cota. "Siendo conscientes de que queda mucho por hacer, esta cifra es de enorme importancia para nuestro país", declaró en la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Congreso de los Diputados. Una alegría que, sin embargo, puede tener las patas muy cortas.

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