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Watson Farley se asoma a la frontera de los 20 millones fiel a su perfil de firma "especialista"
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El despacho, a por otro año "de récord"

Watson Farley se asoma a la frontera de los 20 millones fiel a su perfil de firma "especialista"

Su socia directora, María Pilar García Guijarro, avanza que el bufete puede repetir los números de 2020, cuando creció un 25%, pero se reafirma en su enfoque sectorial, huyendo de 'tentaciones generalistas'

Foto: María Pilar García Guijarro, socia directora de Watson Farley & Williams. (Ana Beltrán)
María Pilar García Guijarro, socia directora de Watson Farley & Williams. (Ana Beltrán)
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La oficina de Watson Farley & Williams (WFW) en Madrid cerrará 2021 muy cerca de los 20 millones de euros de facturación. Una cifra que los expertos del sector señalan como una de las grandes fronteras en la vida de los despachos de abogados; ese difícil momento en que las organizaciones deben dar un salto adelante en inversión, gestión y profesionalización de su estructura, asumiendo una serie de nuevos costes que aún no se ven aliviados por las economías de escala. "Este vuelve a ser un ejercicio de récord; está siendo un año muy bueno en términos de trabajo, operaciones e ingresos", señala su socia directora, María Pilar García Guijarro, en una entrevista con El Confidencial. Sin avanzar una estimación de cómo terminará el año, sí indica que "es posible" que el crecimiento del bufete se asemeje al de 2020, cuando facturó un 25,1%, hasta los 15,8 millones.

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Empuja esta cifra la intensa actividad que registra uno de los sectores en los que WFW está especializado, el de la energía, incluso con el impacto del 'recortazo' del Gobierno para paliar la crisis provocada por el desbocado precio de la electricidad. Unos 45 de los cerca de 70 abogados de la firma dedican el 100% de su tiempo a asuntos relacionados con el sector energético. "Seguimos teniendo la misma carga de trabajo o más que antes de que comenzara esta situación", relata. La diferencia es que, a las operaciones, ahora se suman las dudas y preguntas propias de los momentos de cambio regulatorio. De momento, no detecta sensación de inseguridad jurídica y subraya que la situación es muy distinta a la vivida con las primas a las renovables la década pasada.

Sin embargo, y a pesar de vivir un momento de importante crecimiento, García Guijarro descarta que el despacho vaya a caer en 'tentaciones generalistas'; es decir, abrirse a otras áreas o sectores fuera de su foco. "No vamos a perder nuestra esencia porque creemos en nuestro modelo de negocio y en nuestra filosofía: somos 'superespecialistas". Prefiere el término despacho especialista al de 'boutique', al que asocia más con expertos en ramas concretas del derecho. Ellos trabajan enfocados en áreas de negocio; además del de energía, integran su 'core business' las infraestructuras, el inmobiliario y los transportes (aviación y marítimo). Aunque admite que, en ocasiones, no es fácil renunciar a incorporar magníficos abogados, si el perfil de estos no es acorde con el enfoque del despacho, priorizan su línea de negocio. "Somos especialistas, no hacemos otras cosas". Tampoco se lo piden sus clientes, que conocen bien su perfil y no les buscan para otras cosas, asegura.

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Foto: Ana Beltrán.

Sin descuidar el 'boom' energético, los planes de Watson, tanto en España como a nivel global, pasan por reforzarse también en materia de infraestructuras. "Creemos que va a despegar y es una de las apuestas de la firma", indica su socia directora en Madrid, que mira con esperanza los fondos europeos y reclama para nuestro país un Plan de Fomento de las Infraestructuras.

Lo que más preocupa a García Guijarro de crecer, no obstante, no son aspectos relacionados con la gestión o el negocio. "Es ser capaces de seguir manteniendo la cultura del despacho". Por eso fichan de uno en uno, desvela, nunca equipos completos. "Cuando creces, cuesta más verse, convivir y comunicarse, y es muy importante que sepamos mantener nuestra forma de hacer las cosas". Por ello, fomentan actividades y dinámicas colectivas, desde un "aperitivo" hasta el diálogo con los abogados sobre las grandes cuestiones de la firma, "como expandirnos hacia abajo o en horizontal para seguir viéndonos todos", describe, dejando entrever que quizá sus oficinas, en María de Molina 4, empiezan a quedarse pequeñas.

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Ese buen ambiente explica, según su socia directora, que los profesionales hayan vuelto a la sede por iniciativa propia tras la pandemia. "El retorno ha sido progresivo y completamente voluntario, no se ha dado ninguna instrucción". En Watson Farley, no se ha implantado ningún modelo de trabajo, como sí están haciendo otros bufetes que debaten si uno, dos o ningún día de teletrabajo. Su régimen podría calificarse como de 'presencialidad voluntaria'. ¿En qué consiste? "En que nos gusta que la gente esté en la oficina, porque sirve para hacer equipo y es esencial para la formación de los jóvenes, pero si alguien no quiere o no puede venir, no se le pregunta la razón", subraya García Guijarro; "la responsabilidad que han demostrado siempre los abogados nos permite ser muy flexibles".

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Foto: Ana Beltrán.

Uno de los riesgos del éxito, y más en el contexto actual en que se mueve el mercado, es que sus abogados escuchen los cantos de sirena que les llegan de otros bufetes. "Tengo conciencia de que hay muchas llamadas desde otros despachos... Y sé desde cuáles, porque me lo cuentan", comenta jocosa; "me congratula que nuestros competidores quieran a nuestros profesionales, porque eso indica el grado de reconocimiento que tienen en el mercado". Sin embargo, no se la ve demasiado preocupada. "Algo debemos estar haciendo bien porque la gente no se va; tenemos muy poca rotación", asegura. ¿Las claves? El mencionado buen ambiente, trabajo y clientes de primer nivel, dar visibilidad a los letrados y una remuneración a la altura de los mejores despachos internacionales. "Me gusta que mis abogados se sientan bien pagados, que sepan que son gente de élite y así les consideramos", remata.

El buen hacer de Madrid, desvela García Guijarro, es reconocido por Watson Farley & Williams a nivel global. "Somos un referente", presume, y avanza que en breve la firma adoptará decisiones a nivel institucional que así lo refrendarán.

Una de las pocas socias directoras

Este 2021, María Pilar García Guijarro cumple 10 años al frente de Watson Farley & Williams en Madrid. Aniversario que tiene especial significado teniendo en cuenta, como ella misma relata, que en los primeros años del bufete ella llegó a ser la única profesional del despacho en España. Ahora mismo la organización cuenta con más de 80 empleados, unos 70 de ellos abogados. "Ha sido un bonito camino, pero cuando miro hacia atrás, también me parece increíble por todo lo que hemos vivido". La firma abrió sus puertas en nuestro país en 2009, "con España sumida en una crisis tremenda que lo ralentizó todo y, poco después, vino el cambio regulatorio brutal en renovables" que dejó en la UVI uno de sus sectores de actividad.

Foto: Ignacio Gómez-Sancha, socio director de Latham & Watkins en Madrid, durante su entrevista con El Confidencial. (Jesús Hellín)

"Cuando me pusieron al frente del despacho, tuve que pilotar un renacer complejo, vivimos momentos muy duros, pero me gusta hablar más de retos que de dificultades", recuerda. Con "ilusión, esfuerzo, trabajo y sacrificio", lograron sacar adelante la organización aunque, confiesa, "sin un plan específico de adónde queríamos llegar. Lo que sí teníamos claro es que queríamos mantener nuestros valores y nuestra esencia".

En la actualidad, García Guijarro es una de las pocas socias directoras al frente de un gran despacho en la élite de la abogacía. Circunstancia a la que no da especial relevancia, pues en Watson, asegura, no ha vivido discriminación ni ha sentido techos de cristal de ningún tipo. "Cambiaría un poco el discurso en relación con el tema de la mujer en la abogacía. Ser socia directora no es mejor que ser madre a tiempo completo; el éxito es algo más profundo, más personal, y tiene que ver con que cada uno se sienta a gusto con la vida que tiene y ha elegido", reflexiona, tomando algo de distancia con el discurso imperante.

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Foto: Ana Beltrán.

En la misma línea, analiza el hecho de que, de media, solo el 20% de los socios en los grandes despachos sean mujeres. "No hay que imponer a nadie, mujer u hombre, la obligación moral de tener que ser CEO, director o socio; todas las opciones vitales son perfectamente válidas". En todo caso, la cifra, en su opinión, se explica por la dificultad de conciliación que conlleva el trabajo en un gran despacho. "Las mujeres pueden llegar adonde quieran llegar, pero es cierto que a estos niveles hay que hacer renuncias y sacrificios. Lo importante es subrayar que es legítimo elegir y está igual de bien querer llegar a ser socio como preferir decantarse por un trabajo que requiera menos horas o menos intensidad". Su predicción, en todo caso, es que en los próximos años se igualarán las cifras porque "cada vez son menos los hombres dispuestos a hacer tantas renuncias, y más las mujeres que sí encuentran atractivo apostar por esto". En todo caso, subraya, su apuesta es por la libertad de elección, sin juzgar a nadie por la opción escogida.

La oficina de Watson Farley & Williams (WFW) en Madrid cerrará 2021 muy cerca de los 20 millones de euros de facturación. Una cifra que los expertos del sector señalan como una de las grandes fronteras en la vida de los despachos de abogados; ese difícil momento en que las organizaciones deben dar un salto adelante en inversión, gestión y profesionalización de su estructura, asumiendo una serie de nuevos costes que aún no se ven aliviados por las economías de escala. "Este vuelve a ser un ejercicio de récord; está siendo un año muy bueno en términos de trabajo, operaciones e ingresos", señala su socia directora, María Pilar García Guijarro, en una entrevista con El Confidencial. Sin avanzar una estimación de cómo terminará el año, sí indica que "es posible" que el crecimiento del bufete se asemeje al de 2020, cuando facturó un 25,1%, hasta los 15,8 millones.

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