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Feria de San Isidro | Mojarse

Toros anunciados de Victoriano del Río, finalmente lidiados tres, 4º, 5º y 6º. Uno, 3º, de Cortés y 1º y 2º de Núñez del Cuvillo, de entre 553 y 597 kilos

Foto: El diestro Miguel Ángel Perera entra a matar sin manoletinas a su primer toro ante la atenta mirada de los espectadores protegidos de la lluvia. (EFE/Juanjo Martín)
El diestro Miguel Ángel Perera entra a matar sin manoletinas a su primer toro ante la atenta mirada de los espectadores protegidos de la lluvia. (EFE/Juanjo Martín)

Plaza Monumental de Las Ventas, 26 de mayo de 2023

15ª de la Feria de San Isidro.

Lleno de no hay billetes en tarde muy revuelta con lluvia en diversos momentos del festejo, sobre todo en el primero donde pareció peligrar incluso su celebración. Coincidió tremenda tormenta justo antes de iniciarse el festejo y justo al final. El ruedo aguantó espectacularmente bien la fuerte lluvia. Fresco de fría primavera y viento desapacible en la típica tarde que enfría toros y tendidos. Mala climatología estas dos semanas de feria que evidentemente influyen en el resultado del espectáculo. Esperemos que cambie.

Toros anunciados de Victoriano del Río, finalmente lidiados tres, 4º, 5º y 6º. Uno, 3º, de Cortés y 1º y 2º de Núñez del Cuvillo, de entre 553 y 597 kilos. Grandes en general y serios, mucha caja y mucho peso, pero desigualmente presentados, teniendo en cuenta lo variopinto de los tres hierros lidiados, pitado el quinto por su menor trapío y muy protestado el sexto, más por su inarmónica figura, alto y con poco cuello, que por su poca presencia. Descompuesto el primero, de buena condición, se apagó muy pronto el segundo; el tercero complicado y sin dar opciones al toreo de Ginés, bueno el cuarto a pesar de su acusada mansedumbre, el quinto se vino abajo pronto y el sexto quiso, pero resultó tremendamente deslucido. En general mansos e incluso abantos, no tuvieron clase ni fuelle para dar opciones de triunfos consistentes,

MIGUEL ÁNGEL PERERA, de corintio y oro, silencio y silencio tras dos avisos.

ALEJANDRO TALAVANTE, de rosa palo y oro, silencio y silencio tras aviso.

GINÉS MARÍN, de burdeos y oro, silencio y algunos aplausos a su buena voluntad.

placeholder El diestro Ginés Marín durante la faena a su segundo toro. (EFE/Juanjo Martín)
El diestro Ginés Marín durante la faena a su segundo toro. (EFE/Juanjo Martín)

Buenos pares de Curro Javier y Vicente Herrera y destacable lidia, como viene siendo habitual, de Javier Lambán todo concentrado en el cuarto. Gran cuadrilla la de Perera.

Tarde típica de esos mayos de cuando nos jode y marcea. Marzo mayeó no hace tanto y mayo ahora nos marcea sin compasión ni remedio, víctima de la innegable verdad que imponen y riman nuestros refranes. Un sin dios de primavera que ratifican los populares y ancestrales dichos con verso, con tradición oral, y con vulgar y repetida consonancia. Y nos anuncian, nos anticipan, nos condenan, a golpe de oda y de rima, a un mayo pleno de lluvias. Gracias a Dios, ya era hora… y al refranero, ya era popular retórica.

Una feria en estos revueltos días, en la que para demostrarse aficionado, no queda otra que mojarse. Hoy no ha cabido duda, no cabía casi nada bajo la pertinaz lluvia. La plaza estaba muy llena, va bien la venta de entradas, y los paraguas abultaban, ocupaban, protegían. Y bajo plásticos coloridos de baratos chubasqueros, ansiosos de arte y de riesgo, han aguantado estoicos y pretenciosamente impermeables los que de verdad se mojan con su afición a la Fiesta. Héroes medio neptunos, sirenas en trance de tierra, aguantaron aguaceros al anuncio de toreros que dieron todo lo que tenían en una arena que hoy parecía de una playa en trance de marea baja. Descalzos los protagonistas, empapados y conscientes, se metieron en el charco de mejorar sus bureles. Los tres lo han conseguido calados hasta los huesos, qué bueno que esta expresión sea en sentido figurado. Calar se usa como eufemismo de perforar o cornada.

No solo deben los toreros mojarse en estas condiciones. Es obligación de todos. Mojarnos en los tendidos, mojarnos en las tertulias, mojarnos en las sobremesas. Publicitar nuestra tara de ver la verdad de la vida y no luchar por ocultarla. Pero no por imponer, sino por puro altruismo. Explicarle a los que dudan de que asumir ciertos riesgos tiene compensación intangible, de que contemplar el triunfo de luchar contra tu instinto de sobrevivir si puedes, a cambio solo de saber que si consigues dominarlo es ratificar que vives, es una obligación que tenemos los que entendemos la vida. No es un teatro perfecto, es una lucha diaria, es no saber cuando termina, es disfrutar cada hora, es entender que es finita. Un aficionado a los toros hablando de sus protagonistas, sean toreros o toros, tiene más facilidad para explicar ese fondo de no sabemos lo que somos, tampoco de donde venimos, mucho menos donde vamos, pero qué fuerte es sentir que estamos en el camino. Yo hoy he pasado dos horas contemplando el espectáculo de estos tres toreros buenos poniendo a prueba su destino y salgo empapado de vida, mi consciencia bautizada, siento mi alma tan regada que pienso que pueda florecer. Estoy deseando empezar algo importante mañana.

Lástima que la heterodoxia de finales rematados, de toros más entregados, no surgieran en contraste con las malas condiciones

Tan inspiracional fue Perera bajo un diluvio bíblico, tan confiado Talavante de que hoy saldría a flote, tan impermeable Ginés a ventajas chapuceras, de las que siempre se aleja, he disfrutado la tarde. Y eso que no salieron a flote ni Victorianos ni Nuñez, que más bien resultó al contrario. Con sus kilos y sus dudas hundieron al final la tarde.

Empapado de Perera y de su temple infinito, inundado de la nueva ilusión que pareció exhibir Talavante y bañado de la verdad y del arte que desborda Ginés Marín en cada cite de muleta, la vulgar y fuerte lluvia que se me metió en los huesos fue como un mal necesario, un baño de realidad en medio de una liturgia que hoy pareció bajo el mar.

Lástima que la heterodoxia de finales rematados, de faenas más continuas, de toros más entregados, no surgieran en contraste con las malas condiciones con las que todos partían. Hoy nos mojamos todos. Mañana que no se diga.

Plaza Monumental de Las Ventas, 26 de mayo de 2023

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