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Feria de San Isidro | Ágora o Sálvame

Toros más difíciles de lo que aparentaron, mirones y con parones sorpresivos que dieron serios sustos a los toreros

Foto: El diestro peruano Andrés Roca Rey durante el decimocuarto festejo de la Feria de San Isidro 2023. (EFE/Juanjo Martín)
El diestro peruano Andrés Roca Rey durante el decimocuarto festejo de la Feria de San Isidro 2023. (EFE/Juanjo Martín)

Plaza Monumental de Las Ventas, 25 de mayo de 2023

14ª de la Feria de San Isidro.

Lleno de no hay billetes en un cartel atractivo que juntaba dos de las grandes figuras del momento con el primer torero en salir por la puerta grande de este San Isidro.

Tarde que amenazaba lluvia, pero que quedó agradable. Aunque el viento apareció con fuerza a partir del tercer toro dificultando muchas fases de la lidia.

3 toros de La Ventana del Puerto, de Valdefresno el 1º, de El Puerto de San Lorenzo, 2º y 5º, de entre 532 y 586 kilos un sobrero de Vellosino lidiado en segundo lugar de 590 kilos. Bien presentados en general aunque desiguales. Todos muy serios por delante. Destacó por debajo el tercero al salir tras el enorme sobrero de Vellosino. Con falta de fuerzas en general, el primero de gran condición fue el más flojo y embistió algo descoordinado, el segundo devuelto aún sin caerse. Mostraron casi todos mucho celo en los caballos. Toros más difíciles de lo que aparentaron, mirones y con parones sorpresivos que dieron serios sustos a los toreros. De excelente embestida por el pitón derecho el quinto, humilló, repitió y transmitió, lástima que no hubo el mismo acoplamiento con la zurda, fue ovacionado en el arrastre. Parte del público en contra de la corrida minimizó sus condiciones haciendo tanto hincapié en su flojera y en su tamaño, especialmente en el lote de Roca Rey.

Foto: El torero Francisco José Espada. (EFE/Zipi Aragón)
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• JOSÉ MARÍA MANZANARES, de berenjena y oro, ovación y algunas palmas.

EMILIO DE JUSTO, de grosella y oro, silencio tras aviso y gran ovación que saluda desde el tercio

• ROCA REY, de negro y oro, palmas tras aviso y ovación con algunas protestas.

Bien Morenito de Arles y Perez Valcarce con los palos en el quinto, ambos se desmonteraron.

Las Ventas hoy tornaron ágora. Esa invención urbanística, prueba de civilización, tuvieron en la Creta minoica sus primeras manifestaciones. Un espacio común capaz de mezclar al tiempo inquietudes religiosas, actividades de comercio, manifestaciones culturales y reclamaciones cívicas vertebraban esas polis que resultaban Estados. La gente acudía a compartir, a reclamar y a manifestarse. Algunos también a mercar y otros a demostrar su capacidad de ser votados, a poner en evidencia y en común las virtudes necesarias para resultar elegidos.

Las asambleas ciudadanas que rigieron tiempo antiguo tornan hoy en gallineros. Lo vemos en las tertulias, en los mítines ficticios y hasta en las comunidades que juntan a unos pocos propietarios. Aquellas reglas del juego de respetarse o retarse parecen haber desaparecido en favor del burdo anonimato que ofrecen las altas concentraciones. Hoy juntarse y hacer masa son un salvoconducto. Un individuo mediocre crece en autoestima y valor rodeado de congéneres. Es tal el sentido de protección que percibe de la manada que el filtro de la prudencia desaparece por completo sustituido por el halo del “no me va a pasar nada” aunque diga lo primero que se me venga a la amígdala.

La metástasis del ágora contemporáneo se acreditó con Roca. Extendida ya por varios tendidos no sé yo si tendrá cura

Ha pasado en estos días cuando rebajar de especie a un homínido a gritos desde la grada ha parado hasta un partido. Parece que la mímica que acompañaba la descripción taxonómica del insultado rival incidía en el escarnio del futbolero protagonista. Ha sido recriminada la actitud del pretendido naturista sin el atenuante de que el bobo aborregado se sentía invisible en medio de su rebaño. Esas condiciones miméticas que ofrecen las camisetas siendo del mismo color le parecieron suficientes al falto y al faltador, en este caso son el mismo, para proyectar sus miserias al que más pasaba por la banda. Cualquier color que ofendiera le hubiera puesto a su víctima con tal de procurarle más desazón y cabreo. Es una técnica contrastada a lo largo de los años de ahí su constante reincidencia.

Hoy Las Ventas tornaron ágora. Pero de estas modernas asambleas que juntan a los bocazas para que de su desahogo infecto se nutra su supervivencia. Porque con tanta mierda dentro dudo que sobrevivan. Hoy no llamaron negros a los negros de la Ventana del Puerto ni a los más negros aún del Puerto de San Lorenzo. Hoy les llamaron novillos, lo que demuestra con creces que el voceras no es racista, es faltón en grado supremo.

Parapetados y miméticos en sus asientos de siempre hoy decidieron que en el ágora no disfrutáramos nadie. Sin razón y sin vergüenza reventaron con sus gritos, con sus quejas y sus mierdas cualquier posibilidad de triunfo, cualquier esbozo de disfrute. Esa proto-democracia que nos vendieron los griegos dando voz a quien la pida se ha ido distorsionando hasta justificar sin sentido tener que aguantar a tontos. Tontos y mal intencionados, o con intenciones torcidas, infectos de ego o de nostalgia, llenos de odio y de inquina.

De todos los comentarios, a voz en grito para que duelan, que escuché hoy en Las Ventas uno hasta me hizo gracia. Porque describe sin dudas el estado esquizofrénico en el que vive la plaza. Estaba Emilio de Justo jugándose los bigotes entre las embestidas del toro, el viento impidiendo oles y ciertas y propias dudas. En el fragor de la batalla, cuando se decide si el trasteo vira hacia el olvido o el éxito voceó un camuflado entre las filas más altas: “¡¡Emilio, quién te ha visto y quién te ve!!”. Ninguna frase podría describir con tanto tino la vacuidad de lo que dicen, lo superfluo de sus gritos. Quien te ha visto y quien te ve se lo dedican a alguien que hace menos de ocho días salió por esta puerta grande. Es tal la desfachatez, tal la desvergüenza del tópico, que acreditan sin quererlo la maldad que hay en el fondo.

placeholder  El diestro extremeño Emilio de Justo durante el decimocuarto festejo de la Feria de San Isidro 2023. EFE/Juanjo Martín
El diestro extremeño Emilio de Justo durante el decimocuarto festejo de la Feria de San Isidro 2023. EFE/Juanjo Martín

Pitaron a toros serios, protestaron embestidas, a Roca hasta lo odian visto lo coral de sus reproches. Manzanares con el peor lote bastante más intentó de lo que debía. Emilio de Justo con un buen toro remató los derechazos por bajo y en la cadera entre oles y reproches que impidieron cualquier premio. La espada no jugó a favor, lo que pareció favor a los que hoy no hubieran soportado ni orejas ni triunfos de nadie, ni siquiera del querido Justo.

La metástasis del ágora contemporáneo se acreditó con Roca. Extendida ya por varios tendidos no sé yo si tendrá cura. Se jugó la vida Roca con su primer toro, criticado por tamaño, pero sobre todo por haberle tocado a Roca. Los pitones a milímetros de los muslos y del vientre del torero nunca calman a los cafres que vienen a tiro hecho. Algunas voces discordantes les retaban desde lejos. El ágora se volvió Sálvame. Pobrecita tauromaquia, se va a tirar de los pelos.

Plaza Monumental de Las Ventas, 25 de mayo de 2023

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