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El PP prepara la reconstrucción de Vigo, la asignatura pendiente de Rueda tras el 18-F
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El PP prepara la reconstrucción de Vigo, la asignatura pendiente de Rueda tras el 18-F

Los populares inician una nueva etapa tras el abandono de su líder local, Marta Fernández-Tapias y buscan las causas de su escasa implantación

Foto: La entonces cabeza de lista del grupo municipal en el Concello de Vigo, Marta Fernández-Tapias y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante las campaña. (Europa Press/Adrián Irago)
La entonces cabeza de lista del grupo municipal en el Concello de Vigo, Marta Fernández-Tapias y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante las campaña. (Europa Press/Adrián Irago)

El incontestable éxito de los populares en las autonómicas del 18 de febrero dejó un regusto amargo en una de las ciudades gallegas. Solo en una, pero la de mayor tamaño. En Vigo, el PP se quedó lejos del primer puesto, superado por el BNG. Se distanció también del 47% largo que cosechó en el conjunto de Galicia, con un 35%. Catorce años después de perder la Alcaldía, el partido que ahora preside Alfonso Rueda no ha conseguido reconquistar el favor de los vigueses, con una organización local sumida en su enésima crisis tras el abandono –conocido en plena campaña– de su líder local, Marta Fernández-Tapias.

El PP, que ganó en 259 de los 313 ayuntamientos gallegos, esta vez no puede echarle la culpa a Abel Caballero, al que los populares acusan de “amordazar” a la oposición. Pese a la implicación en la campaña del conocido alcalde socialista, el PSdeG quedó detrás del PP. Un dato que, lejos de tranquilizar, ha encendido las alarmas entre importantes cuadros de la formación de Rueda. "Lo lógico cuando el PSOE gallego cae es que esos votos regresen a nosotros. Que hayan ido a parar al BNG demuestra que hemos hecho las cosas mal", asume un destacado dirigente con una larga trayectoria en el PP de Vigo. Y añade: "Aquí no sirve la disculpa de que Abel es un superhéroe que se porta muy mal con nosotros, porque su grupo se desploma y no lo aprovechamos".

Foto: Abel Caballero, en el encendido navideño de 2021 en Vigo. (EFE/Salvador Sas)

La primera alerta saltó en plena campaña, cuando se supo que Tapias había decidido abandonar la política en cuanto pasaran las elecciones por "motivos personales". Era una noticia que la hasta ahora concejala, vicepresidenta de la Diputación y presidenta local pensaba anunciar después del 18-F, pero que aireó previamente una edil del PSdeG. La noche electoral se confirmaron los temores a un mal resultado, aunque el éxito de Rueda disimulara el desasosiego de muchos militantes al analizar lo sucedido en Vigo. La presidenta local, que al día siguiente formalizó su renuncia, centró el análisis de los comicios con una comparación con las autonómicas de 2020, en las que el PP vigués firmó una tarjeta incluso peor, a 15 puntos de la media de Galicia. "Es el mejor resultado de la década en esta ciudad", celebró.

La tarea de Tapias no era fácil. Llegó a la presidencia del PP de Vigo a finales de 2021, cuando su partido solo tenía cuatro de los 27 concejales de la corporación. Como candidata, en las últimas municipales logró sumar un quinto edil, con 4.672 votos más que cuatro años antes. Fueron buenas noticias, aunque insuficientes, frente a un Abel Caballero que gobierna desde 2007 —con mayoría absoluta desde 2011— y que en 2023 sumó 19 actas.

placeholder Abel Caballero votando el 18-F. (EFE/Salvador Sas)
Abel Caballero votando el 18-F. (EFE/Salvador Sas)

El crecimiento del PP en Vigo en las últimas municipales no fue suficientemente valorado en un partido que, contra todo pronóstico, provocó la dimisión de 16 concejales de Rodeiro, de 2.500 habitantes, para que el líder provincial, Luis López –que había ido en la lista en el testimonial puesto número 21–, lograra el acta de concejal y pudiese ser elegido presidente. No fue lo único: la formación también se opuso a la candidatura de Tapias para presidir la recuperada Diputación de Pontevedra. La decisión respondía a una reclamación de alcaldes del PP que reivindicaban mayor participación que Vigo en la reconquista de la Diputación, contradiciendo el discurso de que las elecciones en el feudo de Caballero no habían ido mal.

El escaso crecimiento del PP en estas autonómicas, apenas tres puntos por encima del resultado de 2020, ha encendido las alarmas internas en la única ciudad que se le resiste. Una urbe en la que no despega y solo consiguió ser el partido más votado una vez desde las generales de 2016. Un hecho del que no todos cargan las culpas sobre una dirigente que desembarcó en la dirección hace solo dos años. "Cuando los resultados son insistentemente entre discretos y malos, algo se está haciendo mal", reflexiona el escritor Fernando Torres Carbajo.

La rara avis en Galicia

"Vigo es una cosa rara en Galicia, distinta al resto, y el Partido Popular gallego nunca la supo entender", añade. Para el también columnista, esa desconexión entre el partido mayoritario en la comunidad autónoma y su gran ciudad "viene de muy atrás, incluso de los tiempos de Fraga y de José Manuel Romay Becaría", el exministro y mentor político de Alberto Núñez Feijóo. "Caballero está todo el día con el mantra de que Vigo castiga a la Xunta, sin duda abusa de ese discurso, pero algo de razón tiene, el maltrato existe". Y cita un ejemplo nada menos que de 2005, cuando la ciudad se adjudicó la salida de la regata Volvo Ocean Race, un globo que se pinchó al decidirse el traslado de toda la infraestructura a Sanxenxo.

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Otras fuentes, incluso dentro del PP, atribuyen el origen de ese distanciamiento entre esta ciudad y el partido a la fusión de las cajas: cuando en 2010 Feijóo porfió en el empeño de salvar a la coruñesa Caixa Galicia, al borde de la bancarrota, con una Caixanova con sede en Vigo y mucho menos afectada. "Fueron momentos muy duros para los que estábamos en el PP de Vigo", admite el mismo exdirigente popular. No falta quien sitúa en aquella lucha contra la fusión el nacimiento del liderazgo de Abel Caballero, que entonces era alcalde en coalición con el BNG y que lograría su primera mayoría absoluta tras enfrentarse a cara de perro con Feijóo.

El propio Feijóo se ha mostrado más crítico que el propio Rueda sobre el estancamiento del PP como segunda y hasta tercera fuerza política de la ciudad, como ocurrió en las generales de abril de 2019. "Es evidente que Vigo necesita un fortalecimiento del partido a nivel municipal. Está clarísimo. Cuando hay un PSOE que gana con mayoría absoluta en una ciudad, es evidente que no solamente se debe a los aciertos de la formación que gana, sino también a los problemas del partido que pierde", afirmaba el máximo líder popular en el Faro de Vigo, días antes de las autonómicas. Entonces aún no se sospechaba que el BNG fuera el más votado en la ciudad. Ya en el congreso local que encumbró a Tapias, en diciembre de 2021, saludó su mandato con una reclamación de autocrítica: "Algo habrá hecho bien quien tenemos delante, y algo habremos hecho mal nosotros".

El PP quiere tratar la crisis abierta por la renuncia de Tapias por la vía rápida. Si el martes, 24 horas después de la dimisión, el grupo provincial abría un plazo de diez días para nombrar una gestora, al día siguiente Alfonso Rueda pediría "un proceso muy rápido", y un par de horas más tarde el presidente provincial anunciaba la nueva gestora. "No tenemos un minuto que perder", argumentó. La delegada de la Xunta, Ana Ortiz, toma el mando temporalmente hasta un congreso extraordinario al que no podrá presentarse, dos años después del que eligió a Tapias. Será una nueva oportunidad para el PP para sacarse la única piedra en el zapato que enturbia su brillante victoria en las autonómicas del día 18.

El incontestable éxito de los populares en las autonómicas del 18 de febrero dejó un regusto amargo en una de las ciudades gallegas. Solo en una, pero la de mayor tamaño. En Vigo, el PP se quedó lejos del primer puesto, superado por el BNG. Se distanció también del 47% largo que cosechó en el conjunto de Galicia, con un 35%. Catorce años después de perder la Alcaldía, el partido que ahora preside Alfonso Rueda no ha conseguido reconquistar el favor de los vigueses, con una organización local sumida en su enésima crisis tras el abandono –conocido en plena campaña– de su líder local, Marta Fernández-Tapias.

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