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¿Qué pasaría si toda España se pusiera la vacuna de AstraZeneca contra el covid-19?
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INVESTIGAN SUS EFECTOS ADVERSOS

¿Qué pasaría si toda España se pusiera la vacuna de AstraZeneca contra el covid-19?

Una mujer de 43 años falleció de un ictus a los pocos días de administrarle la vacuna. ¿Existe un vínculo biológico entre vacuna y trombos? Si lo hubiera, ¿compensaría no usarla?

Foto: La vacuna de AstraZeneca no entró con buen pie en Europa. (Reuters)
La vacuna de AstraZeneca no entró con buen pie en Europa. (Reuters)

Sanidad está investigando actualmente la muerte de Pilar González, una profesora de 43 años que falleció en Marbella de un ictus isquémico —por la obstrucción de la arteria que conecta el corazón con el cerebro— días después de ser inoculada con la vacuna de AstraZeneca, cuya administración permanece suspendida durante 15 días. Según informaba ayer el diario 'Sur', la mujer acudió a urgencias con un dolor de cabeza y malestar general que los médicos achacaron a posibles efectos secundarios de la vacuna.

Ahora, la Agencia Española de Medicamentos (Aemps) está recabando más información para tratar de vincular o no este caso a un portafolio donde también estudian si otros dos eventos están relacionados con la inyección de AstraZeneca: una trombosis venosa abdominal y otra cerebral, que se produjeron en personas que se habían vacunado hasta dos semanas antes.

Foto: Foto: EFE

Sanidad habla de "tres casos de eventos trombóticos que, por sí mismos, aunque infrecuentes, pueden ocurrir en la población general" en un comunicado, donde añade que "sin embargo, los tres casos cuentan con la particularidad de que los eventos trombóticos se han asociado a una disminución del número de plaquetas en sangre", un desorden que en medicina se conoce como trombocitopenia y del que, hasta el momento, se han descrito varios casos asociados a la administración de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca contra el covid-19.

La muerte de la profesora malagueña se une a otras que están siendo investigadas en Europa. La primera fue de una mujer de 49 años en Austria, a la que siguieron otras dos, otra mujer de 60 en Dinamarca y una enfermera treintañera en Noruega, todas ellas vacunadas con AstraZeneca y que registraban síntomas inusuales, entre ellos unos niveles muy bajos de plaquetas en sangre.

Poco a poco van apareciendo nuevas muertes. En Alemania han descrito siete casos similares al de Marbella, de los que tres han resultado fatales al provocar el trombo una hemorragia masiva en el cerebro. El accidente cerebrovascular no es raro, pero la gran pregunta es si habrían sucedido igualmente sin la vacuna de AstraZeneca, si esta los pudo provocar por sí misma o simplemente aceleró algunos procesos biológicos que ya estaban ahí, indetectados.

¿Menos riesgo de lo normal? ¿O más?

El último informe de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) indicaba que después de vacunar a 17 millones de personas en Europa y Reino Unido se habían producido 15 trombosis venosas y 22 embolismos pulmonares. La EMA, además de reafirmarse en el discurso de que los beneficios de la vacunación superan a los riesgos, ha dicho que "actualmente no hay una indicación de que la vacunación haya causado estas enfermedades, las cuales no están listadas como efectos secundarios de esta vacuna". Pero, claramente, los responsables nacionales no están tan seguros de que no exista una relación causal, de lo contrario no habrían detenido el proceso de vacunación en 20 países.

La semana pasada, en uno de sus primeros comunicados tras conocerse los acontecimientos adversos y decisión de varios países de paralizar la vacunación con AstraZeneca, la Aemps explicó que "solo de tromboembolismo pulmonar se estiman entre 70 y 113 casos al año por cada 100.000 personas de cualquier edad en la población general". Con esa tasa, en toda la población española sucederían de forma natural entre 33.200 y 53.600 casos en un año. Evidentemente, estos no estarían repartidos uniformemente entre la población, sino que afectarían más a edades superiores y personas con determinados problemas de salud, inherentes o adquiridos.

Foto: Dosis de AstraZeneca. (Reuters)

Si solo aplicásemos la tasa a las casi 980.000 personas que se han vacunado con AstraZeneca, significa que al cabo de un año se detectarían en este grupo entre 680 y 1.100 casos de trombos pulmonares.

Además de esta afección cardiovascular preocupa la citada trombosis venosa, de la que se han registrado dos eventos en nuestro país. De nuevo, siguiendo la tasa ofrecida por las autoridades de entre 1 y 1,3 casos por cada 1.000 personas al año, en España el número de casos de este tipo de trombosis oscilaría entre los 47.400 y 61.700 anuales.

Es muy difícil hasta el momento determinar cuántos de estos eventos estarán conectados finalmente a las vacunas, pero algunos investigadores discrepan de que las cifras que se están produciendo estén por debajo de lo que cabría esperar. El Instituto Paul Ehrlich alemán, encargado de la seguridad vacunal, fue quien decidió interrumpir la vacunación en el país el pasado lunes. Para su director, Klaus Cichutek, de los 1,6 millones de personas que recibieron la vacuna en Alemania solo debería haberse reportado un caso de trombosis venosa cerebral. Cuando aparecieron siete personas que habían desarrollado esos extraños síntomas entre cuatro y 16 días después de vacunarse, decidieron tirar del freno de mano. Sus expertos decidieron de forma unánime que "una relación con la vacuna no era implausible y esto debería ser investigado".

¿Cuál es la explicación biológica?

No está nada claro por qué una tecnología como la de la vacuna de AstraZeneca, que se antoja segura y ha sido empleada en multitud de vacunas en el pasado, puede provocar estos efectos al tratar de proteger contra el covid-19.

Sí que sabemos que el SARS-CoV-2 acaba provocando trombos en los pacientes de la enfermedad, incluso entre aquellos leves o asintomáticos. "La activación del sistema de coagulación no es algo exclusivo de la infección viral", explica Estanislao Nistal-Villán, virólogo en la Universidad CEU San Pablo e impulsor de nuestro pódcast de virología 'Descifrando el virus'. "En algunos pacientes, y bajo la premisa de que puedan existir condicionantes únicos del individuo, se podrían producir activaciones aberrantes del sistema de coagulación, como por ejemplo los asociados al deterioro del endotelio vascular".

Hay que tener en cuenta que todas las vacunas frente a SARS-CoV-2 que tenemos hasta el momento se basan en la expresión dentro de nuestras células de la proteína S del virus (también conocida como 'spike' o la espícula) para que estas generen la respuesta inmune frente a la misma. "Sería de esperar que, si la única parte del virus que está presente en todas las vacunas generara procesos embólicos y proviniera del SARS-CoV-2, todas la vacunas estarían produciendo los mismos cuadros embólicos, y esto no está ocurriendo", indica Nistal-Villán. "Es esperable por tanto que en caso de que se desarrollen procesos embólicos, estos provengan de reacciones no específicas a la vacuna en sí, ni del vector vacunal, ni del componente de la proteína S de SARS-CoV-2".

placeholder Un vial de la vacuna de AZ. (EPA)
Un vial de la vacuna de AZ. (EPA)

Es decir, la respuesta a esos trombos probablemente está en el organismo de la persona que se pone la vacuna. "Mi sensación es que es una condición preexistente que se exacerba con la vacuna", añade el virólogo.

Esto no es algo exclusivo de AstraZeneca. Este artículo publicado hace un mes en 'American Journal of Hematology' que analiza el bajo número de plaquetas en algunos pacientes inoculados con Pfizer o Moderna indica que esto incluso sucede con las vacunas infantiles, o más que con las vacunas, con algunos vacunados: "Se estima que aproximadamente uno de cada 40.000 niños desarrollan trombocitopenia inmune después de recibir la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR)".

¿Qué hacer ahora? La EMA se vuelve a reunir este jueves para tomar una decisión. Determinar con precisión el número de plaquetas previo a la vacunación de millones de personas en toda Europa es una tarea imposible, al igual que determinar la relación entre este número y la incidencia de trombocitopenias, que parece ser el hilo conductor de todos estos casos.

Foto: Un vial de la vacuna de AstraZeneca en Francia. (Reuters)

"Para resolver las interrogantes que explicasen la reacción de las personas con procesos trombóticos tras la vacunación, sería necesario estudiar los parámetros inflamatorios y de coagulación de estas personas hiperreactivas frente a la vacuna de Oxford-AstraZeneca en concreto", dice Nistal-Villán, "compararlos con la respuesta frente a otras vacunas y determinar, basándonos en esos datos, si estos pacientes y otros con características similares pudieran requerir de una dosis más baja, o tratamientos complementarios para prevenir dichos procesos trombóticos", por ejemplo heparinas u otros anticoagulantes como los que se usan en pacientes con covid-19.

Todo ello significa que la vacuna más accesible y barata de todas (2,9 euros por dosis) ya no resultaría tan económica, y podría estar herida de muerte ante la llegada de otras como la monodosis de Janssen.

Sanidad está investigando actualmente la muerte de Pilar González, una profesora de 43 años que falleció en Marbella de un ictus isquémico —por la obstrucción de la arteria que conecta el corazón con el cerebro— días después de ser inoculada con la vacuna de AstraZeneca, cuya administración permanece suspendida durante 15 días. Según informaba ayer el diario 'Sur', la mujer acudió a urgencias con un dolor de cabeza y malestar general que los médicos achacaron a posibles efectos secundarios de la vacuna.

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