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Historia de un fiasco: crisis de reputación y 5 millones de dosis de AstraZeneca sin inyectar
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MUCHOS PAÍSES FRENAN SU USO

Historia de un fiasco: crisis de reputación y 5 millones de dosis de AstraZeneca sin inyectar

Una cascada de países europeos suspenden la vacunación con AstraZeneca y cinco millones de dosis se quedan sin inyectar en el último capítulo de la crisis de reputación de la farmacéutica

Foto: Un vial de la vacuna de AstraZeneca en Francia. (Reuters)
Un vial de la vacuna de AstraZeneca en Francia. (Reuters)

Esperanza, declive, crisis y desplome. La relación de la Unión Europea con la vacuna desarrollada por Oxford y AstraZeneca ha sido tormentosa y ha alcanzado uno de sus puntos más bajos durante los últimos días. Desde mediados de la semana pasada, un goteo de Estados miembros han ido anunciando que frenaban la vacunación con dosis de AstraZeneca al reportarse casos de trombos tras su inyección, hasta sumar prácticamente a la mitad de socios de la Unión Europea. El goteo se convirtió en cascada el lunes: Alemania, Francia e Italia, y poco después España, anunciaban que se frentaba la inoculación de la fórmula de Oxford.

En total, en este momento, y según datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), hay unos cinco millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca sin inyectar en Italia, Francia, Alemania, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos y España, los principales países europeos que han frenado la vacunación con su fórmula.

La relación de la Unión Europea con AstraZeneca completa así el ciclo. Primero el sentimiento dominador fue la esperanza: se esperaba que esta fuera a ser la primera vacuna a la que tuviera acceso Europa. Pero se retrasó y se entró entonces en la fase de la decepción. Como recuerdan fuentes comunitarias, si la campaña de vacunación no va peor es porque la vacuna de Pfizer y BioNTech se adelantó.

placeholder Vacuna de AstraZeneca. (Reuters)
Vacuna de AstraZeneca. (Reuters)

Después se entró de lleno en la crisis, de la que ya no se ha salido. AstraZeneca anunció a la Comisión Europea que entregaría en el primer trimestre del año menos de un cuarto de las dosis prometidas. Bruselas inició una guerra con la farmacéutica que llevó al establecimiento de un mecanismo de control de exportaciones con el que se podría llegar a bloquear envíos a países terceros. El primer bloqueo ocurrió hace dos semanas: Italia, que ahora ha suspendido la vacunación con AstraZeneca, retuvo el envío de 250.000 dosis a Australia.

Pero, si este daño a la reputación de AstraZeneca ocurrió al más alto nivel, en cuanto a la confianza hacia la farmacéutica para cumplir con su contrato, ya había empezado a desarrollarse una crisis reputacional más grave, que ha terminado por explotar ahora. Comenzó cuando Alemania, ante la falta de datos en los ensayos clínicos para pacientes mayores de 55 años, restringió la vacunación por debajo de los 65 años. Las autoridades alemanas tomaron esa decisión justo antes de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ofreciera su veredicto: la recomendaba para todas las edades, también para mayores de 65 años.

Sin embargo, muchos países siguieron la estela de Alemania y limitaron su vacunación a la población más joven. Entre ellos España. La confusión respecto al uso sobre mayores de 65 años arrancó cuando en plena guerra entre la Comisión Europea y AstraZeneca por el envío de dosis de la vacuna el periódico económico alemán 'Handelsblatt' publicó una información que señalaba que la vacuna tenía una eficacia de solo un 8% sobre los mayores de 65 años, precisamente el colectivo más vulnerable a enfermar de gravedad y morir por el virus. Los datos eran erróneos. El Ministerio de Salud alemán tuvo que corregirlos. La rectificación dejó a la luz de todos lo que ya se sospechaba: que el Gobierno alemán era el que había filtrado información al 'Handelsblatt', que la interpretó mal. Pero que la filtración se debía entender en el contexto de la guerra entre Bruselas y AstraZeneca. La reputación era un elemento más de ella.

Poco a poco, y ante la lentitud en la vacunación, en las semanas siguientes algunas capitales se animaron a levantar el límite de los 65 años. Muy recientemente Italia y Alemania tomaron la decisión de recomendar su uso en mayores de 65 años. Pero acto seguido ha llegado el segundo capítulo de la crisis. En algunos países como Alemania ya se notaba cierta resistencia a la vacuna de AstraZeneca: muchos ciudadanos querían ser vacunados, pero no con las dosis de esa farmaceútica. Algunos expertos alertaban de que se había provocado un daño reputacional que solamente acababa de comenzar. A finales de febrero el sistema alemán de salud solamente había inyectado 87.000 de las 736.800 dosis de AstraZeneca con las que contaba en ese momento.

Foto: Un vial de la vacuna de AstraZeneca en Epsom, Reino Unido. (EPA)

Pero la situación ha empeorado en los últimos días. La voz de alarma la dio Austria, donde la semana pasada murió una enfermera por un trombo, algo que comunicó a la Agencia Europea del Medicamento. Otra muerte en Dinamarca a finales de la semana pasada hizo que ambos países, junto con Estados miembros como Bulgaria, decidieran frenar la vacunación con AstraZeneca. La EMA señaló entonces que continuar con la vacunación era seguro. El mismo viernes, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) recomendaba "que todos los adultos elegibles continúen recibiendo sus vacunas COVID-19".

Este lunes por la mañana, Marco Cavaleri, presidente del comité de trabajo sobre coronavirus de la EMA, insistía ante el Parlamento Europeo en la opinión emitida días antes por la Agencia: "El equilibrio entre beneficio y riesgo de la vacuna AstraZeneca se considera positivo. Y no vemos ningún problema en continuar con la campaña de vacunación", explicó ante los eurodiputados de la comisión de Medioambiente y Salud Pública.

Horas después, y en un movimiento coordinado entre los ministros de Salud, primero Alemania, después Italia y Francia, y finalmente también España, anunciaban que se frenaba la vacunación con AstraZeneca. Berlín fue la que primero lo comunicó. “Al analizar el nuevo estado de los datos (desde el 11 de marzo), los expertos del Paul-Ehrlich-Institut ahora ven una acumulación sorprendente de una forma especial de trombosis cerebral venosa muy rara (trombosis de la vena sinusal) en relación con una deficiencia de plaquetas sanguíneas (trombocitopenia) y hemorragia en el periodo próximo a la vacunación con la vacuna COVID-19 AstraZeneca”, señala su comunicado. Es, sin ninguna duda, el comunicado más concreto de todos los que se han realizado anunciando el detenimiento de la vacunación.

placeholder Sede de la Agencia Europea del Medicamento en Ámsterdam. (Reuters)
Sede de la Agencia Europea del Medicamento en Ámsterdam. (Reuters)

Pero los expertos de las organizaciones internacionales no han encontrado por ahora un vínculo entre los casos de trombosis y el uso de la vacuna de AstraZeneca. La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que, si bien está investigando los casos, “no hay razón” para suspender la vacunación. Es un mensaje en el que ha insistido este lunes por la tarde la EMA, después del discurso de Cavaleri ante la Eurocámara.

“Si bien su investigación está en curso, la EMA actualmente mantiene la opinión de que los beneficios de la vacuna AstraZeneca en la prevención de COVID-19, con su riesgo asociado de hospitalización y muerte, superan los riesgos de efectos secundarios”, ha asegurado la agencia con base en Ámsterdam este lunes por la tarde. “El comité de seguridad de la EMA (PRAC) revisará más a fondo la información este martes y ha convocado una reunión extraordinaria el jueves 18 de marzo para extraer conclusiones sobre la información recopilada y cualquier otra medida que sea necesaria”, añade la EMA.

El temor en Ámsterdam y en Bruselas es que este ataque de pánico de los Estados miembros tenga daños irreversibles sobre la campaña de vacunación. Más allá de tener una crisis de confianza respecto al contrato con AstraZeneca, que sigue sin cumplir con sus compromisos, el problema real sería que los ciudadanos hayan perdido la confianza en la vacuna y se nieguen a permitir que se les inyecte. La Unión Europea tiene un contrato con la farmacéutica para adquirir 300 millones de dosis, con una posible ampliación a 100 millones más.

Esperanza, declive, crisis y desplome. La relación de la Unión Europea con la vacuna desarrollada por Oxford y AstraZeneca ha sido tormentosa y ha alcanzado uno de sus puntos más bajos durante los últimos días. Desde mediados de la semana pasada, un goteo de Estados miembros han ido anunciando que frenaban la vacunación con dosis de AstraZeneca al reportarse casos de trombos tras su inyección, hasta sumar prácticamente a la mitad de socios de la Unión Europea. El goteo se convirtió en cascada el lunes: Alemania, Francia e Italia, y poco después España, anunciaban que se frentaba la inoculación de la fórmula de Oxford.

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