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Así han adelantado Pfizer y BioNTech a todos sus rivales en la carrera por la vacuna
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Así han adelantado Pfizer y BioNTech a todos sus rivales en la carrera por la vacuna

La pequeña biotecnológica alemana era un operador minoritario en los tratamientos contra el cáncer de última generación —y dio un giro cuando el brote de covid-19 estalló en China—

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Un viernes de finales de enero, Ugur Shain recibió un correo electrónico con malas noticias: un nuevo estudio de un nuevo coronavirus letal en China mostraba que era más contagioso que lo que se creyó en un principio. El brote tenía potencial para convertirse en pandemia, creyó entonces.

El lunes siguiente, el científico alemán y CEO de la empresa de biotecnología BioNTech convocó el consejo para anunciar que la empresa, que había estado desarrollando tratamientos contra el cáncer de última generación, empezaría a trabajar en una vacuna contra el covid-19. Los ensayos en humanos tendrían que empezar en abril, añadió, por si Europa y EEUU tenían que confinarse.

Mientras la mayoría del mundo no era todavía consciente del peligro, BioNTech estaba revolucionada, explicaba Sahin a ‘The Wall Street Journal’ a principios de mes, estudiando la serie de acontecimientos que convertirían esta compañía desconocida en líder en la carrera global por una vacuna para el covid-19.

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Los directores y empleados clave, muchos de los cuales estaban a punto de iniciar sus vacaciones de esquí, lo rechazaron al principio, según el CEO y varios socios. Pero él y su mujer, la directora médica de BioNTech Özlem Türeci, que son los cofundadores de la empresa y los dos grandes accionistas minoritarios, insistieron. “Fue necesario convencerles”, dice el Dr. Sahin: “Algunos pensaron que la situación en China se estaba exagerando, que no nos afectaría”.

Nueve meses después, BioNTech se ha asociado con Pfizer, y el tándem está cerca de terminar los ensayos clínicos de una vacuna candidata. Las empresas podrían solicitar una autorización de emergencia a finales de noviembre, haciendo las dosis potencialmente disponibles entonces o en diciembre. Las acciones de BioNTech casi han triplicado su valor desde enero.

La asociación de la biotecnológica alemana con el gigante farmacéutico estadounidense empezó por un contacto entre Sahin y otra alemana, Kathrin Jansen, jefa de Investigación y Desarrollo de Vacunas en Pfizer.

placeholder Oficinas de BioNTech en Mainz, Alemania. (Reuters)
Oficinas de BioNTech en Mainz, Alemania. (Reuters)

Los dos tuvieron una reunión en la sede de Pfizer en Nueva York ya en 2017, cuando Sahin estaba buscando socios para trabajar en tratamientos potenciales para enfermedades contagiosas que estaban desarrollando. La Dra. Jansen, una autoridad en vacunas con un gran historial de credenciales académicas y corporativas, fue escéptica sobre el programa de BioNTech al principio, recuerda, pero con el paso de la reunión se volvió más receptiva.

“Me advirtieron de que podía ser muy dura, pero no me lo pareció, hizo preguntas muy buenas y en 10 minutos nos entendimos perfectamente”, declara el Dr. Sahin.

En agosto de 2018, las dos empresas acordaron desarrollar una vacuna antigripal. La licencia de la vacuna se concedería a Pfizer y estaría basada en el ARN mensajero, también conocido como ARNm —mensajeros moleculares que envían instrucciones genéticas que, cuando se utilizan en vacunas, ordenan a las células crear proteínas para generar una respuesta inmune que proteja de un virus—.

“Como con cualquier tecnología nueva, el ARNm tenía que ser probado científicamente y, en ese momento, había pocas pruebas de que la tecnología del ARN pudiera ser efectiva para prevenir enfermedades contagiosas”, afirma la Dra. Jansen: “Lo que me intrigaba era el potencial para desarrollar una vacuna mejor para la gripe, para la que el ARN ofrecía muchas ventajas potenciales frente a los métodos del momento”.

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BioNTech todavía no tiene ningún tratamiento o vacuna aprobados. Pero el Dr. Sahin ha estado trabajando con el ARNm con su mujer durante más de 25 años. La pareja, ambos descendientes de inmigrantes turcos que se conocieron trabajando en una clínica de cáncer, vendieron su primera empresa, Ganymed Pharmaceuticals, por 1.400 millones de euros en 2016.

La vacuna antigripal de BioNTech y Pfizer esperaba empezar los ensayos en humanos en 2020. Pero el giro del Dr. Sahin hacia el covid-19 en enero trastocó el calendario. A medida que la epidemia se desataba en China —convirtiéndola en un lugar idóneo para realizar los ensayos de la vacuna—, Sahin llegó a un acuerdo con Fosun Pharma para vacunar a los candidatos allí.

La plantilla de BioNtech se dividió en grupos que trabajaban siete días a la semana en lo que el Dr. Sahin llamó Proyecto Lightspeed (velocidad de la luz). Los grupos trabajaban aislados para evitar el contagio si un miembro se infectaba. El Dr. Sahin explica que dejó de viajar y advirtió a sus trabajadores de que viajasen en coche si era posible.

A finales de febrero, BioNTech había identificado 20 vacunas candidatas, de entre las que se eligieron cuatro para un ensayo alemán. Las técnicas perfeccionadas en el desarrollo de tratamientos para el cáncer y en la vacuna para la gripe permitieron a los equipos condensar el trabajo meticuloso de identificar a candidatos en meses.

placeholder Una investigadora trabaja en un laboratorio de Pfizer. (Reuters)
Una investigadora trabaja en un laboratorio de Pfizer. (Reuters)

Cuando China empezó a perder su atractivo como lugar para probar la vacuna por el progreso de las autoridades en la contención del virus, el Dr. Sahin llamó a la Dra. Jansen el 1 de marzo para sugerir una nueva alianza para probar las vacunas de covid-19 en EEUU.

La Dra. Jansen no lo dudó. Le dijo al Dr. Sahin: “Por supuesto, estoy interesada. Es seguramente lo más importante que vayamos a hacer”, tal y como explico este al WSJ. El Dr. Sahin propuso dividir los costes de desarrollo restantes, así como los beneficios, en partes iguales. La Dra. Jansen aceptó, cuenta, y ambas empresas empezaron a trabajar en el proyecto incluso antes de firmar un contrato. Pfizer dice que la Dra. Jansen aceptó trabajar con BioNTech en principio. “Era todo cuestión de confianza”, asegura el Dr. Sahin.

“La tecnología ARN ofrecía una vía más rápida para las evaluaciones clínicas que las técnicas tradicionales y nuestra colaboración sobre la gripe había sido muy positiva”, declara la Dra. Jansen. “Pfizer aportaría su notable experiencia e infraestructura de desarrollo para ayudar a BioNTech a hacer realidad el potencial de su tecnología. Llevó un tiempo ocuparse de todos los detalles, pero llegamos a un acuerdo que potenció nuestras fortalezas con el fin de hacer algo que muchos pensaban que era imposible”.

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En una videoconferencia el 14 de marzo, se reunieron 60 directivos y científicos de ambas empresas para negociar los términos legales y científicos de la colaboración. Tres días después, hicieron público el acuerdo.

Bajo el pacto, BioNTech accedía a proporcionar su investigación del ARNm a Pfizer, que había cerrado su unidad de enfermedades contagiosas hace años. Debido a la restricción de viajes a europeos de EEUU, los científicos tuvieron que utilizar un avión de la compañía para transportar material genético de un lado al otro del Atlántico, cuenta el Dr. Sahin.

La colaboración entre un gigante farmacéutico de 170 años con cerca de 100.000 empleados y una organización biotecnológica de 1.500 personas resultó sorprendentemente libre de roces, afirma el Dr. Sahin.

Se estableció una agenda de conferencias diarias y equipos mixtos. Los debates existentes, como qué vacuna candidata elegir para un ensayo, se resolvieron entre científicos dentro de los equipos sin importar su afiliación corporativa. “No hay lugar para el ego; hay mucho diálogo, y eso es genial”, dice el Dr. Sahin.

placeholder Pruebas de la vacuna en humanos. (Reuters)
Pruebas de la vacuna en humanos. (Reuters)

Al principio, el Dr. Sahin y el CEO de Pfizer, Albert Bourla, hablaban varias veces al día. Después, entraron en la rutina de conectarse todos los fines de semana para recapitular el trabajo de la semana. El Dr. Sahin comenta que tomaban la mayoría de las decisiones importantes juntos, pero que no se reunieron en persona hasta septiembre, cuando Bourla viajó a Europa.

El Dr. Sahin dejó claro que cualquier vacuna sería un producto de BioNTech. Al contrario que con la vacuna antigripal, dice, Pfizer intentaría conseguir una licencia estadounidense para una vacuna contra el covid-19 no para ellos sino en nombre de BioNTech.

Pfizer afirma que la propiedad intelectual ‘dirigida principalmente’ hacia la vacuna sería propiedad de BioNTech, pero los nuevos descubrimientos que se realizasen después de que comenzara la alianza por el covid-19 podrían ser en última instancia propiedad de cualquiera de los dos, según la naturaleza del descubrimiento.

Foto: Vacuna inhalada contra la gripe. (Wikipedia)

La insistencia del Dr. Sahin en mantener la propiedad de la vacuna nació de su convicción de que impulsaría el trabajo de la compañía en la tecnología ARNm en otras áreas, como el tratamiento del cáncer, que se encuentran en ensayos clínicos actualmente, asegura.

Como resultado del aumento del precio de la acción de BioNTech este año, el Dr. Sahin y la Dra. Türeci se encuentran ahora entre los 100 alemanes más ricos. Pero, esta vez, no tienen intención de vender su empresa.

La primera licencia para un tratamiento basado en el ARNm dará paso a una revolución farmacológica, afirma, “y tendremos la oportunidad de moldear esta nueva industria”.

Un viernes de finales de enero, Ugur Shain recibió un correo electrónico con malas noticias: un nuevo estudio de un nuevo coronavirus letal en China mostraba que era más contagioso que lo que se creyó en un principio. El brote tenía potencial para convertirse en pandemia, creyó entonces.

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