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Bronca para la elección del nuevo presidente de la ANC, que está al borde de la escisión
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Bronca para la elección del nuevo presidente de la ANC, que está al borde de la escisión

El sector crítico no deja que Lluís Llach sea nombrado porque teme que es un 'submarino' manejado a distancia por Carles Puigdemont

Foto: Lluís Llach en una foto de archivo. (Europa Press/David Zorrakino)
Lluís Llach en una foto de archivo. (Europa Press/David Zorrakino)

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha vivido una de sus peores jornadas este sábado, durante la constitución del nuevo Secretariado Nacional, que tenía que elegir al presidente, al vicepresidente, al secretario y al tesorero. La presidenta los últimos dos años, Dolors Feliu, anunció hace unas semanas que no optaría a la reelección, después de que las bases votasen en contra de su intención de presentar una lista cívica a las elecciones autonómicas, al margen de los partidos soberanistas.

Las disensiones internas y la amenaza de escisión de la principal organización cívica independentista provocaron el bloqueo de la situación y el aplazamiento de los nombramientos este sábado por la mañana. Ante la falta de consenso, se ha pospuesto la votación, que se retomará "en los próximos días". Todo estaba preparado en Vilafranca del Penedès para que el excantautor Lluís Llach se hiciese con la presidencia, actuando en tándem con el excupero Julià de Jòdar.

Pero el nuevo Secretariado echó por tierra los planes de Llach. ¿El motivo? Sus críticos aseguran que es un submarino de Carles Puigdemont para controlar la organización y ponerla al servicio del Consell de la República o de Junts, usándola luego como la sucursal de movilizaciones del propio Puigdemont. En realidad, tanto Llach como De Jòdar pidieron el voto para Junts en las últimas elecciones autonómicas.

Para alcanzar la presidencia de la ANC se necesita el aval de dos tercios de los 77 secretarios nacionales. Llach reunió 43 avales. A él se enfrentó, finalmente, Josep Punga Tandú, director de negocio internacional del Banc Sabadell, que logró 27. Punga presentó candidatura al Secretariado por el bloque Joven (solo obtuvo 32 avales, suficientes para entrar por este bloque), mientras que Llach concurrió por el bloque Nacional. Curiosamente, Punga fue candidato municipal en las listas de Junts per Montcada. La sesión debía acabar por la mañana, pero las posturas estaban tan encontradas que no fue posible hallar un candidato de consenso.

Foto: La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Dolors Feliu. (Kike Rincón/Europa Press)

En la bronca sesión de este sábado, el sector crítico amenazó con escindirse si Llach era elegido máximo ejecutivo de la organización: consideran que la entidad sería un juguete roto en manos del fugado expresident. Un exalto cargo de la ANC manifestó a El Confidencial que "los socios no van a permitir que la organización caiga en manos de Puigdemont. Ahí está Josep Costa, que evitará que Puigdemont la instrumentalice". Costa, exvicepresidente del Parlament, es un activista que se encuentra enfrentado a la cúpula de Junts porque le vetaron la presidencia del Parlament de Cataluña para poner a Laura Borràs. Costa está apoyado por un sector claramente beligerante con los partidarios de Puigdemont, aunque no presentó candidatura para presidir la entidad al ver que tampoco podría obtener los dos tercios necesarios.

Un 'pacificador' mal recibido

El enfado en las filas de los críticos, no obstante, es enorme. "Junts nos ha enviado un pacificador a la ANC para someterla (…) A todos los nuevos secretarios nacionales de la ANC: si queréis partir la ANC por la mitad y que uno de los sectores abandone la ANC, elegid al señor Llach", avisaba en la mañana de este sábado uno de los miembros del ala dura. De hecho, era un mensaje que ya había enviado a las redes hace unos días para alertar de la situación. La polémica, pues, estuvo servida desde el minuto número 1. El aviso de los críticos fueron las campanades a mort para Lluís Llach, que ya se veía como máximo ejecutivo de la ANC.

De hecho, el otrora cantante fue hasta hace muy poco ministro del Consell de la República, lugar en el que le colocó el propio Puigdemont. Además, su posicionamiento acrítico y ostentosamente a favor de Junts le han granjeado muchos enemigos. Un excargo de la ANC señala a El Confidencial que la entidad "va de baja. Ha habido muchas fugas y ya nadie se fía de ella. Está minada por intereses políticos que poco tienen que ver con Cataluña, pero sí con los partidos independentistas", explica este exalto cargo, que prefiere mantener el anonimato.

Foto: Carles Puigdemont, en una rueda de prensa desde Perpiñán. (EFE/David Borrat)

Esto pone a la más grande entidad cívica independentista al borde del abismo. En unos años, la ANC ha pasado de movilizar a cientos de miles de almas a la bronca interna cainita y a mover solo unos cuentos centenares de activistas en momentos muy puntuales. En la última Diada, no reunió a más de unas decenas de miles de personas (con la ayuda de todas las plataformas soberanistas y de los partidos políticos), aunque oficialmente sus portavoces hablaron de 700.000 manifestantes (en una plaza con un aforo 20 veces inferior a esa cifra). La Guardia Urbana rebajó esa cifra a 115.000 asistentes. Fue el principio del fin.

La falta de poder de convocatoria (en las grandes y masivas protestas contra la presencia del Rey, por ejemplo, cuando antes sumaba miles de activistas, ahora concentra a tres centenares a lo sumo), unido a la autocracia de la cúpula provocaron varios conflictos internos en la organización el último mandato. Tanto fue así que mientras mandó Dolors Feliu dimitieron 13 miembros del Secretariado Nacional e incluso el vicepresidente Jordi Pesarrodona abandonó sus responsabilidades, aunque siguió dentro del máximo órgano de gobierno para "vigilar" a Feliu.

Nombres con peso

En las recientes elecciones internas para elegir al Secretariado, celebradas entre el 14 y el 18 de mayo, Llach fue el candidato que más votos sacó: 3.268. En segundo lugar, quedó el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, que obtuvo 3.105 votos. En tercer lugar, Julià de Jòdar, exdiputado de la CUP ahora alineado con Carles Puigdemont y la persona que debía hacer tándem con Llach para controlar la organización. Luego, se encuentran Toni Strubell (que había sido diputado por Solidaritat Catalana per la Independència y ahora ha pedido el voto para Puigdemont) y Josep Cruanyes, exvicepresidente de la ANC que había sido el guardián del dinero, es decir, el responsable de la Caja de Solidaridad del independentismo, la caja que pagaba las multas.

En la lista figuran por orden de mayor a menor votados, Jordi Pesarrodona (payaso y vicepresidente de la ANC hasta hace unos meses, cuando dimitió por disensiones con la presidenta de la entidad, Dolors Feliu, y al que Puigdemont llegó a meter en el gobierno del Consell de la República), Joan Matamala (hermano de Josep Maria Matamala, hombre de confianza de Puigdemont), Uriel Bertran (la mano derecha de la presidenta saliente y miembro de Solidaritat Catalana por la Independència) y Eulàlia Sirvent (una empresaria de Vic propietaria de Xixovic que casi ganó el título de Mejor Maestro Artesano Heladero de España hace tres meses, pero se contentó en ese certamen el premio al Mejor Polo de España).

Cuando se hicieron públicos los resultados provisionales de votación de los nuevos secretarios de la ANC, uno de los primeros en felicitar a Llach fue su amigo Carles Puigdemont: "Felicidades, Lluís, por los resultados y por la nueva etapa que se vislumbra en la ANC. Rehagamos unidades, reforcemos puentes, compartamos estrategias, por la independencia", le dijo su amigo. Se atisbaba el preludio de un frente entre ANC y el Consell con oscuros intereses políticos y personales detrás. Fue también la chispa que hizo saltar todas las alarmas entre los sectores que quieren preservar la ANC de la manipulación partidista. Y por ello, se pusieron manos a la obra para conjurarse con el fin de que Llach (y, por extensión, Puigdemont) nunca llegase a la presidencia.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha vivido una de sus peores jornadas este sábado, durante la constitución del nuevo Secretariado Nacional, que tenía que elegir al presidente, al vicepresidente, al secretario y al tesorero. La presidenta los últimos dos años, Dolors Feliu, anunció hace unas semanas que no optaría a la reelección, después de que las bases votasen en contra de su intención de presentar una lista cívica a las elecciones autonómicas, al margen de los partidos soberanistas.

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