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Grandes organizaciones independentistas preparan la vuelta a las calles y la tensión social
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MOVILIZACIÓN EN CATALUÑA

Grandes organizaciones independentistas preparan la vuelta a las calles y la tensión social

La ANC elige nueva cúpula, liderada por Lluis Llach, con un núcleo duro escorado hacia el extremismo e infiltrado por activistas indignados del soberanismo: "La vía unilateral es la única posible para la liberación del Estado español"

Foto: Manifestación de la ANC en conmemoración del 1-O. (EP/Kike Rincón)
Manifestación de la ANC en conmemoración del 1-O. (EP/Kike Rincón)
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La Asamblea Nacional Catalana (ANC) lo tiene todo a punto para iniciar una nueva etapa, más radicalizada, bajo la batuta de Lluís Llach, el hombre en el que Carles Puigdemont depositó su confianza para controlar la institución civil independentista que más movilizaciones ha protagonizado la última década. Uno de sus objetivos es "incrementar la presencia en los medios de comunicación para visualizar menor su mensaje y acción".

La estrategia se traduce en la práctica en un aumento de la tensión social, teniendo en cuenta que su principal argumento es "trabajar para hacer entender que la vía unilateral hacia la independencia no solo es realista y posible, sino que es la única vía posible para alcanzar la liberación del Estado español". Esta máxima implica "combatir la idea ampliamente repetida y utilizada como excusa, tanto por el unionismo como por el autonomismo, de que la única opción viable para la independencia es un acuerdo con España".

La lucha callejera, dice la hoja de ruta de la ANC, "ha de ser contundente, sostenida y eficaz": "Se ha de sorprender, se ha de captar la atención de los medios de comunicación y provocar reacciones. Continuaremos fortaleciendo el conocimiento y la práctica de esta estrategia de lucha entre nuestras bases". "Los métodos para aumentar la tensión pasan por organizar movilizaciones masivas reivindicativas, denunciar y responder a las intromisiones españolas de carácter propagandístico como las visitas monárquicas, acontecimientos deportivos o actos semejantes que normalizan la ocupación española del territorio nacional, y pensar y desarrollar acciones de lucha activa 'no violenta' y confrontación utilizando todos los mecanismos que nos acerquen a nuestro objetivo: ser un Estado".

Foto: Dos agentes de los Mossos d´ Esquadra durante una protesta de la ANC en las inmediaciones del Palau de la Generalitat. (Europa Press/Lorena Sopêna)

Ante la crisis del independentismo, la ANC se propone "ampliar la implicación de sectores sociales en el seno de la Asamblea, prioritariamente jóvenes y recién llegados". Propone luchar en tres frentes: el civil, el institucional y el internacional. En el institucional pretende forzar el "hacer efectiva la declaración de independencia", levantando su suspensión en el Parlament. Considera que en el anterior mandato se echó por la borda "pese a haber conseguido en el Parlament el 52% de los votos en las elecciones". Esa cifra es falsa, puesto que los tres partidos con representación parlamentaria (ERC, Junts y la CUP) apenas sumaban el 48% de los votos.

La entidad soberanista acusa a los partidos de traicionar a los catalanes: "De la elección de un president que se comprometió a culminar el proceso de independencia, hemos pasado al intento de enterramiento del procés, con reiterados pactos con partidos unionistas por parte de ERC, de JxCAT y de la CUP. No hubo un planteamiento de ruptura democrática respecto al autonomismo constitucional".

Límites a Puigdemont

¿Puede haber una instrumentalización de la ANC por parte de Puigdemont? ¿Puede esta organización convertirse en la 'sucursal de las movilizaciones' de Puigdemont, tal y como denuncian algunos círculos extremistas soberanistas? Desde posiciones críticas con Puigdemont se afirma que la situación está controlada.

"El segundo dirigente más votado, a solo 150 votos de Lluís Llach, fue el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, que no permitirá el uso de la ANC para intereses partidistas. Costa salió muy rebotado de Junts porque él quería ser el presidente del Parlament en 2021, pero prefirieron hacer presidenta a Laura Borràs, pese a tener pendiente un juicio por corrupción", señalan fuentes consultadas por este diario. Y añaden: "Cuando le vetaron el paso, decidió desligarse de Junts y volver a su antiguo puesto de letrado municipal en Santa Coloma de Gramenet. Por tanto, ahí hay mucho malestar, hay un resentimiento personal que será difícil de soslayar y a Puigdemont no le servirá de nada la envolvente de querer controlar la ANC a través de Llach y de Julià de Jòdar [exdiputado de la CUP ahora pasado con armas y bagaje a las filas de Puigdemont], que fue el tercero más votado tras Llach y Costa”.

"Hay un resentimiento que será difícil de soslayar y a Puigdemont no le servirá la envolvente de querer controlar la ANC a través de Llach"

Tras la negativa de las bases de confeccionar una lista cívica al margen de los partidos políticos, la ANC se deberá mojar en un futuro próximo. En su decisión influirá una plataforma que hasta ahora ha pasado casi desapercibida: Moviment per la Independència (MxI). Se trata de un grupo de críticos con un gran peso en el Secretariado de la entidad, aunque no lo parezca. A este grupo radical se han apuntado, entre otros, Pere Oriol Costa o Pere Pugés, uno de los fundadores de la ANC, cuya hermana también estará en el secretariado de la asamblea.

Una de las sorprendentes incorporaciones es la del empresario gerundense Joan Matamala, hasta hace un par de años incondicional de Carles Puigdemont y cuyo hermano, Josep Maria Matamala, acompañó al fugado en Bélgica durante años. Joan fue el impulsor de la Fundació Nord, con el fin de dar instrumentos de alta tecnología al independentismo y que no se pudiesen detectar sus movimientos. Esa fundación, además, debía desarrollar tecnologías para permitir el voto electrónico y desarrollar la identidad digital que Puigdemont planeaba. En las pasadas elecciones autonómicas, sin embargo, apoyó la lista de Junts con Puigdemont a la cabeza.

Foto: Carles Puigdemont, en una imagen de archivo. (EFE/David Borrat)

También es una sorpresa la aparición en la cúpula de Joan Puig, el editor del diario digital La República y exdiputado de ERC, que se hizo famoso por sus protestas contra la piscina de Pedro J. Ramírez en Mallorca. Puig era hasta hace relativamente poco uno de los activistas más cercanos al expresident fugado, que confiaba más en él que en miembros de la cúpula de Junts. También integra esta nueva plataforma Jordi Manyà (hasta ahora secretario nacional). Para el próximo otoño, esta será la entidad que prepara la segunda Conferencia Nacional por el Estado Propio. Los recientemente elegidos miembros de la restringida cúpula de MxI Joan Matamala, Joan Puig y Rosa Maria Quintana estarán en el próximo secretariado de la ANC.

Fuentes independentistas señalan a El Confidencial que el grupo de MxI, aliado con otros activistas, no dejará que Puigdemont instrumentalice la organización cívica. Las voces consultadas, no obstante, reconocen que puede haber movimientos tácticos dentro de la entidad para coordinar las hojas de ruta de ANC y MxI, ya que algunos de los postulados de ambas organizaciones son muy similares.

MxI, por ejemplo, apuesta por impulsar de nuevo "movilizaciones masivas que se vuelvan a hacer visibles internacionalmente y generen sensación de pertenecer a la mayoría social". También aboga por las "movilizaciones permanentes que generen sentimiento de pertenencia", manifestaciones "especiales de respuesta o denuncia a hechos puntuales" y volver a la agitación callejera mediante los Grupos de Actuación Territorial (GAT), cuya principal misión sería "la identificación de lugares estratégicos del país y estructuración de los grupos de acción 'noviolenta' y la logística necesaria".

Paralelismos estratégicos

La ANC, por su parte, considera que tiene un compromiso con "el mandato del 1 de octubre" y asegura que "dentro de los Estados español y francés, somos una nación minorizada, acosada y amenazada. Podemos decir que la nación catalana está colonizada". Por eso apuesta por "una estrategia de confrontación". Es, dice la hoja de ruta señalada, "la confrontación entendida como todas aquellas acciones dirigidas a socavar los pilares del Estado (…) la lucha activa 'no violenta' nos guía en las movilizaciones, que son uno de los medios que tenemos como pueblo para conseguir nuestro objetivo. Que la lucha no sea violenta no quiere decir que no haya de tener fuerza y capacidad de llegar a todos".

En el terreno del frente institucional se pretende debilitar al Estado, estructurar instituciones republicanas tanto dentro de Cataluña como en el autodenominado exilio, cosa que la ANC también pretende a través de las asambleas exteriores y de su infiltración en organismos internacionales como la UNPO.

Foto: Valtonyc, de rojo, en Waterloo junto a Puigdemont y la plana mayor del independentismo. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

MxI reconoce que "el independentismo no ha ganado las elecciones del 12-M, pero es cierto que sin el independentismo no puede haber Govern". Por ello, quiere sacar provecho de la coyuntura y considera que la situación es de "emergencia nacional", llamando al entendimiento de los partidos de obediencia independentista. La condición que pone el movimiento es que el próximo president ha de ser independentista y, si es preciso, repetir las elecciones. Esa es, según las fuentes, la intención de la ANC, que prefiere nuevas elecciones en otoño a que gobierne el socialista Salvador Illa: "El independentismo no está en condiciones de activar una mayoría en el Parlament, pero sí de bloquear que se imponga una mayoría autonomista y de volver a activar la mayoría social independentista en los próximos meses".

Así, la ANC quiere imponer, lo mismo que MxI, el bloqueo de la situación, que no se negocie la abstención del PSC para formar un Gobierno Junts-ERC en minoría, que se recupere un "programa unitario de acción independentista para hacer efectiva la independencia desde el Parlament" y que se promuevan nuevos liderazgos "para dar credibilidad a la renovada estrategia independentista".

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) lo tiene todo a punto para iniciar una nueva etapa, más radicalizada, bajo la batuta de Lluís Llach, el hombre en el que Carles Puigdemont depositó su confianza para controlar la institución civil independentista que más movilizaciones ha protagonizado la última década. Uno de sus objetivos es "incrementar la presencia en los medios de comunicación para visualizar menor su mensaje y acción".

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