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El diálogo imposible entre el PP y JxCAT: mucho de qué hablar, nada que negociar
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El diálogo imposible entre el PP y JxCAT: mucho de qué hablar, nada que negociar

Los populares llevan varios días con mensajes contradictorios sobre su relación con Junts. En algunos temas coinciden ideológicamente, pero en la práctica les separa un abismo

Foto: La diputada de Junts Míriam Nogueras acata la Constitución en el arranque de la legislatura. (EFE/Chema Moya)
La diputada de Junts Míriam Nogueras acata la Constitución en el arranque de la legislatura. (EFE/Chema Moya)
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El PP y JxCAT tienen mucho de qué hablar, pero el 26 de septiembre es un mal momento. Alberto Núñez Feijóo irá a la investidura ese día, aunque es demasiado pronto para abordar cuestiones en las que teóricamente están más cerca, cuestiones puramente de gestión como vivienda, fiscalidad, transición energética. El votante de Junts, sin embargo, no está preparado para ver a los miembros de su partido negociar con los populares. Y en la calle Génova tampoco quieren asumir el tipo de concesiones que exige el independentismo y su trascendencia mediática. De ahí las declaraciones contradictorias entre Esteban González Pons y Borja Sémper las últimas horas.

Si el PP asegura que está hablando con JxCAT es porque necesita los siete diputados de los de Carles Puigdemont para darle verosimilitud aritmética a la investidura de su líder. La excusa de que “hablamos con el grupo parlamentario de Junts, pero no con Puigdemont” carece de sentido, teniendo en cuenta que Míriam Nogueras es la correa de transmisión directa de Waterloo. La clave es que sin la abstención de los junteros, Feijóo no puede llegar a la Moncloa. Así que sí hay que negociar con los de Junts. Política y aritmética.

Foto: Carles Puigdemont en una imagen de archivo. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

Fuentes del PP califican los contactos con el flamante grupo parlamentario de Nogueras como un acto de cortesía parlamentaria que servirá para el propósito de la investidura. Hay representación, pero sin temas de fondo.

La parte buena es que ambos se reconocen como interlocutores. La parte mala es que todos los temas que en teoría podrían hablarse son tabú para Waterloo, según fuentes del entorno de JxCAT. Nada de lo que se negocie ha de dar oxígeno a Pere Aragonès como presidente de la Generalitat. Por eso las agendas de Junts y ERC son tan diferentes. Por eso, ambos partidos casi no hablan, a excepción de una breve reunión entre Aragonès y Puigdemont tras la comida organizada por la Universitat Catalana d'Estiu (UCE) en la que ambos coincidieron. El Palau ha confirmado el encuentro, que duró una hora, pero se desconoce lo que trataron.

Foto: Gabriel Rufián y Yolanda Díaz. (EFE/Mariscal)

En todo caso, la reunión no ha alterado lo fundamental. La investidura de Pedro Sánchez no puede darle nada a Pere Aragonès. Por eso se habla del reconocimiento del catalán en Europa, de una ley de amnistía o de hablar las lenguas autonómicas en el Congreso. En cambio, desde ERC se plantean cuestiones como la cesión de Cercanías o la financiación autonómica. Eso favorecería a la Generalitat, a esa misma Generalitat de la que JxCAT salió en octubre de 2022.

Cercanía ideológica

El grueso de JxCAT está más cerca del PP que de ningún otro partido en ciertos temas. Y no se trata solo del denominado sector pragmático —los exconsellers, los alcaldes—, también hombres del aparato clásico, como el secretario general, Jordi Turull, o el que quizá sea el futuro presidenciable, Josep Rull. Por poner un ejemplo, nunca hubiesen aprobado una ley que considera a grandes propietarios aquellos que tienen cinco pisos, tal y como ha hecho la Generalitat de Aragonès.

Foto: El coordinador general del PP, Elías Bendodo. (EFE/Jorge Zapata)

Desde luego, el sector que apoya a la presidenta, Laura Borràs, como la diputada Aurora Madaula, está del todo en contra de negociar con el PP, pero este grupo ni es mayoritario en la ejecutiva del partido ni tiene representación en el grupo parlamentario. Ese sector no cuenta en la partida que se está jugando en Madrid.

Problema de fondo

El problema de fondo son las dos peticiones de base sin las que JxCAT no bendecirá ningún acuerdo. El PP no puede posicionarse a favor ni de la ley de amnistía ni de un referéndum de autodeterminación. Son cuestiones que no pueden plantearse. Así que no parece que los contactos puedan tener algún tipo de relevancia.

Los verdaderos contactos de JxCAT son con el PSOE y no con el Partido Popular

Además, las verdaderas conversaciones de JxCAT son con el PSOE, por mucho que el PP haga alardes de cara a la galería. El plan del Gobierno y de Pedro Sánchez es contrarrestar la intentona de investidura de Alberto Núñez Feijóo con el anuncio de que él sí cuenta con la mayoría necesaria. Esos contactos tienen la misma complicación —amnistía y autodeterminación— y el final más probable sigue siendo una repetición electoral. Y más porque Carles Puigdemont no podrá justificar ningún tipo de acuerdo con ese sector que sigue haciendo bandera de la abstención y que pide un relevo de todos los liderazgos del independentismo para volver a la unilateralidad. Tras cualquier pacto que haga presidente a Sánchez, una parte del soberanismo le acusará de traidor.

El PP y JxCAT tienen mucho de qué hablar, pero el 26 de septiembre es un mal momento. Alberto Núñez Feijóo irá a la investidura ese día, aunque es demasiado pronto para abordar cuestiones en las que teóricamente están más cerca, cuestiones puramente de gestión como vivienda, fiscalidad, transición energética. El votante de Junts, sin embargo, no está preparado para ver a los miembros de su partido negociar con los populares. Y en la calle Génova tampoco quieren asumir el tipo de concesiones que exige el independentismo y su trascendencia mediática. De ahí las declaraciones contradictorias entre Esteban González Pons y Borja Sémper las últimas horas.

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