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Mata a su amigo "por celos" y le descubren al intentar cargar el cadáver en el maletero
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Alertaron los vecinos

Mata a su amigo "por celos" y le descubren al intentar cargar el cadáver en el maletero

Piden 27 años de prisión por asesinato a un hombre que le asestó una puñalada mortal a otro en Barcelona tras lanzar un piropo a su pareja. Él alega que fue para "evitar que siguiera coqueteando"

Foto: Imagen tomada por los Mossos de la escena del crimen. (El Confidencial)
Imagen tomada por los Mossos de la escena del crimen. (El Confidencial)

Los vecinos de la localidad barcelonesa de Olesa de Montserrat presenciaron una escena insólita el 13 de marzo 2021. César G. P., un ciudadano ecuatoriano de 44 años, intentaba sin éxito introducir en el maletero el corpulento cuerpo sin vida de Fernando V. V., un viejo compañero de juergas nocturnas y compatriota. Esa madrugada le había asestado una puñalada mortal tras pasar la noche junto a él y su entonces pareja. Su abogado dice en su defensa que fue un ataque de celos sin intención de causarle la muerte. Por estos hechos, su cliente se sentará en septiembre en el banquillo acusado de asesinato. Puede ser condenado a 27 años y medio de prisión.

El Confidencial ha tenido acceso a la documentación de este caso y a las imágenes sobre el terreno tomadas por los Mossos d’Esquadra. El cuerpo de la víctima yace sobre el asfalto junto a la acera cubierto con unas mantas. En la diligencia de levantamiento del cadáver, se aprecia que tiene el torso cubierto de sangre y una herida visible a la altura del pecho. A su lado hay un coche modelo Citroën C4 azul oscuro con el maletero abierto. Un reguero de sangre conduce hasta el número 79 del paseo del Progreso de esa localidad (23.500 habitantes) donde se ubica la vivienda en la que ocurrieron los hechos. Allí residía el presunto asesino.

Ya en el interior de la casa, los investigadores encontraron restos de sangre en puertas y otras partes de la estancia. Los mossos pusieron su atención en un cuchillo que había sobre el fregadero de la cocina. También en una fregona que estaba en la ducha. En una de las habitaciones, encontraron un arma larga de fuego sin relación con el incidente. “El ataque recibido por Fernando fue súbito e inopinado, hallándose la víctima totalmente desprevenida y desarmada, por lo que no pudo ofrecer defensa”, dice el auto del Juzgado de Instrucción Número 5 de Martorell que mandó el caso a juicio.

Fernando V. V.recibió una única puñalada de 10 centímetros de longitud que seccionó completamente la arteria axilar izquierda y alcanzó al pulmón inferior izquierdo. “Tras el ataque y herido, la víctima abandonó el domicilio del acusado, cayendo en la vía pública donde falleció irremediablemente a consecuencia de la puñalada recibida”, detalla el juez Víctor Espigares. “Con la intención de ocultar su acción criminal, César G. P. limpió la sangre de la portería e intentó colocar el cadáver de Fernando en el maletero del coche Citroën C4 propiedad de su madre siendo sorprendido por los vecinos de la zona que alertaron a la policía”, añade.

El abogado del presunto asesino discrepa de este relato de hechos y sostiene que todo fue un “ataque de celos” junto con la mezcla de muchas horas consumiendo alcohol y drogas. Enmarca, por tanto, el episodio en un “arrebato u obcecación” y que la muerte de su amigo no fue “premeditada ni con alevosía”. Fuentes del caso afirman que, en las últimas semanas, este letrado ha tratado de lograr un pacto de conformidad con las acusaciones y de dejar la petición de cárcel en 12 años.

La tesis de los celos

A su favor, expone la “amistad de muchos años” que los unía a ambos protagonistas, incluso antes de trasladarse a vivir a España. El día fatídico acudieron a media tarde a un bar de la localidad donde tomaron las primeras cervezas. Siguieron en casa del presunto asesino. En la velada también estaba María, su entonces pareja. Tomaron orujo, fumaron marihuana, consumieron cocaína. En torno a la una de la madrugada, ella se retiró a dormir y los dos hombres siguieron la fiesta. Así hasta que, a las cuatro de la madrugada, la mujer se levantó para ir al lavabo. Los dos hombres se pusieron en pie a su paso y la víctima le dedicó un piropo y le tocó levemente el hombro. Minutos después, murió.

Foto: Foto de archivo de dos policías (Policía Nacional)

“Provocado por un ataque de celosía ante esa visión (César G. P.) procedió a acudir a la cocina y a coger un cuchillo”, relata su abogado. El objetivo era “evitar que siguiera coqueteando con su novia”. Niega que su cliente saliera de la casa o tratase de introducir al muerto en el maletero. La acusación particular, que pide los 27 años y medio de prisión, considera que sí hubo intencionalidad de matar. “Queda acreditada con la falta de auxilio del acusado sobre la víctima, cuando estaba herida”, y que “decidió de forma consciente y dolosa, limpiar con una fregona la sangre”.

El presunto asesino fue detenido e ingresó en prisión provisional. Las sesiones del juicio arrancarán el 12 de septiembre, salvo que el acusado confiese antes y se llegue a un acuerdo. César G. P. tiene numerosas evidencias en su contra, según el juzgado. Cuando los agentes siguieron el resto de sangre y llamaron a la puerta de la casa, se encontraron con que el acusado había limpiado restos de sangre de la entrada. El mismo sospechoso tenía la ropa llena de sangre que luego se comprobó que era del fallecido. El coche, a nombre de su madre, tenía el maletero abierto y los mossos encontraron efectos personales de la víctima.

La expareja del acusado confesó a los investigadores que el acusado le asestó una puñalada a su amigo y, en ese momento, ella abandonó el domicilio. El fallecido estaba divorciado y tenía dos hijos menores de edad para los que las acusaciones pidieron una indemnización inicial de 100.000 euros a cada uno. También otros 40.000 euros para la madre del finado.

Los vecinos de la localidad barcelonesa de Olesa de Montserrat presenciaron una escena insólita el 13 de marzo 2021. César G. P., un ciudadano ecuatoriano de 44 años, intentaba sin éxito introducir en el maletero el corpulento cuerpo sin vida de Fernando V. V., un viejo compañero de juergas nocturnas y compatriota. Esa madrugada le había asestado una puñalada mortal tras pasar la noche junto a él y su entonces pareja. Su abogado dice en su defensa que fue un ataque de celos sin intención de causarle la muerte. Por estos hechos, su cliente se sentará en septiembre en el banquillo acusado de asesinato. Puede ser condenado a 27 años y medio de prisión.

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