Un agente formado en EEUU e Israel controlará la información más sensible de los Mossos

Los altos cargos de los Mossos d’Esquadra estudian el nuevo organigrama del cuerpo; es decir, los nombres de los responsables de cada una de las unidades, áreas, comisarías y divisiones que va a tener la Policía Autonómica. No habrá grandes novedades, pero sí algunos puestos cargados de simbolismo. Uno de ellos es el del jefe de la Comisaría de Información. Aunque al frente siempre estuvo un comisario, desde hace unos meses se encuentra el intendente Carles Hernández, uno de los agentes mejor preparados del cuerpo. Tanto es así, que su currículo puede presumir de haber hecho estancias en Estados Unidos e Israel, dos de los destinos formativos que no están al alcance de cualquiera.

“El año pasado, fue invitado por la Secretaría de Estado de los Estados Unidos a realizar un seminario de tres semanas en aquel país. Es una invitación que no se le hace a cualquiera. Los americanos solo invitan para darles formación a determinados agentes policiales de todo el mundo atendiendo a algunos parámetros, como su juventud, su trayectoria o su preparación. En definitiva, acceden a este restringido club los mandos policiales que puedan tener proyección de futuro”, explican las fuentes. Hernández también realizó otro seminario similar en Israel.

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Las ventajas de haber sido invitado por organismos oficiales a Estados Unidos e Israel es un plus añadido para un jefe de Información. De hecho, esta área es una de las más mimadas por el actual director de las Mossos, Eduard Sallent, que también había sido el responsable del área de Inteligencia de la Comisaría General de Información. Hernández y Sallent habían coincidido, pues, en el mismo departamento. “El director sabe la formación que tiene Hernández y lo que vale. Además, es un hombre con muchos apoyos en las bases del cuerpo”, añaden las fuentes consultadas.

Información es un departamento sensible para los actuales responsables del cuerpo y su desarrollo será crucial. Hernández, según dicen quienes conocen los intersticios de los Mossos, goza de la confianza de Sallent. Y representa a la perfección lo que antes se conocía como JASP (joven, aunque suficientemente preparado). “Si continúa como jefe, en un puesto en el que siempre ha habido comisario al mando, quiere decir que goza de toda la confianza del director y da una idea de su valía, aunque su rango sea el de intendente [justamente por debajo de comisario]. Entre sus compañeros, está considerado como un hombre muy serio, sólido y profesional. Es muy respetado y trabaja bien”, señala otras de las voces consultadas. De hecho, el área de Información es clave en el organigrama del Cuerpo, ya que por ella pasan las informaciones más sensibles de los Mossos.

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El otro cargo cargado de simbolismo es el de Josep Lluís Trapero. Todo apunta a que el exjefe Trapero continuará como responsable de la Divisió d’Avaluació de Serveis (DAS, la División de Evaluación de Servicios). “Por categoría, no hay dónde meterlo, puesto que su cargo es el de major, que es un grado superior a comisario. Es el único major del cuerpo, por lo que vaya donde vaya ha de ir de jefe. Su cometido es 100% burocrático y parece que va a seguir así. Además, en los destinos que se han previsto, no se establece que ninguna de las plazas operativas pueda ser ocupada por un major, por lo que su destino seguirá, muy previsiblemente, en la DAS”, dicen a El Confidencial fuentes internas de los Mossos.

El mal trago de la Brimo

La carrera de Hernández ha sido fulgurante, pero no exenta de momentos duros. Cuando era cabo, fue instructor en la Escuela de Policía y luego, ya como sargento, pasó por distintas comisarías como responsable de Seguridad Ciudadana: Esplugues de Llobregat, Gavà, Sant Feliu de Llobregat… Al ser ascendido a intendente, fue designado jefe de la Brigada Móvil (Brimo, los antidisturbios de los Mossos). Corría el año 2015.

En ese destino, se convirtió en un objetivo de los comandos extremistas del independentismo. En diciembre de 2018, ocho extremistas le acusaron de torturas, lesiones y delitos contra la integridad moral. Uno de ellos dijo que iba a ayudar a unos ancianos y que Hernández le rompió la nariz y le reventó un ojo. Los violentos comandos de los comités de defensa de la república (CDR) querían impedir un acto legal convocado por Vox. Su intención era desalojar a los ultraderechistas por la fuerza de la ciudad de Girona y reventar el acto. No escatimaron medios ni violencia. Una auténtica batalla campal se libró en las calles de la localidad.

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El entonces president, Quim Torra, uno de cuyos hijos era militante radical, anunció mano dura contra el mando policial y una purga dentro del cuerpo. Acusaban al jefe de la Brimo de blandir armas ilegales contra los manifestantes, aunque en realidad el intendente iba sin peto, sin casco y sin defensas largas reglamentarias. Todo era un montaje de las cloacas del independentismo y de los comités de defensa de la República, jaleados por algunos de los dirigentes de la CUP, que pidieron el cese de Hernández. Los incidentes quedaron registrados con cámaras y se demostró que las acusaciones eran falsas. El auto judicial que exonera a los mandos dice que los acusadores mintieron “deliberadamente en su declaración judicial” y que “cualquier similitud de este relato con la realidad es pura ficción”.

Sin consignas políticas

Las grabaciones de cámaras cercanas mostraron cómo los violentos comandos de los CDR atacaron con palos, piedras y vallas a los policías y desmintieron al propio Torra, que calificó la actuación de la Policía de desproporcionada: “Del análisis del material videográfico y sonoro, se evidencia (…) que la reacción policial ante tamaña e injustificada lluvia de lanzamiento de objetos y vallas no fue sino absolutamente proporcional, avisada con anterioridad por megafonía y, en cualquier caso, necesaria en su labor de protección para la concentración previamente autorizada”. El entonces presidente no pudo consumar su venganza de purga policial, a pesar de las presiones de la CUP. Además, los mandos intermedios y comisarios amenazaron al consejero, Miquel Buch. Si tocaban a algún mando, advirtieron, los tocaban a todos y habría consecuencias. Torra no se atrevió a meter la tijera hasta unos meses más tarde, aunque los cambios no fueron traumáticos.

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Apenas un mes más tarde de los incidentes de Girona, Hernández fue trasladado a subjefe de la Comisaría de Información, con el comisario Xavier Porcuna como su superior inmediato. Cuando fue nombrado responsable de la Comisaría Superior de Organización Territorial en 2021, Hernández se quedó al mando de Información y ahí sigue. “Es un mando que no se ha distinguido por seguir consignas políticas, sino por hacer su trabajo con rigurosidad y profesionalidad”, esgrime otra fuente del cuerpo, afirmación en la que coincide con otros mandos intermedios.

Dicen en el cuerpo que Sallent quiere tener cerca a Hernández porque “cuando tiene a su cargo un área, hace que funcione a las mil maravillas”. Si, como todo hace suponer, continúa en la Comisaría de Información, la causa hay que buscarla en el convencimiento del director del cuerpo de que, bajo su mando, la sensible área de Información estará bien gestionada. Las fuentes deslizan, además, otra apreciación no menos importante: de su área dependerá la lucha contra el terrorismo, entre otras áreas muy sensibles. Y en materia de terrorismo islámico, por ejemplo, la conexión con fuentes en Estados Unidos o Israel puede ser de vital importancia en determinados momentos. El poder tener acceso a fuentes estadounidenses o israelíes, aunque sea puenteando a los demás cuerpos españoles o al mismísimo Citco (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado), es un valor añadido que los Mossos necesitan para consolidar el proyecto de cuerpo autónomo que tienen entre manos.