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Santa Coloma de España: la llave de judo de Gabriel Rufián a Iglesias (y a la izquierda)
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Santa Coloma de España: la llave de judo de Gabriel Rufián a Iglesias (y a la izquierda)

ERC utiliza dos banderas, la nacionalista y la roja, en su intento de convertirse en la formación dominante en Cataluña. Para ese trayecto, está aprovechando los errores estratégicos de la izquierda española

Foto:  Iglesias y Rufián, en una imagen de archivo del Congreso. (EFE/Mariscal)
Iglesias y Rufián, en una imagen de archivo del Congreso. (EFE/Mariscal)
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El nombramiento de Gabriel Rufián como candidato de ERC a la alcaldía de Santa Coloma de Gramenet, la ciudad en la que nació, subraya algunos de los movimientos interesantes que se están produciendo en la política española, y en especial en la izquierda. Como bien explican desde Esquerra, el propósito de esa decisión es "ganar votantes en un momento en el que la gente va a estar pendiente de los precios, de los salarios, del coste de la calefacción y de su nivel de vida". El cinturón rojo, que incluye ciudades relevantes en población como Hospitalet, Terrassa, Sabadell, Badalona, Cornellá y El Prat, se ha convertido un espacio de potencial crecimiento para los republicanos precisamente por la situación económica.

Foto: El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, interviene durante el pleno del Congreso de los Diputados. (EFE/Fernando Villar)

ERC utiliza dos banderas, la independentista (que ahora es simplemente nacionalista) y la roja. En un espacio donde la primera carece de recorrido, está apostando por la segunda, y por eso desplaza allí a Rufián, que suele expresarse en castellano, que es conocido por su papel como portavoz en el Congreso de los Diputados y que ha marcado un perfil. El propósito de la candidatura no es lograr la alcaldía, "una tarea imposible", aseguran desde Esquerra, ya que Núria Parlón gobierna con 17 concejales, mientras que los republicanos solo tienen tres, "sino ampliar el número de votos en las municipales e impulsar al partido de cara a las generales".

El PNV catalán

Esas dos banderas, la social y la nacionalista, configuran la peculiar mutación de Esquerra, que estaría convirtiéndose en una suerte de PNV catalán y de izquierdas: su nacionalismo tendría recorrido en Madrid, donde recogerían ventajas territoriales gracias a su influencia en el gobierno de España, y en Cataluña, donde el mensaje social y de redistribución vía servicios públicos puede ser representado por ellos. La idea de la independencia está desechada, el foco está puesto en la negociación de los presupuestos, y cuestiones como la mesa de diálogo "se abordarán después". En ERC son conscientes de que la oportunidad de obtener cesiones del Gobierno "es ahora o nunca", y anuncian un diálogo exigente.

El partido necesita obtener réditos de esa negociación, ya que percibe claramente la posibilidad de convertirse en el CiU de la década de los 20. Pero, para ese propósito, necesita también crecer en voto en las áreas metropolitanas, y el cinturón rojo es importante, porque allí puede disputar el voto de izquierdas (sobre todo) al PSC y a lo que queda de los Comunes, además de recoger votantes desilusionados de Junts.

Foto: Gabriel Rufián, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Kiko Huesca)

Un final paradójico

Esta mutación de ERC no solo viene propiciada por cambios en la política catalana, por la caída de Convergencia y la ruptura de Junts, sino también por las transformaciones en la izquierda española. La aparición de Podemos, que fue un revulsivo en ese ámbito, está teniendo un final paradójico: las formaciones que se han beneficiado de su impulso, las que están ganando recorrido electoral, son Bildu, BNG, la propia Esquerra y Compromís (antes del escándalo de Oltra). Es decir, las izquierdas nacionalistas han salido muy reforzadas de este ciclo político, mientras que las españolas viven en crisis.

Lo llamativo es que no se trata de un fenómeno exclusivo de las comunidades en las que el sentimiento nacionalista está arraigado. Las otras izquierdas con peso electoral son también locales: Más Madrid y los comunes, que se circunscriben a los entornos urbanos de Madrid y Barcelona; y Teresa Rodríguez e IU en Andalucía. Fuera de esos espacios, lo demás es PSOE y un porcentaje escaso de fuerzas a su izquierda. En otras palabras, la fragmentación en la que derivaron las secesiones de Podemos generó una mezcla de localismo y progresismo que es ahora la fórmula dominante. De ahí también las dificultades de Yolanda Díaz para poner en marcha su espacio político: articular fuerzas tan asentadas en sus territorios y con pocos puntos en común es muy complicado.

Esta suerte de dispersión de izquierdas ibéricas no opera en la derecha. Las dos formaciones nacionalistas que han sido clave en las últimas décadas españolas no viven sus mejores momentos. Junts está saltando por los aires y el PNV continúa siendo el partido hegemónico en Euskadi, pero ya fuertemente amenazado por el crecimiento de Bildu, que ve cómo su influencia en Madrid le da réditos en el País Vasco. En el resto de España, la derecha está representada por el PP, que es la formación que crece, en especial en aquellos territorios en los que hace valer un mensaje localista, como Madrid, Andalucía o Galicia.

La llave de judo

La situación en la izquierda del PSOE solo es explicable en la medida en que las debilidades desde las que se creó Podemos están manifestándose ahora con toda su intensidad, y el ejemplo catalán es muy pertinente. En la época de crecimiento de Podemos, cuando aspiraba a sobrepasar al PSOE, su estrategia para desarrollarse en Cataluña, vía Comunes, fue priorizar la relación de Cataluña con el Estado como elemento discursivo primero, estableciendo una suerte de vía de en medio: ni soberanistas ni españolistas. Esa decisión tuvo un momento de auge, pero se desinfló por completo con el 1-O, que marcó su pérdida de peso en Cataluña.

Y fue curioso porque ERC, pero particularmente Gabriel Rufián, utilizó argumentalmente el discurso de Podemos. En la época independentista, no querían separarse de España porque fueran insolidarios, ni porque se basasen en derechos históricos; lo que argumentaba Esquerra era que España era franquista, autoritaria y represora, estaba llena de corrupción e ineficiencia y anclada a una monarquía disfuncional. La única manera de salir de ese régimen del 78 que tanto denunciaba Podemos era construir la III República, y los catalanes lo conseguirían. El "queremos votar" que tanto repitieron los morados en sus inicios fue recogido plenamente por Esquerra. Con ese discurso, que era el del Podemos, desarticularon a Iglesias en Cataluña; como en el judo, aprovecharon la fuerza del rival para volverla contra él.

Foto: La presidenta de JxCAT, Laura Borràs. (EFE/Toni Albir)

Lo peculiar es que ahora, cuanto ha tocado dar marcha atrás en la independencia y ERC pretende crecer electoralmente en Cataluña, está acogiéndose a la bandera de la izquierda porque ya no queda un espacio que se la pueda disputar más allá del PSOE. Los Comunes han quedado reducidos a una formación ligada fundamentalmente las clases urbanas y formadas barcelonesas.

Es en este sentido que el ejemplo de Santa Coloma es significativo, porque en el cinturón rojo, entre las clases medias bajas y las trabajadoras más españolistas, el PSC sigue dominando, la formación que ha crecido es Vox ("allí estamos fuertes porque el tema de la seguridad es muy importante", aseguran desde el partido de Abascal) y ERC aspira a encarnar el marco social. En la medida en que el viejo Podemos trató de mediar en la vía identitaria, se quedó sin ella y sin el mensaje social, y por tanto, sin los barrios típicamente de izquierda.

En buena medida, está también la situación de la izquierda española, más allá del PSOE: en las zonas en las que potencialmente debería tener más recorrido en momentos de crisis económica, los socialistas tienen implantación, Vox crece y solo funciona cuando existe una formación localista que puede defender el marco social.

El nombramiento de Gabriel Rufián como candidato de ERC a la alcaldía de Santa Coloma de Gramenet, la ciudad en la que nació, subraya algunos de los movimientos interesantes que se están produciendo en la política española, y en especial en la izquierda. Como bien explican desde Esquerra, el propósito de esa decisión es "ganar votantes en un momento en el que la gente va a estar pendiente de los precios, de los salarios, del coste de la calefacción y de su nivel de vida". El cinturón rojo, que incluye ciudades relevantes en población como Hospitalet, Terrassa, Sabadell, Badalona, Cornellá y El Prat, se ha convertido un espacio de potencial crecimiento para los republicanos precisamente por la situación económica.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Gabriel Rufián
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