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Abascal rebaja el tono y se acerca a Núñez Feijóo para no perder el tren de la Moncloa
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Abascal rebaja el tono y se acerca a Núñez Feijóo para no perder el tren de la Moncloa

El líder de Vox disminuye los decibelios con su homólogo popular y busca una relación "fluida" para forjar una "alternativa" de derechas a Sánchez. Génova obvia la oferta y busca sinergias con el PNV

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)
El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Después de un verano en el que Vox ha empleado las redes sociales como altavoz de críticas contra Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal ha querido iniciar el curso político con el hacha de guerra enterrada. Aunque la relación entre ambos permanece completamente congelada, el líder de la formación 'verde' busca el deshielo con su homólogo popular para forjar un frente común de derechas que logre desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Ante los micrófonos de los periodistas, Abascal mostró su predisposición a mantener un vínculo "formal" y "fluido" con el jefe de la oposición y dio por "absolutamente normalizada" su relación con Núñez Feijóo.

"No tenemos ninguna duda de que hay que construir una alternativa para echar a Pedro Sánchez. Y confiamos en que el PP tampoco tenga duda", puntualizó Abascal en el arranque del curso político, que este jueves tuvo el Congreso de los Diputados como escenario. El tono cordial que empleó el líder de Vox para referirse a Feijóo choca con los mensajes que han mantenido en el partido en las semanas de verano. Vox se ha presentado como única alternativa ante un presidente del PP que "implora el perdón" de Sánchez y es "cómplice" de la izquierda en postulados climáticos, económicos o sociales. Se define, en suma, como antídoto para combatir el "consenso progre", en el que no duda en incluir a los populares.

Es el mismo partido, sin embargo, al que Abascal tiende la mano para blindar una alianza similar a la que mantienen en Castilla y León. Mientras Vox pelea por recuperar la tendencia ascendente tras el tropiezo andaluz, todas las encuestas apuntan que Feijóo está en condiciones de convertirse en el próximo inquilino de la Moncloa. Pese a la distancia ideológica, la única oportunidad que tiene la formación de ocupar un sillón gubernamental pasa necesariamente por una alianza con el PP, que evita mirar a su derecha. Al contrario, el presidente popular ha acelerado el cortejo al PNV y tampoco descarta sinergias con el PSOE.

Cuando Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo firmaron el primer pacto que facilitó a Vox sus primeros sillones autonómicos, Feijóo aún no había llegado a la cima del PP. Abascal inauguró entonces una campaña 'blanda' con los populares, con el objetivo de explorar nuevas alianzas entre los dos partidos de la derecha en la esfera nacional. En la cúpula de Vox se definió al gallego como un líder mucho más "quirúrgico" que su antecesor —Casado tenía un discurso de "trazo grueso"— con el que se veían capaces de llegar a acuerdos aun desde la distancia ideológica que los separa. Pero nada más lejos de la realidad.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Castilla y León no ha sido un precedente, sino más bien una excepción. La mayoría absoluta de Juanma Moreno 'neutralizó' por primera vez a Vox en las urnas, un objetivo que ni siquiera Isabel Díaz Ayuso consiguió en mayo de 2021. Y no solo eso. La primera gran victoria de la era Feijóo tuvo un doble impacto para Abascal por el "error" ya asumido de la candidatura de Macarena Olona que, por un cúmulo de circunstancias propias y ajenas, se quedó muy lejos de los resultados que esperaban. La alicantina dimitió a finales de julio por motivos médicos, decisión que, al mismo tiempo, destapó una lucha de poder hasta ahora soterrada.

Tan pronto como se instaló en la séptima planta de Génova, el equipo de Feijóo no ocultó su interés en reunirse con los mandatarios de los principales partidos políticos, sin rehuir a Santiago Abascal como líder de una formación que durante años dio más de un quebradero de cabeza a Pablo Casado. Pero pronto perdió el interés o, al menos, la prisa. Durante la campaña andaluza, el líder popular instruyó a los suyos para "ignorar" a Vox y que su influencia, con el pesado lastre de Castilla y León, no les pasase factura en las urnas. "Cuanto más lejos, mejor", repetían los populares.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Enric Fontcuberta)

Más de dos meses después, el jefe de la oposición mantiene congelada su interlocución con Abascal. En la dirección de Génova, aseguran que no existe ninguna fecha en el horizonte, ni tampoco tomarán la iniciativa para que se materialice el encuentro. En Vox, se muestran "dispuestos" a que se celebre un encuentro en el que esperan sentar las bases de futuras alianzas con el PP, sobre todo con las autonómicas y municipales a la vuelta de la esquina, pero de momento la relación entre ambos líderes permanece en dique seco. Abascal mantendrá el marcaje a Feijóo —este jueves 'retó' a Génova con recurrir al Constitucional el decreto energético del Gobierno—, pero sin dejar de tender la mano para alcanzar nuevos acuerdos.

El 'coqueteo' con el PNV

La de Abascal no es la única cita que Feijóo tiene pendiente. El líder de la oposición se comprometió a reunirse en septiembre con el líder del PNV, Andoni Ortuzar, como parte de la estrategia de 'cortejo' que han inaugurado los populares con sus antiguos aliados peneuvistas. Está por ver si Feijóo prioriza a Abascal o al líder de los 'jeltzales' en su ronda de contactos, pero diferentes dirigentes populares sostienen que, a su juicio, "es más fácil" entenderse con el PNV que con Vox o PSOE. El propio líder popular realizó esta misma afirmación en una entrevista para el diario 'El País' publicada el pasado 13 de agosto, lo que desató la ira de los de Abascal. "Prefieren pactar con el partido de Sabino Arana que con el de Ortega Lara", estalló el vicesecretario de Acción Política, Jorge Buxadé.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Biel Alino)

Los populares buscan pasar página de la 'traición', aún grabada en la retina de muchos cargos del partido, que protagonizó el PNV en 2018 cuando facilitó la moción de censura contra Mariano Rajoy. En las últimas semanas, han elevado la presión para que la formación se aleje de Sánchez y del bloque de investidura, apretándola, por ejemplo, con que votase en contra del decreto energético que se convalidó este jueves en el Congreso y que el País Vasco criticó por invasión de competencias. El partido de Aitor Esteban hizo caso omiso, pero los populares no se dan por vencidos. "El PNV es como un enfermo que poco a poco va desenchufándose de los cables del Gobierno", señala un diputado.

En paralelo, Vox hace lo propio para que Feijóo se aleje del partido que "gestionó los réditos políticos del asesinato", como definen a los peneuvistas, y vuelva a mirar a su derecha. En el partido dirigido por Santiago Abascal tratan de superar el traspié del 19-J y miran al nuevo ciclo electoral con esperanza, convencidos de que condicionarán una entrada tranquila del PP en distintos gobiernos autonómicos y municipales. El líder de Vox anticipó también el argumento con el que apretará a Sánchez en el nuevo curso político: un adelanto electoral inmediato y urgente.

Después de un verano en el que Vox ha empleado las redes sociales como altavoz de críticas contra Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal ha querido iniciar el curso político con el hacha de guerra enterrada. Aunque la relación entre ambos permanece completamente congelada, el líder de la formación 'verde' busca el deshielo con su homólogo popular para forjar un frente común de derechas que logre desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Ante los micrófonos de los periodistas, Abascal mostró su predisposición a mantener un vínculo "formal" y "fluido" con el jefe de la oposición y dio por "absolutamente normalizada" su relación con Núñez Feijóo.

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