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Naufraga el acuerdo del consenso lingüístico con el castellano tras un giro de JxCAT
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Naufraga el acuerdo del consenso lingüístico con el castellano tras un giro de JxCAT

El pacto implicaba un intento de recuperar el consenso que había en Cataluña hasta 1998, incluyendo el castellano como lengua vehicular, pero el sector más radical de Junts, con Laura Borràs al frente, se ha opuesto

Foto: Los diputados del PSC Esther Niubó (2i), de JxCAT Francesc Ten (2d), de En Comú Podem Jéssica González (i) y de ERC Mónica Palacín (d). (EFE/Quique García)
Los diputados del PSC Esther Niubó (2i), de JxCAT Francesc Ten (2d), de En Comú Podem Jéssica González (i) y de ERC Mónica Palacín (d). (EFE/Quique García)

Cataluña se encaminaba hacia un nuevo consenso lingüístico, pero JxCAT se ha descolgado este jueves por la tarde y el acuerdo, de gran relevancia política en la normalización de la situación catalana, ha naufragado. La base era un pacto del PSC con JxCAT y ERC con los comunes. Quedaba fuera la CUP, que pretendía dejar el castellano al margen de las asignaturas troncales, una alternativa que los otros partidos consideran inconstitucional. Pero pasadas unas horas empezaron a aflorar las divisiones en el seno del grupo parlamentario de Junts, donde el sector de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, consideró que no podía flexibilizarse la inmersión, dando reconocimiento formal al castellano.

El nuevo acuerdo reconocía por primera vez el castellano como lengua vehicular en la escuela catalana, algo que, según el independentismo, solo suponía “flexibilizar” la inmersión lingüística. El acuerdo se había cerrado en el Parlament y desde la Generalitat había estado liderado por la Conselleria de Cultura. En la práctica, suponía un primer paso para recuperar un pacto por la lengua catalana en la política y las instituciones.

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JxCAT se había hecho la foto, pero no había habido rueda de prensa conjunta. Así que por la tarde el diputado Francesc Ten fue quien salió a explicar que si no había un consenso más amplio que incluyese a Òmnium Cultural, el pacto no sería posible. Una manera de desmarcarse por la puerta de atrás, en una rectificación que de nuevo deja en evidencia al independentismo como un movimiento sin criterio, que va dando bandazos y donde la unidad no es posible. Lo más fuerte es que el pacto se rompe después de haberse firmado.

Así, tras la jornada del miércoles, ERC había quedado con su 'conseller' de Educació, Josep González Cambray, desacreditado y alineado con el PSC y los comunes, JxCAT volviendo a la pureza y la CUP tirada al monte, asegurando que “este era un pacto que podía haber firmado Ciudadanos”, en palabras de Carles Riera.

El acuerdo tenía varios aspectos políticamente relevantes. El primero, que la 'consellera' de Cultura, Natalia Garriga, lo había liderado desde su departamento, lo que dejaba al margen a González Cambray. Él había anunciado un nuevo decreto para dar respuesta a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a dar el 25% de las asignaturas centrales en castellano. En teoría, el pacto debía servir para integrar el fallo del TSJC y el decreto que anunció González Cambray, cuya consulta pública empezó este jueves y quedará sujeta a lo que marque la nueva ley. De esta manera, se confirma que González Cambray estaba muerto en el sentido político del término. Tanto, que hasta la Conselleria de Cultura le pasó por encima.

Críticas en redes

Pero JxCAT se mostró tan débil que no pudo aguantar la presión que recibió desde Twitter, donde políticos y activistas como Quim Torra, Lluís Llach, Josep Lluís Alay o Pilar Rahola cargaron contra el pacto, que apenas duró unas horas. De la euforia de la mañana, al naufragio de la tarde.

El PP había quedado fuera del nuevo consenso lingüístico. Fuentes de los populares en Cataluña adelantan que ni siquiera se iban a abstener cuando se tramitase la nueva proposición de ley pactada a tres. Reconocen que significa un ligero avance en el reconocimiento del castellano en el ámbito educativo, pero avisan de que no servirá para cumplir la sentencia del TSJC y lamentaban que todavía no se otorgase carácter de igualdad al castellano.

En la nueva versión del proyecto de Ley de Política Lingüística, el artículo 21 apartado 1 señala: "El catalán, como lengua propia de Cataluña, es la lengua normalmente utilizada como lengua vehicular y de aprendizaje del sistema educativo. También se emplea el castellano en los términos que fijen los proyectos lingüísticos de cada centro, de acuerdo con los criterios que se establecen en el apartado 3".

Dos meses de negociación

El pacto llevaba negociándose desde que el PSC hizo una jornada sobre la recuperación del consenso lingüístico en Cataluña en la Fundación Rafael Campalans, a finales del pasado mes de enero. Los socialistas catalanes invitaron a Irene Rigau. La 'exconsellera' sirvió de enlace por parte del soberanismo para lograr el nuevo consenso, según han explicado fuentes parlamentarias. Ahora, todo ese esfuerzo no ha servido para nada.

El nuevo pacto implicaba un intento de recuperar el consenso lingüístico que había en Cataluña en 1998, cuando el PP abandonó el pacto por la norma que permitía denunciar a los comercios que no tenían su nombre en la calle rotulado en catalán. Jugaban el PSC y los comunes en el lado del constitucionalismo, sirviendo para tender puentes, después de años en los que el catalán ha servido para cavar trincheras ideológicas.

Tender puentes con el catalán era clave en la desinflamación de la situación política

También se modificaba el apartado 3: “Para conseguir el dominio oral y escrito del catalán y el castellano al final de la enseñanza obligatoria, la enseñanza de las lenguas oficiales y en las lenguas oficiales debe tener garantizada una presencia adecuada en los currículos y en los proyectos educativos de centro”.

El nuevo redactado, según los grupos impulsores, implicaba un mayor reconocimiento del castellano y se ponía por escrito el control de evaluación de las herramientas educativas. También preveía los instrumentos de competencias educativas que se han de poder evaluar y que se adaptan más a la realidad sociológica de Cataluña.

Cataluña se encaminaba hacia un nuevo consenso lingüístico, pero JxCAT se ha descolgado este jueves por la tarde y el acuerdo, de gran relevancia política en la normalización de la situación catalana, ha naufragado. La base era un pacto del PSC con JxCAT y ERC con los comunes. Quedaba fuera la CUP, que pretendía dejar el castellano al margen de las asignaturas troncales, una alternativa que los otros partidos consideran inconstitucional. Pero pasadas unas horas empezaron a aflorar las divisiones en el seno del grupo parlamentario de Junts, donde el sector de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, consideró que no podía flexibilizarse la inmersión, dando reconocimiento formal al castellano.

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