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Pere Aragonès se garantiza el apoyo de JxCAT, pero la CUP amenaza su estabilidad
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El PSC centra las críticas de todos

Pere Aragonès se garantiza el apoyo de JxCAT, pero la CUP amenaza su estabilidad

Los anticapitalistas deben elegir entre mantener su influencia durante los próximos dos años o renunciar a ella y desligarse de la aprobación de los Presupuestos

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)

El primer debate de política general de esta legislatura pilló a Pere Aragonès demasiado pronto, apenas 100 días de gobierno, de los que tres semanas fueron de vacaciones. Pero el saldo no fue malo para el nuevo 'president'. Todo el mundo esperaba que JxCAT le pasase la factura a ERC por el pulso que las dos formaciones echaron a cuenta de la mesa de diálogo. Pero no fue así. Junts asumió la lógica de haber apoyado el plan de gobierno y se mantuvo al lado de su socio de coalición. En cambio, la CUP sembró un montón de dudas sobre lo que pueda hacer. Por un lado, parecen apuntar a que dejarán tirados a los socios de la Generalitat con los Presupuestos para 2022, por otro, no les conviene hacer eso si quieren mantener su influencia hasta que llegue la moción de confianza en 2023.

Puede que como mucho JxCAT vote en contra de algunas de las propuestas de resolución de ERC con las que hoy se cerrará el debate. Pero la cosa no irá mucho más allá. La estabilidad del Ejecutivo catalán está asegurada tras el discurso de Albert Batet, que resultó mucho más amable de lo esperado. Tampoco quedó claro si JxCAT respaldará la propuesta de resolución que ha presentado la CUP para la celebración de un nuevo referéndum unilateral durante esta legislatura. “El pacto con la CUP no recoge ninguna fecha para el nuevo referéndum”, advirtió Aragonès a los anticapitalistas. Pero todavía queda toda la mañana de hoy para transaccionar una formulación que resulte aceptable para los tres partidos independentistas.

Foto: Aragonès (ERC) y Sànchez (Junts), durante un acto en Barcelona. (Reuters)

La CUP está frente a un dilema. Buena parte de sus bases se opusieron en su momento al acuerdo con ERC justo porque daba dos años hasta la moción de censura. Pero si los anticapitalistas se muestran coherentes con el discurso de ayer de Carles Riera, no deberían votar a favor de los Presupuestos de la Generalitat de 2022. Si finalmente hiciesen eso, desactivarían su fuerza ante la moción de confianza. Con toda tranquilidad, Aragonès podría alegar que la confianza en sí ya le fue retirada cuando se decidió no respaldar las cuentas a pesar de los gestos hacia los anticapitalistas, como el veto a la ampliación de El Prat.

Así que la CUP se encuentra atrapada. O mantiene su influencia en los próximos dos años cumpliendo el pacto que firmó con ERC o renuncia a ella y da portazo los Presupuestos. El dilema es ¿estrategia o coherencia? Cualquiera de las decisiones tendrá un precio.

El PSC, en todas las bocas

El PSC estuvo en boca de todos. En muchos momentos, parecía que el debate de política general mutaba en moción de censura contra Salvador Illa. El socialista recibió críticas de Pere Aragonès, lógicas al ser el líder de la oposición. Pero también fue foco de ataques por parte de todas las formaciones, desde Vox y Cs hasta el PP. Quizá la más dura, la de Alejandro Férnandez, no en vano el popular se ha erigido en el parlamentario más brillante del hemiciclo: “Se constituyen ustedes en ‘Govern alternatiu’, pero se ofrecen de muleta entusiasta a las primeras de cambio a Esquerra Republicana. Señor Illa, no se puede soplar y sorber a la vez: o se es alternativa o se es palmero de Esquerra Republicana. Las dos cosas, imposible”.

El debate mutó de la política general a un todos contra el PSC y Salvador Illa

Para los independentistas, incluso para los comunes, Illa era un representante de la represión. Para Vox y los constitucionalistas, la muleta de la Generalitat. Una de las ironías de este tipo de debates es que cada actuación del mejor orador, Alejandro Fernández, va seguida de la alocución de uno de los peores, Albert Batet, de JxCAT. Batet despreció así los indultos de Pedro Sánchez: “¿O tal vez se creían que los nueve indultos políticos limpiarían su represión? ¿O tal vez se creían que los nueve indultos políticos borrarían la voluntad mayoritaria del 52% de la población de Cataluña de querer la independencia?”.

Foto: La viceprimera secretaria del PSC, Eva Granados (i), junto al líder de la oposición en Cataluña, Salvador Illa. (EFE)

Así que Salvador Illa y el PSC se llevaron el grueso de los reproches en todo el debate. La idea central del socialista de que el Gobierno estaba dividido no acabó de ser confirmada. Al final del día, JxCAT y ERC presentaron una batería de propuestas de resolución conjunta. Entre ellas, una a favor de Carles Puigdemont para "poner en valor la tarea" del líder secesionista "al frente del Consell per la República, legitimando la institución". Es decir, desde un Parlamento autonómico se da validez a un ente que trabaja muy duro precisamente para deslegitimar dicha Cámara.

Otras resoluciones

Otras resoluciones conjuntas que se votarán hoy son igual de duras. “El Estado español no puede presentar credenciales plenamente democráticas”, se titula una de ellas. ERC también se apunta un tanto al arrastrar a JxCAT a sus posiciones y conseguir que se avale la mesa de diálogo. Incluso se propone que se constituya una comisión parlamentaria que haga un seguimiento de la actividad del foro.

De manera que la unidad de la Generalitat queda preservada por ahora. Otra cosa es la estabilidad parlamentaria, siempre en manos de la CUP y sus debates internos.

El primer debate de política general de esta legislatura pilló a Pere Aragonès demasiado pronto, apenas 100 días de gobierno, de los que tres semanas fueron de vacaciones. Pero el saldo no fue malo para el nuevo 'president'. Todo el mundo esperaba que JxCAT le pasase la factura a ERC por el pulso que las dos formaciones echaron a cuenta de la mesa de diálogo. Pero no fue así. Junts asumió la lógica de haber apoyado el plan de gobierno y se mantuvo al lado de su socio de coalición. En cambio, la CUP sembró un montón de dudas sobre lo que pueda hacer. Por un lado, parecen apuntar a que dejarán tirados a los socios de la Generalitat con los Presupuestos para 2022, por otro, no les conviene hacer eso si quieren mantener su influencia hasta que llegue la moción de confianza en 2023.

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