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ERC se abre a nuevos socios en la Cámara catalana al vetar Junts la mesa de diálogo
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ERC se abre a nuevos socios en la Cámara catalana al vetar Junts la mesa de diálogo

El Ejecutivo de Pere Aragonès no peligra. Pero el debate de política general, que probablemente se celebrará a finales de septiembre, dejará patente la soledad de JxCAT

Foto: Aragonès (ERC) y Sànchez (Junts), durante un acto en Barcelona. (Reuters)
Aragonès (ERC) y Sànchez (Junts), durante un acto en Barcelona. (Reuters)

La autoexclusión de JxCAT de la mesa de diálogo seguirá agrietando este otoño el pacto político en el que se sustenta el Gobierno de la Generalitat. Más allá de la tensión de estas semanas, el que Junts reniegue del principal proyecto político de la legislatura tendrá mayores consecuencias. Será algo que resultará más evidente durante el próximo debate de política general que se celebre en el Parlament, donde ERC defenderá la mesa de diálogo y JxCAT se opondrá a la misma. En la votación de las propuestas de resolución, Pere Aragonès podría encontrar más apoyos en el PSC y en los comunes que en sus actuales socios de coalición, según avanzan fuentes parlamentarias. Una foto final en la que podría empezar a esbozarse ese tripartito que tanto temen los de Carles Puigdemont.

Este martes la Mesa del Parlament se reunirá y fijará la fecha del debate de política general, que probablemente será los días 28, 29 y 30 de septiembre. La ruptura entre Aragonès y JxCAT todavía estará muy tierna. Mal momento para un debate de tres días, en donde no solo se pondrá de manifiesto el hondo desacuerdo entre los dos socios del Ejecutivo catalán, sino que también quedará en evidencia que hay una mayoría alternativa a la que gobierna actualmente Cataluña.

Foto: Carles Puigdemont. (EFE)

El ejecutivo de Aragonès no peligra. JxCAT no quiere dejar las consejerías que ocupa y mantiene su compromiso de apoyar los Presupuestos de la Generalitat para 2022, que podrán ser expansivos gracias al clima económico que ha creado la llegada de fondos europeos, pero también porque con la retirada de los planes de ampliación del aeropuerto de El Prat la CUP será más favorable a dar su apoyo.

Por tanto, tranquilidad para el 'president': cuentas casi aseguradas para el año próximo y todos sus 'consellers' atornillados a la silla. Pero no tanto para JxCAT. Aragonès les mantiene abierta la puerta de la mesa de diálogo siempre que designen consejeros para mantener el formato "de Gobierno a Gobierno".

Foto: El portavoz de ERC, Gabriel Rufián. (EFE)

Tras el debate de política general, Aragonès puede encontrarse con que tiene más apoyos en la cámara provenientes del PSC y los comunes que de sus socios de Gobierno. Incómodo para JxCAT y para el gran arquitecto de la coalición, el secretario general de la formación, Jordi Sànchez. En Junts, están encendidas todas las alarmas. Como explican algunos miembros del Govern, los 'consellers' de la formación acostumbran a comer juntos tras el Consell Executiu de cada martes. Pero la semana pasada la situación de excepcionalidad era tal que se reunieron dos veces: una al atardecer y otra por la mañana, al día siguiente. En ambos encuentros se calificó el momento de especial gravedad, justo a causa del futuro más inmediato, donde todo puede quedar en evidencia.

Paralelismo

El paralelismo es inquietante. La mesa de diálogo puede ser de “Gobierno a Gobierno” pero sus miembros también forman parte de partidos. Y hay representantes de los comunes (Manel Castells) y también del PSC (Miquel Iceta o Raquel Sánchez). Y serán esas mismas formaciones las que respalden a Aragonès y a los republicanos mientras que sus socios naturales —JxCAT y la CUP— se oponen al foro abierto con el Ejecutivo central.

Comunes y PSC apoyan la mesa y eso también se reflejará en el Parlament

El papel es incómodo para la CUP, que llegó a convocar la manifestación fallida contra la mesa de diálogo y que reunió apenas unas decenas de personas. De hecho, desde la formación ya están avisando de que la moción de confianza podría avanzarse y ser antes de los dos años que se acordó, según explicó Carles Riera en TV3 el pasado viernes. Es decir, los apoyos con los que Aragonès llegó a la investidura se resquebrajan, aunque lo hagan a cámara lenta. Pero al mismo tiempo, cómo se irá dibujando en el debate de política general, cuando la independencia sale por la puerta, el tripartito entra.

La venganza de JxCAT

JxCAT tiene algunas bazas en su zurrón. Ya este verano, cuando ERC y el PSC empezaron a hablar de renovar los cargos institucionales que llevan bloqueados desde 2017, empezó a dibujarse esta perspectiva. Esto abarca desde la CCMA (TV3) hasta el Síndic de Greuges, la Sindicatura de Cuentas y otra treintena de instituciones. Los republicanos trasladaron a los socialistas que por su parte no habría problemas, pero que no podían responder por Junts.

En otras palabras, JxCAT cuenta con minoría de bloqueo para evitar la renovación, salvando las distancias, como el PP con el Consejo General del Poder Judicial. Esa parálisis podría prolongarse en Cataluña. Después de todo, Junts ya controla TV3 y eso es lo único que les importa.

También es cierto que estas apuestas por prolongar la parálisis tienen un precio. En el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) se han ido tantos consejeros que el constitucionalismo se ha hecho con la mayoría y ha empezado a emitir informes criticando la falta de parcialidad de TV3 a favor del independentismo.

La autoexclusión de JxCAT de la mesa de diálogo seguirá agrietando este otoño el pacto político en el que se sustenta el Gobierno de la Generalitat. Más allá de la tensión de estas semanas, el que Junts reniegue del principal proyecto político de la legislatura tendrá mayores consecuencias. Será algo que resultará más evidente durante el próximo debate de política general que se celebre en el Parlament, donde ERC defenderá la mesa de diálogo y JxCAT se opondrá a la misma. En la votación de las propuestas de resolución, Pere Aragonès podría encontrar más apoyos en el PSC y en los comunes que en sus actuales socios de coalición, según avanzan fuentes parlamentarias. Una foto final en la que podría empezar a esbozarse ese tripartito que tanto temen los de Carles Puigdemont.

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