Primeros 14 días del 'president': Aragonès antepone la agenda social a la soberanista
Hay un Aragonès que habla y otro que actúa. Y la acción política del nuevo presidente catalán está más preocupada por el covid y la crisis económica que por el soberanismo
Durante las primeras dos semanas desde que tomó posesión del cargo como presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el nuevo inquilino del Palau, ha dado prioridad a la agenda social —lucha contra el covid-19 o la crisis económica, por ejemplo— por encima del pulso soberanista. Mientras las declaraciones públicas del 'president' siguen sujetas a los objetivos del independentismo, sus actuaciones apuntan hacia preocupaciones típicas de la agenda política progresista. 'El problema político catalán', de momento, queda en manos de la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno central.
Aragonès tomó posesión de su cargo el pasado lunes 24 de mayo. Su discurso se centró en la autodeterminación de Cataluña. Al día siguiente, hizo una gira por las cárceles y visitó a todos los presos condenados por el intento de sedición de octubre de 2017. Pero también ese mismo día visitó el centro de enfermos mentales de Parc Taulí, el hospital de Sabadell, donde explicó que una de sus prioridades era combatir las secuelas psicológicas de la pandemia. La Generalitat vendió el acto en Sabadell como “la primera visita como presidente de la Generalitat”. El propio Aragonès, cuando se le preguntó al día siguiente si iría antes a Waterloo que a reunirse con Pedro Sánchez en Moncloa, respondió: “Adonde he ido antes es al Centro de Enfermedades Mentales de Parc Taulí en Sabadell, porque para mí la salud mental va a ser una prioridad”.
A partir de ahí, se acentúa el perfil social de las actuaciones concretas de Pere Aragonès. Hay un Aragonès que habla y otro que hace. El Aragonès que habla, en buena parte por las preguntas de la prensa, sigue siendo el político de ERC preocupado por la independencia de Cataluña, sin decir nunca cuándo llegará, pero repitiendo el mantra de “autodeterminación y amnistía”. Y luego hay un Aragonès que actúa y que va por un camino muy diferente.
El 27 de mayo se reúne con la alcaldesa Ada Colau. La Cataluña pujolista que miraba a Barcelona con desconfianza se volatiliza. Se tiende la mano a la capital catalana para colaborar en diversos temas hablando de “trabajo conjunto, lealtad institucional y confianza mutua”. No será el único guiño a los comunes, consciente de que la CUP nunca votará unos Presupuestos que presente en el Parlament el 'conseller' de Economía, Jaume Giró, quien mantendrá las cuentas prorrogadas este año, pero que se ha comprometido a presentar un proyecto en tiempo y forma para 2022.
La vacunación como prioridad
Al día siguiente, Aragonès visita el Camp Nou; pero no por ningún partido de fútbol, sino para asistir al centro de vacunación masiva que se ha instalado en el estadio 'blaugrana'. Ya hay tres millones de catalanes vacunados, el 40% de la población.
El lunes 31 de mayo, se cita con el secretario general de CCOO, Javier Pacheco. Es el otro guiño a los comunes. Con más trascendencia, porque Pacheco es, además, presidente del comité de empresa de Nissan, cuyo cierre en la Zona Franca amenaza más de 2.500 empleos y supone el mayor reto que pesa sobre la cabeza del 'conseller' de Empresa y Trabajo, Roger Torrent, también de los republicanos.
Primeras medidas, sociales
El 1 de junio se celebra su primer consejo de gobierno operativo, ya que el anterior fue meramente para nombrar a sus consejeros. Las dos medidas estrella son sociales. De nuevo el Aragonès que habla en la rueda de prensa tiene poco que ver con el que se refleja en los acuerdos de gobierno. En la comparecencia ante los medios, todo es el diálogo con el Gobierno español. En cambio, las dos medidas de la nueva Generalitat que ahora preside ERC siguen la senda social: un grupo de trabajo para garantizar el derecho a la vivienda y evitar los desahucios y una comisión negociadora para pactar con AENA y el Gobierno central la ampliación de El Prat. Política mundana, muy alejada de la épica que tanto gustaba a Quim Torra o a Carles Puigdemont.
El aeropuerto y la vivienda coparon las decisiones de la primera reunión del Ejecutivo
Al día siguiente, Aragonès convocó el Consejo de Diálogo Social para acordar las ayudas de cerca de 1.000 millones de euros para los sectores productivos. Y así sigue. El tono general cambia. Aragonès ha ocupado el despacho del 'president 'que cerró Puigdemont, pero sigue durmiendo en su casa en Pineda. Un 'president' más cercano a los problemas terrenales. La presidenta del Parlament, Laura Borràs, que no hace tanto aseguraba que 'tenia pressa' (tenía prisa), ahora ha dicho en una entrevista que la independencia de Cataluña llegará dentro de 10 años. Ahora ya no son solo ERC y Aragonès quienes aplazan los tiempos.
Durante las primeras dos semanas desde que tomó posesión del cargo como presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el nuevo inquilino del Palau, ha dado prioridad a la agenda social —lucha contra el covid-19 o la crisis económica, por ejemplo— por encima del pulso soberanista. Mientras las declaraciones públicas del 'president' siguen sujetas a los objetivos del independentismo, sus actuaciones apuntan hacia preocupaciones típicas de la agenda política progresista. 'El problema político catalán', de momento, queda en manos de la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno central.
Aragonès tomó posesión de su cargo el pasado lunes 24 de mayo. Su discurso se centró en la autodeterminación de Cataluña. Al día siguiente, hizo una gira por las cárceles y visitó a todos los presos condenados por el intento de sedición de octubre de 2017. Pero también ese mismo día visitó el centro de enfermos mentales de Parc Taulí, el hospital de Sabadell, donde explicó que una de sus prioridades era combatir las secuelas psicológicas de la pandemia. La Generalitat vendió el acto en Sabadell como “la primera visita como presidente de la Generalitat”. El propio Aragonès, cuando se le preguntó al día siguiente si iría antes a Waterloo que a reunirse con Pedro Sánchez en Moncloa, respondió: “Adonde he ido antes es al Centro de Enfermedades Mentales de Parc Taulí en Sabadell, porque para mí la salud mental va a ser una prioridad”.
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