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El soberanismo pincha: ANC y Òmnium cargan contra los partidos independentistas
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El soberanismo pincha: ANC y Òmnium cargan contra los partidos independentistas

La República Catalana tiene el enemigo en casa y eso se ha visto en esta celebración atípica, donde no hubo referencias a la pandemia, pero sí a las tensiones internas del soberanismo

Foto: Manifestación de los CDR en la celebración de la Diada 2020. (Anonymous)
Manifestación de los CDR en la celebración de la Diada 2020. (Anonymous)

El independentismo no ha salvado la Diada. La pandemia ha podido con el sentimiento patrio de las cúpulas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural. Conscientes de la delicada situación sanitaria por la que atravesamos, la población pasó de las llamadas de estas dos organizaciones y no llenó los pequeños recintos que se habían previsto para celebrar la Diada de Cataluña y denunciar la falta de libertad de manifestación. Pero también influyó, y mucho, la profunda división interna y la crisis generalizada del propio movimiento independentista. La República Catalana tiene el enemigo en casa y eso se ha visto en esta Diada atípica, donde no hubo referencias a la pandemia, pero sí a las tensiones internas del soberanismo.

Según la ANC, este año hubo 131 concentraciones en diferentes lugares de Cataluña, que reunieron a 59.500 personas. En Barcelona, el epicentro y espejo donde se querían mirar ANC y Òmnium, había ocho puntos de concentración. Las organizaciones convocantes de las concentraciones habían asegurado, cada día durante las pasadas semanas, que las distancias de seguridad eran estrictas, que el riesgo de contagio era mínimo y habían resuelto que solo los inscritos tendrían acceso a los puntos de concentraciones. Ni por esas. Las últimas y agónicas llamadas a la participación cayeron en saco roto. Es más: los ciudadanos ni siquiera salieron a los balcones de sus casas a gritar a las 17:14 horas las consignas independentistas y a exhibir ‘esteladas’, tal y como habían pedido las dos entidades soberanistas.

Foto: Manifestantes durante la Diada de 2018. (Reuters)

La responsabilidad de la ciudadanía ganó de calle: muchos de los recintos previstos para visualizar las protestas estaban a medio llenar, a pesar de que las concentraciones eran muy limitadas en cuanto a número de asistentes. Los discursos de los principales dirigentes ya dejaron entrever que la desunión de los partidos había provocado el desánimo en el independentismo. No es extraño, cuando la guerra entre ERC y JxCat está abierta o cuando entre las filas de los posconvergentes se ha abierto la veda y se han declarado las hostilidades entre Carles Puigdemont y el PDeCAT y los soberanistas moderados que se han desgajado de este. Y la CUP, por su lado, ajena a la realidad política del país.

"Sentaos y hablad"

Aun así, la ANC sacó pecho. “La niebla, que es la represión, no se ha levantado y nos sigue desorientando y dividiendo. No podemos seguir esperando el acuerdo de los partidos para retomar el camino mientras retrocedemos. Estamos hartos de la división y de la táctica y exigimos una estrategia. Tenemos presidentes simbólicos y leyes simbólicas. ¡Pero no somos un país simbólico! ¡Somos un país de verdad!”, clamó la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie.

Un claro tirón de orejas a los grandes partidos para que asuman una hoja de ruta unitaria y conjunta. Y la consigna que hasta hace poco se le reclamaba a España se reclama ahora a los suyos: “Vicepresidente legítimo Oriol Junqueras, presidente legítimo Carles Puigdemont. Por favor, leed cada uno el libro del otro. Reflexionad, hablad y haced una propuesta conjunta. Partidos independentistas: ‘Sit and talk’. Sentaos y hablad. Nosotros tenemos una propuesta. Trabajad para sumar el 50% más uno de los votos en estas próximas elecciones y después respetad el mandato del 1 de octubre y declarad la independencia”.

placeholder Manifestación de los CDR en Barcelona. (Anonymous)
Manifestación de los CDR en Barcelona. (Anonymous)

Fiel a su extremismo excluyente, Paluzie llamó al ‘consumo extratégico’, es decir, al boicot a los productos y a las empresas españolas, y a votar en todos los ámbitos de la vida (en colegios, clubs de fútbol, universidades, instituciones…) a las candidaturas independentistas para emponzoñar de política hasta el último rincón de la actividad social. Volvió a denunciar que tiene el teléfono ‘pinchado’ y anunció una nueva campaña de la ANC, bajo el lema: ‘Yo pago a Cataluña’, para no pagar los impuestos al Estado, sino a la Generalitat. Es la enésima campaña de estas características, que jamás ha cuajado.

Paluzie señaló que esta ha sido la manifestación adaptada al covid-19 más grande de Europa. “No podemos dejar de defender los derechos fundamentales y, en especial, el derecho a la manifestación”, recalcó. Afirmó también que los participantes en las protestas de este 11-S son “el último muro de contención ante un Estado español represor y ante unos partidos independentistas confusos”.

Los participantes son “el último muro de contención ante un Estado español represor y ante unos partidos independentistas confusos"

También el vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, cargó contra la desunión de los partidos políticos. “Esta es una Diada atípica no solo por la emergencia sanitaria y por la represión del Estado, sino también por la desunión de la clase política independentista. Apelamos a los políticos soberanistas e independentistas para que no se dejen arrastrar por intereses partidistas”, afirmó el dirigente de Òmnium.

Los radicales, bien organizados

Incluso las llamadas a los actos más extremistas, que pilotaban la CUP, su rama juvenil Arran y los comités de defensa de la República (CDR) pincharon. Unos cuantos centenares de activistas tomaron algunas calles del centro y la CUP convocó su acto final con mítines en el paseo Lluís Companys, donde por la mañana hizo su acto central Òmnium Cultural. En ese acto, no obstante, hubo un estricto control de medidas de seguridad. Los activistas se situaron en filas a distancias más que reglamentarias y ahí lanzaron sus consignas los portavoces de las organizaciones convocantes, mientras en las calles adyacentes una manifestación. “Socialismo o barbarie. O independencia o sumisión. O ellos o nosotros”, advirtieron desde Arran.

“La pandemia pone en jaque nuestra manera de organizarnos, pero plantearemos batalla. Tenemos una responsabilidad en este trozo de tierra que son los ‘Països Catalanas’. También tenemos responsabilidad con la clase trabajadora”, añadió la portavoz. Y acabó con críticas al sistema: “Se nos ha señalado a los jóvenes como responsables de los rebrotes. Es mentira. ¿Qué hay más reponsable que construir relaciones diferentes? ¿Qué hay más responsable que hacer lo que hicimos en Urquinaona?”, clamó recordando las violentas manifestaciones en la plaza UIrquinaona tras conocerse las sentencias del 1-O. Y lanzó un reto: “Aquí estamos. Que nos vengan a buscar, porque lo volveremos a hacer”.

placeholder Protestas en la jornada de la Diada 2020. (Anonymous)
Protestas en la jornada de la Diada 2020. (Anonymous)

Cerca de la concentración de los radicales y poco antes de las cinco de la tarde, los Mossos identificaron a tres jóvenes y les confiscaron el material que llevaban, al parecer ‘sprays’ de pintura. La diputada de la CUP, María Sirvent, presente en los actos, acusó al Govern de una “ofensiva represiva” por las identificaciones de radicales y las detenciones. En concreto, acusó a los Mossos de haber detenido a un activista del núcleo duro de la CUP, que estaba realizando una pintada y se negó a identificarse ante los agentes. También denunció la detención de cuatro activistas en Lleida que fueron sorprendidos cuando intentaban el sabotaje de las líneas férreas del AVE.

El independentismo no ha salvado la Diada. La pandemia ha podido con el sentimiento patrio de las cúpulas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural. Conscientes de la delicada situación sanitaria por la que atravesamos, la población pasó de las llamadas de estas dos organizaciones y no llenó los pequeños recintos que se habían previsto para celebrar la Diada de Cataluña y denunciar la falta de libertad de manifestación. Pero también influyó, y mucho, la profunda división interna y la crisis generalizada del propio movimiento independentista. La República Catalana tiene el enemigo en casa y eso se ha visto en esta Diada atípica, donde no hubo referencias a la pandemia, pero sí a las tensiones internas del soberanismo.

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