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La investidura de Pedro Sánchez atiza la guerra entre JxCAT y ERC
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PUGNA POR EL CONTROL DEL ESPACIO 'indepe'

La investidura de Pedro Sánchez atiza la guerra entre JxCAT y ERC

En las filas del independentismo no hay descanso. Las espadas están en alto, ya que la pugna por la hegemonía es brutal, especialmente entre los dos socios del Govern

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), junto al vicepresidente del Govern y 'conseller' de Economía, Pere Aragonès (i). (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), junto al vicepresidente del Govern y 'conseller' de Economía, Pere Aragonès (i). (EFE)

Los celos y recelos se han adueñado de las filas independentistas. El posicionamiento de ERC presionando para que PSOE y Unidas Podemos lleguen a un acuerdo para formar Gobierno ha sentado a cuerno quemado en algunos círculos soberanistas. “Si la energía con que ERC presiona por la investidura de Pedro Sánchez se hubiese destinado en investir al presidente Puigdemont el 30 de enero, todo hubiese sido diferente. Se trataba de conseguir una república independiente, no de apuntalar el régimen del 78”. La frase es, nada más y nada menos, de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), uno de los puntales ‘cívicos’ del independentismo. Y es un reproche a la postura de ERC el 30 de enero de 2018, cuando no quiso vulnerar la ley eligiendo a Puigdemont como presidente de la Generalitat, tal y como pretendía JxCAT.

En la batalla por la hegemonía en el frente soberanista, la ANC tiene un papel decisivo. Y su alineación no es inocente: solo hay un dato que ha de tenerse en cuenta: Jordi Sànchez, la mano derecha de Carles Puigdemont, el candidato en la lista de JxCAT, era presidente de la ANC. Y esta organización fue la que más presionó para que ERC se plegase a una lista conjunta con Puigdemont. Esta semana, las asambleas internacionales de la entidad independentista alertaron de que “facilitar la investidura del líder del PSOE es un error histórico a nivel internacional”.

Intervención de Gabriel Rufián en la segunda votación

El frentismo que practica dentro de sus filas el soberanismo ha llegado a un extremo grave. Tanto que comienzan a visualizarse con mucha precisión las puñaladas internas que se dedican los distintos sectores independentistas. “No habrá Gobierno en España hasta el otoño, aunque la ‘izquierda’ [UP y ERC] lo ha suplicado de rodillas. JxCAT es independentista; ERC no, y su miedo es que la gente ya se ha percatado de la estafa. Tocan elecciones nacionales catalanas antes de que el fascismo español inhabilite al muy honorable 'president' Torra”.

Cotarelo: "Si hay Gobierno 155 en España, seguirán destruyendo el independentismo catalán mientras cobran fabulosos sueldos públicos españoles"

Esta otra frase es de Ramón Cotarelo, pasado con armas y bagaje a las filas de JxCAT y de Puigdemont y uno de los principales críticos con ERC en las últimas semanas. Minutos antes, acompañando una foto del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, el mismo Cotarelo señalaba: “Están locos por que haya Gobierno en España sea como sea porque, si hay nuevas elecciones, desaparecen por traidores. En cambio, si hay Gobierno 155 en España, ellos seguirán destruyendo el independentismo catalán mientras cobran fabulosos sueldos públicos españoles”. Vamos, como si los diputados de JxCAT renunciasen a sus nóminas como diputados en el Congreso.

Esa acusación es compartida por los partidarios de JxCAT. “Rufián y compañía cobran 6.000 euros mensuales en el Parlamento de Madrid y seguirán cobrándolos mientras Cataluña sea una simple autonomía. Pero ¿dónde irán todos estos políticos si el estatus autonomista se resquebraja?”, explicaba este viernes un veterano soberanista, fiel a sus ideas desde mucho antes del ‘procés’.

“No hay traición”

El filólogo y profesor Francesc Codina dejaba caer su opinión, contradiciendo a Cotarelo: “Ni abstenerse ha sido ninguna traición ni votar no [como el PP, Ciudadanos y Vox], ningún acto patriótico. Se trata de dos posicionamientos en un contexto en que, de hecho, ni ERC ni JxCAT eran decisivos. Pero la abstención tiene la ventaja de ser entendida por la gran mayoría de la sociedad catalana”.

En esta singular coyuntura, también cobra especial relevancia una reflexión que corre como la pólvora por las redes sociales. Es de Regina Rigau, socióloga y militante de las juventudes republicanas: “Si algún día nos destruimos, será gracias a los independentistas mismos y no gracias a los españoles. ¿Qué persona o colectivo independentista se cree con la potestad de llamar traidor o autonomista a otro? ¿Qué es esta ‘unidad’?. Porque a mí, aquí, no me busquéis. Es vergonzoso”.

Una fuente cercana a los posconvergentes señala a El Confidencial que “ERC vive en una absoluta incoherencia. Si no votó los Presupuestos de Pedro Sánchez, si defiende el derecho a la autodeterminación y si forma parte de un Govern que dice que ‘lo volveremos a hacer’, no tiene sentido que se abstenga”. Destaca, en este sentido, que Esquerra “es el mismo partido que forzó la declaración de independencia en vez de convocar elecciones hace menos de dos años. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Ha cambiado Cataluña? ¿Por qué ERC varía su estrategia?”.

Desde las filas republicanas, se guarda un medido silencio en aras de la ‘pax política’ catalana. Lo cierto es que los republicanos han optado por potenciar más el factor ideológico que el factor identitario, de ahí que su prioridad sea que la izquierda gane las instituciones. Pero eso, para la posconvergencia, es un error. “Esquerra es un partido que trabaja la táctica política a corto plazo. Y no sabe qué priorizar en estos momentos”, acusan sus rivales.

placeholder Pedro Sánchez y Gabriel Rufián (i). (EFE)
Pedro Sánchez y Gabriel Rufián (i). (EFE)

A eso se añade lo que desde algunos círculos se califica como ‘vacío de poder’: su presidente, Oriol Junqueras, está en la cárcel; su secretaria general, Marta Rovira, está fugada en Suiza. En estos momentos, sobre quien descansa la responsabilidad del partido es sobre Pere Aragonès, vicepresidente del Govern y consejero de Economía, “aunque va perfectamente coordinado con Junqueras y con Rovira”, según fuentes del partido. En septiembre, los republicanos celebran su 28º congreso nacional y el próximo viernes se conocerán las candidaturas. Hasta entonces, hay un 'impasse'.

En ERC hay dos almas y muchas estrategias. Las juventudes del partido emitieron un comunicado tras la investidura fallida de Pedro Sánchez en el que desvelaban que su posicionamiento era votar no por el alineamiento del PSOE “que ha acabado comprando los argumentos de la acusación de Vox en el juicio”, además de ser el partido “con las decisiones más condicionadas por las empresas del Ibex 35”. Sin embargo, disculpaban el posicionamiento oficial de ERC y de EH Bildu para ejercer la mayor presión posible sobre el Gobierno de España y el PSOE. Y para no añadir presión a la caldera soberanista, decidieron no hacer pública su postura. “No queremos ser utilizados, ni por activa ni por pasiva, para debilitar la posición de los republicanos catalanes, teniendo en cuenta que desmarcarse en este caso tampoco variaba el resultado de la votación”.

La cara de Rufián

En ‘La República’, el órgano que ejerce de portavoz oficioso del radicalismo ultra agrupado en torno a Puigdemont, sin embargo, se cargaban las tintas contra los republicanos. En esos círculos, se califica la postura de abstenerse de Esquerra de “muy incomprensible, porque finalmente no ha habido acuerdo entre PSOE y UP y, por tanto, era imposible una investidura”. Destacaban, eso sí, la “cara de circunstancias de Gabriel Rufián, que no sabía dónde meterse”. La noticia, evidentemente, iba aderezada por el vídeo pertinente del portavoz de ERC en el Congreso.

ERC es un partido que ahora juega a "ensanchar la base social" 'indepe' antes que tensar más la cuerda, como JxCAT bajo la fusta de Puigdemont

En definitiva: en las filas del independentismo no hay descanso. Las espadas están en alto, ya que la pugna por la hegemonía es brutal, especialmente entre los dos socios del Govern. Lo que se evidencia son dos tácticas diferentes. ERC es un partido que ahora juega a ser más posibilista y a “ensanchar la base social” del independentismo antes que tensar más la cuerda. JxCAT, bajo la fusta de Puigdemont, quiere adelantar a sus rivales en el terreno identitario y por eso es más intransigente en sus planteamientos. Es más: la estrategia de ERC de “ensanchar la base” es convertida, tras pasar por el tamiz ideológico de JxCAT, en una traición en toda regla, porque desde esta formación aseguran que eso es solo un subterfugio para no avanzar hacia la independencia. Y es que Puigdemont, lo mismo que la ANC, solo espera tener el 50% más uno de los votos para “materializar” la separación de Cataluña y España.

Lo cierto es que las dos formaciones tienen la misma meta, pero difieren en la hoja de ruta. El exdiputado Joan Tardà, cuyo futuro político no se ha finiquitado aún, volvió a poner este viernes el dedo en la llaga: mientras el ‘president’ Quim Torra descarta elecciones anticipadas, el republicano le marca el camino: “Ante la sentencia del Supremo, dos respuestas: una popular, a través de movilizaciones pacíficas, cívicas, permanentes y masivas; otra institucional, a través de la convocatoria de elecciones. Dos maneras complementarias de denunciar la injusticia y de afirmar el anhelo de libertad”. Otra materia de discordia entre dos partidos que han de gobernar juntos pero que se entienden a duras penas.

Los celos y recelos se han adueñado de las filas independentistas. El posicionamiento de ERC presionando para que PSOE y Unidas Podemos lleguen a un acuerdo para formar Gobierno ha sentado a cuerno quemado en algunos círculos soberanistas. “Si la energía con que ERC presiona por la investidura de Pedro Sánchez se hubiese destinado en investir al presidente Puigdemont el 30 de enero, todo hubiese sido diferente. Se trataba de conseguir una república independiente, no de apuntalar el régimen del 78”. La frase es, nada más y nada menos, de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), uno de los puntales ‘cívicos’ del independentismo. Y es un reproche a la postura de ERC el 30 de enero de 2018, cuando no quiso vulnerar la ley eligiendo a Puigdemont como presidente de la Generalitat, tal y como pretendía JxCAT.

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