Del boicot al Barça-Madrid al escrache a Pedro Sánchez ante la tumba de Machado
La ANC se ha desmarcado en los últimos días de Carles Puigdemont para marcar perfil ante la sociedad y hacer olvidar la imagen de seguidismo
El independentismo prepara una ristra de acciones de protesta muy visuales y pensadas para 'salir en la foto'. Tiene claro el soberanismo, a las puertas del juicio por el 1-O, que lo suyo es una batalla propagandística en la que se gana por la imagen, y a ello dedicará los más ímprobos esfuerzos en el futuro inmediato. Su estrategia pasa ahora por hacerse notar en el clásico Barça-Madrid, por boicotear actos oficiales y por hacerse visible en las principales ciudades europeas para trasladar el conflicto fuera de España.
La primera de las medidas que prepara es una gran pitada durante el clásico de este miércoles. “Como ya sabéis, el miércoles se juega el Barça-Madrid de la Copa del Rey. Tendrá una gran repercusión internacional [dice una comunicación interna de círculos radicales]. ¿Irás? Lleva esteladas, pancartas y lo que creas necesario. En el minuto 17.14, gritaremos bien fuerte ‘Independència’. Haced difusión. Tenemos la oportunidad de que el mundo nos vea”.
No es la única acción visual: los independentistas han llamado a los suyos a hacer un escrache al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en el sur de Francia. Según fuentes soberanistas, Sánchez irá a Collioure el próximo 22 de febrero por la mañana para rendir homenaje al insigne poeta Antonio Machado, enterrado en aquella localidad. “Tendremos que darle una buena bienvenida. Que sepa que la Albera es Cataluña”, dice una comunicación independentista a la que ha tenido acceso El Confidencial.
Algunos círculos de ‘hiperventilados’ planean también boicotear un campus organizado por las Nuevas Generaciones del PP en la localidad de Sant Julià de Vilatorta los días 23 y 24 de febrero. En determinados foros soberanistas, han hecho circular incluso el díptico en el que se anuncia este encuentro de los populares. El acoso directo a partidos ha subido en los últimos meses un peldaño, ya que los más radicales sostienen que ningún partido constitucionalista tiene derecho a ocupar espacio público en Cataluña.
La ANC se moviliza en Europa
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) también pone en marcha varias iniciativas. Ya no es solo la ocupación de la plaza Sant Jaume desde este lunes para presionar al Gobierno catalán para que proclame la independencia. El independentismo tiene prisa. “No nos podemos permitir esperar siete años una sentencia favorable del tribunal de Estrasburgo”, justificó esa prisa este lunes la presidenta de la entidad, Elisenda Paluzie. La ocupación de la céntrica plaza está coordinada por las 22 asambleas territoriales de Barcelona y su comarca, que se organizan para que nunca falte gente en el lugar junto a las pancartas de protesta.
Tras la ocupación durante una noche de las dependencias de la Unión Europea en la capital catalana el pasado viernes, se discute si otras instituciones, como el Parlamento Europeo o el Consejo de Europa, pueden ser susceptibles de acoger formas de protesta similares.
Paluzie anunció también que durante el juicio habrá movilizaciones en una veintena de ciudades europeas, organizadas por las asambleas exteriores de la ANC. Con ello, quieren lograr el mayor impacto visual hacia el exterior. En Londres, por ejemplo, los ‘indepes’ tienen previsto manifestarse ante el 10 de Downing Street, la residencia oficial de la primera ministra.
La ANC se ha desmarcado en los últimos días de Carles Puigdemont para marcar perfil ante la sociedad y hacer olvidar la imagen de seguidismo que realizó en los últimos años respecto al ‘expresident’ fugado. Su líder no dudó en trasladar a las autoridades europeas una misiva donde comparaba la situación de España con derivas autoritarias de Polonia o Hungría, y no tiene reparos en decir que “la sentencia del juicio ya la tienen decidida”. Esa estrategia, basada en futuribles y noticias 'fake’, le ha dado buenos resultados en otras ocasiones.
Y es que el independentismo tiene muy clara una cosa: no se trata de tener razón, sino de convencer al receptor. Pero hay preocupación en las filas soberanistas porque no se acaban de entender muchas veces sus mensajes. Ni siquiera se aplaude ya con tanto entusiasmo la tergiversación de palabras como ‘democracia’ o ‘libertad’ que antes se jaleaban.
Lo cierto es que el independentismo está falto de ideas y de fuerzas. Para los días 5 a 7 de febrero, había convocado una huelga general en Cataluña con el objetivo de “paralizar la economía española”. Varios sindicatos, entidades independentistas y partidos políticos, así como el propio Govern, ven con buenos ojos la protesta, pero cada día que pasa existe un mayor convencimiento de que la huelga puede quedarse en un quiero y no puedo.
Una huelga política
Por si eso fuera poco, un sindicato como la Coordinadora Obrera Sindical (COS), el sindicato independentista por excelencia, se ha descolgado en el último momento de la convocatoria.
El sindicato catalanista es claro: “Las condiciones materiales, laborales y sociales de la clase trabajadora son, en la actualidad, el primer frente de una guerra que no nos podemos permitir perder”. El verdadero jarro de agua fría hacia los ‘hiperventilados’ que mantienen la huelga es que, según este sindicato, “los motivos sociolaborales de la huelga general convocada no responden a ninguna acción o movilización incardinada en una campaña de lucha mínimamente consensuada y globalmente decidida, ni forman parte de ningún planteamiento estratégico mínimamente trabajado ni se incardinan dentro de ningún calendario de movilizaciones decidido y planificado de abajo hacia arriba en los ámbitos sindical y social. Esta convocatoria de huelga es una acción concreta antirrepresiva sin ninguna agenda política que tenga una perspectiva transformadora ni sea alternativa al procesismo”. En otras palabras, lo que viene a decir es que el ‘paro de país’ es meramente una argucia política que no afecta a los trabajadores, como se quiere hacer ver.
El sindicato asegura que apoya todas las acciones para denunciar “esta causa general contra el independentismo”, pero “no podemos legitimar el uso de una herramienta que no se ha consensuado con los trabajadores llamados a ejercerla y que ha venido impuesta por espacios interclasistas y cúpulas políticas”. Considera, asimismo, que, antes de convocar una huelga así, los sindicatos independentistas han de ser más fuertes y, además, especialmente ante una huelga general, ha de haber “una mínima unidad de acción del sindicalismo combativo”, lo que no se ha conseguido.
El independentismo prepara una ristra de acciones de protesta muy visuales y pensadas para 'salir en la foto'. Tiene claro el soberanismo, a las puertas del juicio por el 1-O, que lo suyo es una batalla propagandística en la que se gana por la imagen, y a ello dedicará los más ímprobos esfuerzos en el futuro inmediato. Su estrategia pasa ahora por hacerse notar en el clásico Barça-Madrid, por boicotear actos oficiales y por hacerse visible en las principales ciudades europeas para trasladar el conflicto fuera de España.
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