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Así apuntillará Puigdemont al PDeCAT para montar su 'Convergència sin convergentes'
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la crida quiere fagocitar la vieja cdc

Así apuntillará Puigdemont al PDeCAT para montar su 'Convergència sin convergentes'

El nuevo juguete del político fugado pretende nutrirse de los afiliados y mandos del PDeCAT y de ERC, pero estos dos partidos no permiten la doble militancia

Foto: Eurodiputados muestran carteles en apoyo del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)
Eurodiputados muestran carteles en apoyo del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)

En el PDeCAT ha estallado la guerra contra el fugado Carles Puigdemont, que el próximo 26 de enero oficializará la creación de la Crida Nacional como nuevo partido, llamado a fagocitar al PDeCAT y que será puesto a su exclusivo servicio. El nuevo juguete del político fugado pretende nutrirse de la militancia del PDeCAT y de ERC, pero estos dos partidos no permiten la doble militancia. Los republicanos, pues, habrán de elegir. Pero en el PDeCAT, el propio Puigdemont tiene voz y voto.

Según fuentes internas de la formación heredera de Convergència, el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, intentará solventar la situación mediante una propuesta de la comisión delegada, compuesta por los presos Josep Rull, Jordi Turull y Joaquim Forn, el fugado Lluís Puig, así como por él mismo y su vicepresidenta, Míriam Nogueras, la persona de confianza de Puigdemont en el partido. Esa propuesta será introducir una salvedad en los estatutos que en principio sería aprobada por el consejo nacional y más tarde debería ser ratificada en un congreso. La cláusula permitiría a la militancia del PDeCAT afiliarse también a la Crida.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)

En algunos círculos del PDeCAT, no obstante, consideran que ese parche es una “cacicada” más de Puigdemont. “Tenemos el pacto de que una medida de este calibre ha de ser votada por toda la militancia, por lo que tienen la obligación de poner esa propuesta a votación, aunque sea telemática, de los militantes del PDeCAT”, subrayan las fuentes consultadas.

Además, aseguran que “el enfado dentro del partido va a más, porque se están viendo maniobras de los de siempre para vaciarnos de contenido y tomar el control absoluto de la estructura. Lo que pasa es que los de Puigdemont no tienen la mayoría real del PDeCAT en estos momentos. Por eso, si alguien quiere irse a la Crida, que se vaya de una vez, pero ¡que dejen al PDeCAT tranquilo!”.

Dos escuderos que no son de CDC

En esta operación, Puigdemont está flanqueado por dos escuderos a los que se invistió de una representatividad que jamás tuvieron: Jordi Sànchez y Quim Torra. Los tres son los impulsores de la Crida. Y hay un detalle que no se ha de pasar por alto: si bien Puigdemont bebió de las fuentes de Convergència, los otros dos jamás tuvieron nada que ver con CDC. Lo que pretende el fugado, pues, es, ni más ni menos, montar algo parecido a su antiguo partido pero con caras nuevas y con hombres fieles a él mismo. O sea, una Convergència sin convergentes, para ser más precisos.

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Dentro del núcleo promotor de la Crida existen, en estos momentos, dos posiciones. La primera aboga por integrar ya al PDeCAT en la estructura del nuevo partido. La segunda, por mantener al PDeCAT hasta las elecciones municipales del próximo mes de mayo e iniciar la integración después.

El posicionamiento del núcleo más cercano a Puigdemont es iniciar un proceso de voladura controlada del PDeCAT tras las municipales, forzando a su militancia a ingresar en las filas de la Crida. "Nos necesita aún para las municipales porque su proyecto no tiene implantación en el territorio, al contrario que el PDeCAT", arguyen fuentes de la formación a este diario.

Los cuadros tradicionales de la formación nacida oficialmente en verano de 2017 se arrogan la responsabilidad de ser los herederos del espíritu nacionalista de la antigua Convergència. “Hay un grupo de gente, que es muy importante, que no quiere perder su identidad”, señala una de las fuentes consultadas. Y otra añade: “En un momento dado, el PDeCAT hizo una apuesta, un paso adelante en la opción soberanista, pero no con planteamientos radicales. Mucha gente en los pueblos de Cataluña lucha por montar algo, pero no están por la guerra de guerrillas en que nos han metido desde Bélgica”.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont interviene por videoconferencia en la jornada de clausura de la primera Asamblea Nacional del PDeCAT, este fin de semana. (EFE)

La situación interna de la formación no está para tirar cohetes. Puigdemont maneja a su gusto los hilos desde el extranjero y su mano derecha, Míriam Nogueras, desautoriza día sí y día no a los veteranos dirigentes que no están por la confrontación y que ven en el diálogo una salida no traumática de la situación. “Lo malo es que estamos en una deriva en que no tenemos Gobierno, no tenemos presidente y no se toman decisiones. Bonvehí quiere contentar a todos y, al final, lo que consigue es que el partido se resquebraje. Ante ese vacío, algunos quieren ir a la confrontación, porque saben que, pase lo que pase, ganarán”.

Se trata, en resumidas cuentas, de una cuestión de “ambición por dominar el PDeCAT”. Ese es el nudo gordiano de la actual situación del que, en otros tiempos, había sido el principal partido de Cataluña y que hoy ha quedado reducido a varios grupos de presión con graves roces entre ellos. Un fiel reflejo del tacticismo personalista a que se ha abocado la política catalana.

En el PDeCAT ha estallado la guerra contra el fugado Carles Puigdemont, que el próximo 26 de enero oficializará la creación de la Crida Nacional como nuevo partido, llamado a fagocitar al PDeCAT y que será puesto a su exclusivo servicio. El nuevo juguete del político fugado pretende nutrirse de la militancia del PDeCAT y de ERC, pero estos dos partidos no permiten la doble militancia. Los republicanos, pues, habrán de elegir. Pero en el PDeCAT, el propio Puigdemont tiene voz y voto.

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