Es noticia
El plan de Puigdemont: minar a ERC y relanzar su imagen tras dividir al PDeCAT
  1. España
  2. Cataluña
QUIERE DISOLVER EL PARTIDO EN SU CRIDA

El plan de Puigdemont: minar a ERC y relanzar su imagen tras dividir al PDeCAT

El ‘expresident’ quiere ser el nuevo Pujol de Cataluña, a pesar de las grandes diferencias que los separan. El sábado tendrá lugar el primer acto con el que tratará de recuperar el crédito perdido

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont interviene por videoconferencia en la jornada de clausura de la primera Asamblea Nacional del PDeCAT, este fin de semana. (EFE)
El expresidente catalán Carles Puigdemont interviene por videoconferencia en la jornada de clausura de la primera Asamblea Nacional del PDeCAT, este fin de semana. (EFE)

Al ‘expresident’ Carles Puigdemont le queda en los próximos meses una ardua tarea de relanzamiento de su imagen. En su cartera figura ahora una intensa campaña de culto a la personalidad para recuperar terreno perdido. La estrategia del PDeCAT, del ‘Gobierno en el exilio’ y del Govern de Cataluña estará centrada en ese relanzamiento de su figura, vapuleada en la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán), según la cual la lista del ‘expresident’ perdería entre cinco y siete escaños y bajaría a tercera fuerza política. Las alarmas han saltado en su entorno y los esfuerzos futuros irán destinados a reforzar su imagen. En segundo lugar, tiene dos grandes objetivos: el primero, disolver el PDeCAT en su Crida Nacional per la República y, paralelamente, minar a ERC y atraerse a sus bases para ser el líder indiscutible, el caudillo, del soberanismo.

La primera acción para reforzar su imagen es la convocatoria de un acto en la tarde del próximo sábado, momento en el que Puigdemont tiene previsto regresar al palacete de Waterloo. Sus partidarios han comenzado a movilizar a los independentistas para que esa jornada se desplacen a Bélgica. Se trata de una concentración para celebrar el regreso del ‘expresident’ “y exigir la liberación de los presos”. Y zanjan: “¡Si puedes, no faltes!”. En algunos sectores, se ha comenzado a hablar de organizar otra manifestación en Bruselas para seguir internacionalizando el conflicto, pero esa posibilidad se ha dejado, al menos, para después del verano por falta de tiempo.

Foto: Carles Puigdemont en una foto de archivo. (EFE) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Bonaparte corta la cabeza de Marta Pascal
Joan Tapia

El ‘expresident’ juega una carta muy personal: quiere ser el nuevo Pujol de Cataluña. En el discurso grabado con el que se dirigió a los asistentes al congreso del PDeCAT este domingo, se autoproclamó heredero de la Convergència troncal que durante décadas gobernó Cataluña. “Una de las grandes contribuciones de Convergència fue no inhibirse de ninguna responsabilidad y tomar decisiones determinantes para el país”, argumentó.

Pero de momento hay una gran diferencia: Puigdemont no ganó todavía ninguna elección para presidente (en las elecciones del 21-D quedó en segundo lugar, tras Inés Arrimadas, de Ciudadanos) y Jordi Pujol estuvo más de 20 años ganándolas todas. Y hay otra gran diferencia: Pujol supo dotar de ideología a su movimiento al tiempo que marcaba perfil político. Puigdemont, en cambio, solo cuenta con la estrategia de la confrontación, incapaz de jugar políticamente y de tejer estrategias más allá del choque de trenes. Lo que en uno era esgrima política, en el otro es cañonazo, visceralidad. Pujol llegó a atraer a capas sociales no estrictamente catalanas a su proyecto; a Puigdemont, esa idea le da igual. Su obsesión es convertirse en el único referente del independentismo. De ahí que en la diana de sus dardos se sitúe ahora ERC, porque Puigdemont necesita crecer a costa de Esquerra, para restarle apoyos y convertirse en el líder del bloque soberanista. Solo el tiempo dirá si el político troca su condición por la de simple gurú del independentismo.

placeholder Puigdemont, durante la presentación de Crida Nacional per la República. (EFE)
Puigdemont, durante la presentación de Crida Nacional per la República. (EFE)

“Tensionar, tensionar y tensionar”

Desde las filas críticas con el expresidente, se critican su prepotencia y su soberbia. Hay una frase que no ha pasado desapercibida, en su alocución a los asistentes al congreso: “La respuesta positiva a la Crida, impulsada por Jordi Sànchez, el ‘president’ Torra y yo mismo, y el empuje decisivo de los ‘consellers’ en la cárcel y el exilio van en la línea de lo que toda esta gente nos está pidiendo”. Se refiere a que, según los datos oficiales facilitados por la Crida, esta plataforma suma ya más de 40.000 afiliados. Pero a Puigdemont le afean el que “interpreta a su manera las iniciativas populares y luego utiliza los instrumentos a su alcance de manera personalista”.

En círculos cercanos a Puigdemont se saca pecho y se insiste en que su estrategia es la acertada. Entre otras lindezas, se afirma categóricamente que Europa —y especialmente Alemania— están presionando a España para que permita un referéndum de independencia, afirmación que oficialmente ha sido negada reiteradamente por instituciones comunitarias y germanas. “¿Qué hemos de hacer nosotros? Seguir adelante y tensionar, tensionar y tensionar. Solo hace falta que nos mantengamos firmes y unidos y sigamos tensionando. No hemos de aceptar ninguna quincalla, ningún ‘estatutito’, ninguna contrapartida menor. O referéndum o reconocimiento de la república”, alertan los ultraindependentistas a través de las redes sociales.

También aseguran que el Consell de la República, el órgano que Puigdemont pondrá en marcha durante los próximos días desde Waterloo, tendrá como principal, cometido “reclamar continuamente el derecho a la autodeterminación, reconocido internacionalmente, también por Alemania, como la única solución posible al conflicto”.

El frente interno

A Puigdemont, no obstante, no le va a salir gratis el pulso que ha mantenido con el PDeCAT en el congreso de este fin de semana. El ‘expresident’ había puesto toda la carne en el asador y había amenazado con irse si la anterior coordinadora general, Marta Pascal, presentaba candidatura para la secretaría general. El veto personal de Puigdemont acabó haciendo que Pascal tirase la toalla el sábado por la tarde, después de que Puigdemont presionase también a los encarcelados para que se posicionasen a su favor e incluso a los consejeros del PDeCAT y a altos cargos del Govern para que no apoyasen a su rival.

Fue una batalla muy sucia, pero exitosa. Aun así, desde las filas del PDeCAT explican a El Confidencial que “Puigdemont se dejará muchas plumas en esta guerra. Para empezar, las bases le dieron un revolcón al votar en contra de que la república se instrumente de manera inmediata, tal y como pretendía. Y luego, hemos dejado fuera de la ejecutiva a los consejeros Miquel Buch y Damià Calvet. Es un aviso. No toleraremos que maneje el PDeCAT como su propio cortijo”. El varapalo a Buch y Calvet viene dado por el hecho de que los militantes votaron en contra de la acumulación de cargos y de que los consejeros pudieran estar también en la ejecutiva, al haber blindado las incompatibilidades. El sector de Puigdemont perdió su primera batalla interna, precisamente, con esta cuestión. “Lo que ha habido es una sublevación de las bases”, ilustra gráficamente uno de los compromisarios, alto cargo del PDeCAT. Los partidarios de mantener la incompatibilidad fueron 477, frente a los 286 partidarios de eliminarla.

Los partidarios de Puigdemont lograron aprobar que se contemple la unilateralidad como estrategia, un postulado que Pascal quería arrinconar

Pero fue una por otra: los partidarios de Puigdemont lograron aprobar que se contemple la unilateralidad como estrategia, un postulado que Marta Pascal y los suyos querían arrinconar. Aun así, mantener la unilateralidad fue aprobado por la mínima: 363 frente a 350 votos.

Con esta división de las fuerzas, a los afines al ‘expresident’ les espera una oposición nada desdeñable. Es cierto que el PDeCAT es hoy un partido domado y sujeto a las exigencias de Puigdemont. Y el Govern también. El propio ‘president’ Torra decía ayer en el discurso de clausura del congreso del partido que Puigdemont es “un valor inmenso como país”. Y, ahondando en las tesis de su amigo, lanzaba una advertencia a Esquerra, con quien comparte gabinete: “Solo juntos podemos ser más fuertes. Ahora tenemos una oportunidad, la Crida Nacional, que puede ser la plataforma que sume acentos, pensamientos e incluso divergencias, pero que una voluntades, tenga un objetivo muy claro, que nos permita organizarnos, cooperar, unirnos…”. Y dejó el misterio en el aire: “Vendrán semanas y meses enormemente difíciles, más de lo que nos podemos imaginar”. El aviso va para Madrid, pero también para la calle Calabria (donde tiene su sede ERC). No habrá cuartel para unos ni para otros. Todos son rivales para Puigdemont.

Al ‘expresident’ Carles Puigdemont le queda en los próximos meses una ardua tarea de relanzamiento de su imagen. En su cartera figura ahora una intensa campaña de culto a la personalidad para recuperar terreno perdido. La estrategia del PDeCAT, del ‘Gobierno en el exilio’ y del Govern de Cataluña estará centrada en ese relanzamiento de su figura, vapuleada en la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán), según la cual la lista del ‘expresident’ perdería entre cinco y siete escaños y bajaría a tercera fuerza política. Las alarmas han saltado en su entorno y los esfuerzos futuros irán destinados a reforzar su imagen. En segundo lugar, tiene dos grandes objetivos: el primero, disolver el PDeCAT en su Crida Nacional per la República y, paralelamente, minar a ERC y atraerse a sus bases para ser el líder indiscutible, el caudillo, del soberanismo.

Carles Puigdemont Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Marta Pascal
El redactor recomienda