Lo que sepulta el 'procés': "El problema es que esta escuela se cae a trozos, no el idioma"
Pese a que el debate electoral trata el adoctrinamiento, los padres reclaman inversiones. Cataluña lidera el número de barracones y es de las comunidades que más recortó
En la escuela Ventós Mir de Badalona hay inodoros sin tapa, puertas enormes que no cumplen la normativa de incendios, persianas rotas y humedades. Hay también, según la asociación de padres, unos profesores estupendos y un nivel académico del que están muy satisfechos. Su presidente, Jordi Soler, señala la reja en una de las ventanas: "Está lleno de hierro oxidado. Si un niño pasa la mano por aquí es un desastre". Los padres han lanzado una campaña para que al fin se invierta de verdad en la escuela, fundada en 1926, y de paso han puesto de manifiesto que en la campaña del 21-D la educación solo ha entrado para hablar del adoctrinamiento y el catalán pero poco sobre la inversión. "Eso es porque da votos, pero aquí no tenemos ningún problema con el idioma. Si llega un niño y habla en castellano todos le hablan en castellano. Como en toda Cataluña se estudia en catalán y así tienen la suerte de conocer dos idiomas. Nuestro problema es que la escuela se cae", resume Jordi.
En la campaña catalana no se habla de listas de espera sanitarias. Ni de la subida del alquiler. Tampoco hay anuncios sorpresivos de bajadas de impuestos ni debates sobre la precariedad. O mejor dicho, si lo hay, apenas trasciende y queda rápidamente sepultado por la DUI, los "presos políticos", Puigdemont en su bosque belga y el 155. El único tema que se ha colado, y de refilón, ha sido la educación: denuncias de adoctrinamiento y de imposición del catalán, con encendidos argumentos a favor y en contra. Lo que no cala es la situación de las escuelas, la inversión, los barracones y el número de niños por clase. Justo de lo que se suelen quejar los padres.
Al menos es lo que reclaman en Badalona. Jordi Soler es un padre comprometido. A sus 43 años hoy está atareado. Es la fiesta de Navidad en la escuela. En el sótano, que hace las veces de gimnasio, teatro y comedor, están preparando chocolate para los niños. Saluda y sigue la visita. El colegio tiene su encanto y tiene protección local. Fundado en 1926, la escuela más antigua de Badalona, tiene una entrada para niñas y otro para niños vestigio de aquella época. En la fachada un escudo recuerda que fue construido por las Escuelas Nacionales antes incluso de la República. Los techos son altos y las clases espaciosas. Pero hace falta meterle billetes. El director del centro, José María Peleato, admite que hace falta más inversión. "La escuela está bien, pero el edificio ya no ta el paso del tiempo. Las persianas no sé si son las primeras que se instalaron pero lo parecen", ironiza.
Según la ley de Educación autonómica, la inversión en la enseñanza debería ser del 6% del PIB y actualmente ronda el 3%
El problema es que la escuela ha llegado al peor momento para todo en la última década. "Hace diez años, con el 'boom' económico y demográfico, el tripartito dijo que iba a hacer un nuevo colegio y que por lo tanto no tenía sentido invertir. Y parecía razonable. Después llegó la crisis y nunca se hizo. Entonces como pusieron una segunda línea de alumnos, se llevaron a los pequeños a un solar aquí cerca donde instalaron barracones. Ahora dicen que lo que hace falta es un instituto pero es que llevamos muchos años así", resume Jordi. En Badalona, donde durante años gobernó Albiol y el PP fue la fuerza más votada en las últimas elecciones aunque una coalición de izquierdas y nacionalistas lo desalojó del poder, ni abundan las esteladas ni los lazos amarillos. Los hay, pero no es territorio 100% 'procés'.
La paradoja es que pese a su mala fama los barracones de los niños pequeños son a menudo preferidos por los padres al colegio al que saltan con siete años. Tienen aire acondicionado y calefacción. Alrededor tienen un pequeño huerto y un patio. Las condiciones del colegio no son el mayor problema para los niños, que han crecido con eso, sino para los padres. El suelo del parque levantado, el frío que entra en invierno a través de las viejas ventanas de madera, los bancos a los que le faltan tablillas o las baldosas que se levantan serán el paisaje de su memoria como escenas similares lo son para generaciones anteriores.
Jordi quiere ser justo en sus críticas y no hay un solo culpable. "El Ayuntamiento se encarga del mantenimiento de los colegios pero hasta un nivel que este supera, así que hacen una ñapa, pero la reparación integral dicen que no pueden. El Govern actual se encontró con este marrón. Es un problema de todos". La causa, explica, es que a un edificio de 1926 no se le puede aplicar un mantenimiento normal. "Todo está lleno de escaleras y no es accesible a chicos con problemas. Las canastas no tiene protecciones. Mira esta clase, era la cocina antigua y se nota". Explica que la mayoría de los padres que eligen la escuela lo hacen como segunda opción. "Cuando vienen a las jornadas de puertas abiertas les decimos que los profesores son muy buenos y que el nivel es alto. Y responden que en los otros les dicen lo mismo y que además el colegio es bonito y está cuidado. Es difícil".
Recortes, déficit de inversión, barracones... la escuela resume los males de la educación en Cataluña —y en otras comunidades—. Con la salvedad de que aquí el debate se ha centrado más en el adoctrinamiento independentista —con denuncias de casos graves y de conductas de profesores escandalosas— o la crítica al uso del catalán como lengua que en la inversión. En el debate en televisión entre Inés Arrimadas (Ciudadanos) y Marta Rovira (ERC) a la pregunta de Jordi Évole sobre cuántos barracones había en Cataluña las respuesta fueron dispares. "Yo no tengo la cifra concreta. Sé que es una problemática habitual en Cataluña", dijo la republicana. El punto fue para Arrimadas, que respondió: "Hay 20.000 niños en Cataluña que estudian en barracones, 20.000. Somos la comunidad autónoma con más barracones". Évole dio la cifra por válida, teniendo en cuenta que el número de barracones es de 1.017.
La consejería de Educación responde por correo electrónico —con el 155 es complicado dar con un portavoz y la consejera cesada, Clara Ponsatí, está en Bruselas con Puigdemont y demostró tener serios problemas para hablar en castellano— que si hay mil barracones es porque "en muchos casos se prioriza el hecho de poder dar respuesta a la necesidad de escolarización en un momento determinado en una localidad determinada, antes que el tener un edificio definitivo. Es decir, que en algún momento crece mucho la población escolar en una zona concreta de un municipio por alguna razón (incremento de población por inmigración o por un proyecto de centro que tiene mucha oferta), y si hay que esperar a tener un edificio definitivo, se necesita más tiempo (aprobación de presupuesto por el Gobierno, trámites de construcción, construcción....). Esa situación es, sin embargo, provisional de forma mayoritaria, y en cuanto hay presupuesto suficiente y según las prioridades, se construyen los edificios definitivos".
Pero el problema es estructural. Según la ley de Educación autonómica, la inversión en la enseñanza debería ser del 6% del PIB y actualmente ronda el 3%. La Generalitat dejó de subvencionar la educación de cero a tres años y ha sido condenada por ello en una sentencia esta semana. Es verdad que los recortes en educación durante la crisis se dieron en todas las comunidades, pero en Cataluña los números destacan. Según un informe de Fedea, la comunidad que más redujo el gasto fue "Castilla-La Mancha con casi el 29%, seguida de cerca por Cataluña con una reducción superior al 20% y Cantabria y la Comunidad Valenciana, ambas con reducciones en educación superiores al 18%". Los resultados de los alumnos catalanes en las evaluaciones están en la media nacional y está mejor situada en la tasa de abandono escolar. Cataluña está, como otras comunidades meditarráneas, penalizadas por el sistema de financiación autonómico y eso lo ha esgrimido el Govern.
El informe sobre los recortes trata el periodo 2011-2014. Entonces en Cataluña gobernaba un Artur Mas que aún no había abrazado la independencia. Presumía de ser uno de los gobiernos que más abeazaba la austeridad y llegó a tener apoyos del PP en el Parlament. En Bruselas el portavoz de la austeridad era Amadeu Altafaj, luego 'embajador' en Bruselas de la independencia nombrado por Puigdemont y destituido con el 155. Después llegó el 'procés' y eso pasó, al menos políticamente, a un segundo plano.
En la escuela Ventós Mir de Badalona hay inodoros sin tapa, puertas enormes que no cumplen la normativa de incendios, persianas rotas y humedades. Hay también, según la asociación de padres, unos profesores estupendos y un nivel académico del que están muy satisfechos. Su presidente, Jordi Soler, señala la reja en una de las ventanas: "Está lleno de hierro oxidado. Si un niño pasa la mano por aquí es un desastre". Los padres han lanzado una campaña para que al fin se invierta de verdad en la escuela, fundada en 1926, y de paso han puesto de manifiesto que en la campaña del 21-D la educación solo ha entrado para hablar del adoctrinamiento y el catalán pero poco sobre la inversión. "Eso es porque da votos, pero aquí no tenemos ningún problema con el idioma. Si llega un niño y habla en castellano todos le hablan en castellano. Como en toda Cataluña se estudia en catalán y así tienen la suerte de conocer dos idiomas. Nuestro problema es que la escuela se cae", resume Jordi.