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La agenda secreta de Artur Mas: solo dos fieles para montar una superestructura
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david madí y francesc sánchez

La agenda secreta de Artur Mas: solo dos fieles para montar una superestructura

El 'expresident' tiene un plan para volver a ser catapultado a primera línea de la política. Quiere ser el 'president' de un movimiento, de una idea, y tiene dos hombres para hacerlo

Convergència, cuanto más lejos, mejor. Esa es la máxima que regirá el posicionamiento del expresidente catalán Artur Mas en el futuro. Tras la confesión de Jordi Pujol sobre las cuentas secretas de su familia en Andorra, Mas comenzó a trabajar en un plan para borrar del mapa a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), debido a que su nombre estaba indisolublemente unido no solo al clan Pujol, sino a escándalos como el del Palau de la Música. Para colmo, los acontecimientos vinieron poco después a darle la razón al ser investigado el partido en otro escándalo, el del 3% (o sea, el cobro de mordidas del 3% a cambio de contratos públicos).

Tras el varapalo que le supuso su apeamiento de la carrera por la independencia (la CUP exigió su defenestración para permitir la formación de un Gobierno en Cataluña), su meta es otra. Durante los últimos meses, el líder convergente ha mantenido intensas reuniones para perfilar una agenda personal en la que Convergència es solo una anotación más. El otrora timonel del independentismo quiere ser el guía secesionista desde fuera de las instituciones, y con ese objetivo lleva trabajando meses. Su interés por la refundación de CDC en el congreso del próximo mes de junio es solo menor.

En esta loca carrera hacia la ruptura, Mas cuenta con dos colaboradores incondicionales, las dos únicas personas en las que verdaderamente confía. En primer lugar, volvió a llamar a su lado al que en otros tiempos fuera su colaborador más estrecho, David Madí, dedicado ahora a hacer caja con negocios privados (asesora, entre otras, a Endesa, Telefónica y Deloitte, entre otras, de las que cobra suculentos honorarios). Madí se había alejado del ‘president’ en la última legislatura, coincidiendo con el auge de Francesc Homs como hombre fuerte del Gobierno catalán, hasta el punto de que su relación casi se enfrió: dejó de visitar asiduamente la plaza de Sant Jaume y sus consejos ya no eran escuchados por el timonel convergente.

Pero las cosas han cambiado desde el verano pasado: aproximadamente cada 15 días, Madí pasaba por el Palau para comer y departir con Artur Mas, hablar de las elecciones 'plebiscitarias', del futuro del ‘procés’ y de la estrategia para que su amigo continúe teniendo peso en la política catalana. Ahora, vuelve a estar en el candelero y a poner una vela a Dios (Mas) y otra al diablo (el dinero español).

El otro hombre de confianza es Francesc Sánchez, responsable de Régimen Interno, de Comunicación, de Asuntos Jurídicos y de Finanzas de Convergència. Sánchez fue también el hombre escogido para pilotar la refundación de Convergència, aunque las fuentes consultadas por El Confidencial le sitúan en otra órbita, lejos de la propia estructura de la nueva CDC que salga del congreso del próximo mes de junio.

CDC se le queda pequeña

En estos momentos, Artur Mas ya tiene muy claro lo que quiere, según pudo conocer El Confidencial del círculo cercano al ‘expresident’: “Da la impresión de que CDC se le ha quedado pequeña. De hecho, no quiere ni oír hablar de las pugnas por controlar el aparato de Convergència. Sabe que ningún barón le disputará el liderazgo en el congreso de junio y por eso se desentiende ya del partido. Su única meta es montar algo más grande que CDC, una nueva confederación al estilo de CiU en la que él sea el líder indiscutible. Pero una de las condiciones es que no ha de ser de un solo partido”. Por si fuera poco, la refundación de Convergència está en manos de uno de sus hombres de mayor confianza, Francesc Sánchez, por lo que se asegura su control remoto.

Queda por ver cómo será la estructura jurídica, quizás a través de una fundación. Pero será la edición moderna de otro ‘invento’ histórico de David Madí: la ‘Casa Gran del Catalanismo’, que fracasó estrepitosamente. “En aquel momento, la estructura de CiU ya daba una cobertura suprapartidista que competía con esa operación. Unió no quiso entrar nunca en esa ‘casa’ y ERC tampoco. Pero hoy las cosas han cambiado. Con la idea de que sea una estructura puramente soberanista, el nuevo paraguas puede englobar a sectores de Unió Democrática, de ERC, del PSC e incluso de Ciutadans”, añaden las mismas fuentes. Se trata, pues, de rediseñar el modelo de CiU, que, sin ser un partido, cubría un amplio espectro ideológico del centro a la derecha, en una amplia coalición electoral.

Quién estará bajo su paraguas

En ese paraguas, Artur Mas cuenta con el partido que encabeza el exdemocristiano Antoni Castellà (que abandonó a Duran Lleida el pasado verano), Demòcrates de Catalunya, con amplios sectores de Esquerra (como los de Reagrupament Independentista, aunque espera contar con adhesiones de los oficialistas), con los escindidos socialistas de Ernest Maragall (agrupados bajo las siglas de Moviment d’Esquerres Socialistes, MES)… incluso no descarta atraerse a movimientos como la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que encabeza Jordi Sánchez, o a una gran mayoría de Súmate, la organización de castellanohablantes en la que militaron, por ejemplo, el diputado republicano Gabriel Rufián o el excabeza de lista de la CUP Antonio Baños. “Cuantos más, mejor, aunque habrá que ver quién se suma de los oficialistas de Esquerra y de Unió”, añaden las fuentes.

El plan ya tiene incluso determinados papeles personales adjudicados. “El objetivo es crear esa superestructura y posicionarse él como líder indiscutible, por encima de cualquier partidismo. Artur Mas no sería el presidente de un partido, sino el de un movimiento, de una idea o de una opción política. Y ahí entra en escena Francesc Sánchez, que sería el elegido para ser el hombre fuerte de ese paraguas. De esta manera, Mas se presentaría como el ideólogo y Sánchez, como el ejecutivo”.

Además, el hecho de que en esa nueva formación participase CDC le abriría las puertas a mantener un porcentaje de cuota de televisión en el caso de una eventual campaña electoral. De lo que no hay duda es de que una operación de este estilo, si sale bien, catapultaría a Artur Mas de nuevo a la primera fila política. En su entorno lo tienen claro: “No quiere ser un simple presidente de partido. Quiere ser El Presidente, con mayúsculas”, advierten sus acólitos.

Convergència, cuanto más lejos, mejor. Esa es la máxima que regirá el posicionamiento del expresidente catalán Artur Mas en el futuro. Tras la confesión de Jordi Pujol sobre las cuentas secretas de su familia en Andorra, Mas comenzó a trabajar en un plan para borrar del mapa a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), debido a que su nombre estaba indisolublemente unido no solo al clan Pujol, sino a escándalos como el del Palau de la Música. Para colmo, los acontecimientos vinieron poco después a darle la razón al ser investigado el partido en otro escándalo, el del 3% (o sea, el cobro de mordidas del 3% a cambio de contratos públicos).

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