Los curiosos requisitos para tener un piso turístico en Andalucía: el negocio de la polémica

La semana pasada, muchos portales del Centro de Málaga amanecían ‘decorados’ con pegatinas contra las viviendas vacacionales. Jugando con el acrónimo AT que informa de la presencia de apartamentos turísticos, se construyeron una serie de mensajes de protesta: "AnTes una familia vivía aquí", "AnTes to esto era Centro", "A Tomar por culo de aquí" o "Apestando a Turista" (Sic).

Una acción reivindicativa que reavivaba el debate sobre un fenómeno que se extiende y que se vincula con una acelerada transformación de las ciudades que arrastra una pérdida de idiosincrasia. El Ayuntamiento de Sevilla ya ha anunciado que tomará medidas para reducir su número, mientras en otras capitales andaluzas se anima a los regidores que sigan el mismo camino mientras se suma a la discusión el asunto de la tasa al visitante.

La herramienta legislativa está aprobada. Es el decreto aprobado por la Junta de Andalucía el pasado 29 de enero y en el que se modifican "diversas disposiciones" sobre la regulación de las viviendas turísticas. Un texto en el que se fijan los requisitos que deben tener estos inmuebles para estar regularizados y que describe los curiosos e imprescindibles elementos que no deben faltar. Desde escobilla para el inodoro, "un número de perchas adecuado" y el grosor de los colchones.

Lo primero que hace la normativa es diferenciar entre los domicilios que se alquilan en su totalidad o por habitaciones. Los primeros no podrán tener más de 15 plazas; mientras que los segundos no deberían superar las seis. En ambos casos, no puede haber más de cuatro personas por habitación.

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Las características de las viviendas están muy concretadas. Deben tener una "dimensión mínima" construida de 14 metros cuadrados por plaza y el número de baños oscilará en base a la capacidad: dos si el número de huéspedes supera los cinco, y tres si es mayor de ocho. "Los dormitorios y salones tendrán ventilación directa al exterior o a patios ventilados", así como "algún sistema de oscurecimiento de las ventanas".

Un sistema de refrigeración o calefacción fijo o portátil en las habitaciones y salones serán obligatorios si el apartamento turístico opera de mayo a agosto o de diciembre a marzo, respectivamente. La Administración andaluza precisa que no son admisibles "los elementos incandescentes ni de combustión de líquidos o gases inflamables".

¿Y sobre el equipamiento que deben tener? Pues comparen si han estado alguna vez alojados en un piso turístico.

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La legislación andaluza es verdaderamente puntillosa y precisa que las camas deberán medir al menos 80 por 190 centímetros si es individual; y 135 por 190 en el caso de la doble. La vivienda deberá disponer de un armario o espacio destinado a la ropa para cada cuatro plazas, con un número de perchas adecuado, y que se encuentre en cualquiera de los dormitorios y cerca de un punto de luz próximo a la cama.

Los canapés, y colchones con un grosor mínimo de 18 centímetros, deben estar en buenas condiciones y presentar un nivel homogéneo de resistencia en toda la superficie.

El baño, por ejemplo, tiene que estar dotado al menos de inodoro, lavabo, bañera o plato de ducha, jabón de mano, gel, champú, una toalla de mano y baño por persona, alfombra lavable, luz apropiada, espejo, colgadores de toallas, rollo de papel higiénico adicional, escobilla para el váter, enchufe de corriente junto al espejo, estantería, secador y cubo higiénico.

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La lista de requisitos de la cocina no es menos corta. Ni más ni menos que una treintena. A saber: "Un mínimo de dos fuegos, horno o microondas y frigorífico. Utensilios adecuados a la capacidad de alojamiento —al menos vajilla, cubertería, cristalería, sartenes, ollas, cubiertos para servir, sacacorchos, abridor, tijeras, abrelatas y escurridor—. Pequeños electrodomésticos como una batidora, tostadora o grill, exprimidor y cafetera. Mobiliario de almacenaje. Y un kit de productos de limpieza con contenido mínimo de estropajo, bayeta, paño y gel limpiador, así como bolsas de basura, tendedero, plancha y tabla de planchar".

En el apartado de las emergencias, se apunta que en el inmueble debe haber un botiquín de primeros auxilios, un extintor y, cerca de la cocina, un detector de humo.

El propietario o arrendador, además, debe habilitar un número de atención telefónica durante las 24 horas del día, disponer de hojas de quejas y reclamaciones oficiales de la Junta de Andalucía y facilitar información turística de la zona.

Teniendo en cuenta todas estas condiciones, podría parecer que muchos dueños de segundas viviendas se pensaran si explorar este negocio. Pero lo cierto es que las cifras no han dejado de crecer en la comunidad andaluza y son muchos los que señalan que es un factor determinante en la escalada de precios del alquiler.

Los últimos datos sobre el sector del Instituto Nacional de Estadística apuntan a un incremento de más de 12.000 pisos vacacionales en los dos últimos años. Una tendencia alcista que se remarca dentro de 2023, ejercicio en el que se pasa de 70.194 a 79 065 entre inicio y final.