El plan para convertir Granada en la tercera ciudad española: "Solo lo impide la clase política"
Una iniciativa pretende fusionar todos los pueblos que rodean la capital nazarí en un único ayuntamiento. Resolvería varios problemas, pero antes tendría que eliminar a 44 alcaldes y 600 concejales
Como cualquier vecino de una ciudad histórica, todo granadino siente en algún momento la nostalgia del pasado. La ciudad nunca volverá a ser, como en el siglo XIV, la más poblada de Europa, pero Antonio Jesús Castillo, profesor en un instituto de Armilla, ni siquiera aspira a tanto. Se conforma con una piscina olímpica. "¡No hay sitio donde construirla porque la ciudad se quedó hace años sin término municipal!", protesta.
"No hay sitio donde construir la Ciudad de la Justicia, ni la Biblioteca de Andalucía, ni tampoco un nuevo campo de fútbol, porque no hay dónde colocarlo", abunda Castillo sobre algunas polémicas locales que, para él, tienen todas el mismo problema de origen. Este funcionario es el portavoz de una plataforma que promueve una solución que podría resolverlo todo. Una idea sensata, pero absolutamente imposible de realizar: fusionar los 44 pueblos que rodean la capital nazarí en un único ayuntamiento. La Gran Granada, valga la redundancia.
Es incontrovertible que la ciudad tiene un problema. Desde hace más de 20 años, los granadinos se están mudando extramuros. Ellos siguen trabajando o mandando a sus hijos a colegios de la capital, pero ya no figuran como vecinos. "La gente se hace mayor, los jóvenes se van a los pueblos y aquí solo vienen los Airbnb y los hoteles", detalla este granadino. "Granada se está despoblando, hemos perdido 70.000 habitantes en los últimos años". Por tanto, también recibe menos dinero vía presupuestos mientras el tejido urbano a su alrededor se multiplica: la capital construye las rotondas y pone a la policía municipal para controlar los atascos que cada mañana generan los vecinos de los pueblos de alrededor al intentar acceder.
En 2005, el área metropolitana superó en habitantes a la capital, que cada vez sostiene más sobre sus hombros el peso de esa conurbación. "Ese año se acabó con el término municipal, ya no se podía construir nada en ningún sitio", dice Castillo, que hasta 2020 ejerció de delegado de Educación con Cs. De todas las capitales de provincia de España, Granada tiene uno de los términos municipales más pequeños, casi 89 kilómetros cuadrados, de los que una tercera parte, la que corresponde a la Vega, cuenta con algún tipo de protección ambiental. Nada puede ser levantado ahí.
De unirse, como desean los correligionarios de la Gran Granada, la ciudad se convertiría en la tercera más extensa de España (más de 1.600 kilómetros cuadrados) y la séptima más poblada, con casi 600.000 habitantes, desplazando a Murcia.
El motivo último no sería tanto alcanzar "la Granada del medio millón", como la llaman, sino solucionar el desorden urbanístico que se extiende por los alrededores. "Tenemos casas en las que, si estás en el comedor, estás en Armilla, pero si te vas al dormitorio estás en Churriana de la Vega, porque el límite pasa por mitad de la casa", ejemplifica Castillo, "puedes echar la basura en un pueblo u otro en función de si sales por la puerta o por el garaje".
"La situación es esperpéntica"
Granada cuenta con el monumento más visitado de España (casi 2,4 millones de personas vieron la Alhambra en 2022), pero aquellos que llegan a la ciudad en avión solo disponen de 23 taxis en el aeropuerto. Como el aeródromo se sitúa en los términos municipales de Santa Fe y Chauchina, estos ayuntamientos solo pueden emitir un número de licencias compatible con sus 15.000 y 5.000 habitantes respectivamente, por eso uno tiene 15 taxis y el otro ocho. Los taxis de la capital pueden llevar pasajeros a la terminal, pero no recogerlos allí para transportarlos a Granada. Para Castillo, esta paradoja resume bien el lío: "La situación es esperpéntica".
Por supuesto, las administraciones llevan años tratando de solucionar el problema, por ejemplo, con un servicio de taxi metropolitano que aportaría 600 vehículos para 10 municipios, pero el affaire del aeropuerto está enconado. El gremio de taxistas de Granada acusa a los de Santa Fe o Chauchina de tener secuestrado el aeropuerto; en contraprestación, los taxis de estos pueblos tienen prohibida la entrada a la estación de autobuses o tren de la ciudad nazarí, restringida a los conductores locales.
Nadie parecía dar con la tecla hasta que, un día del año pasado, un grupo de vecinos salió de una tertulia con la idea firme de elaborar un informe estudiando la conveniencia del proyecto Gran Granada. De ahí salió un documento muy concienzudo que analizaba incluso los beneficios económicos, sociales o medioambientales de ser una única ciudad con más de medio millón de habitantes. Poco a poco, el tema ha ido calando entre la sociedad. Castillo y compañía han hecho bastante lobby entre vecinos, empresarios, alcaldes de pedanías y hasta con el rector de la universidad.
"Los alcaldes de los pueblos más pequeños son más favorables porque son los que más ganan, aunque en realidad todos ganan", explica. "Si miraran lo que el Estado transfiere a los municipios por censo, a los pueblos de menos de 5.000 habitantes se les da un 1,1 y a los de más de 50.000 un 1,5". O sea, el mismo habitante recibiría un 36% más que ahora si Fuente Vaqueros o Monachil fuesen barrios o pedanías de la Gran Granada en lugar de pueblos independientes.
En Granada son habituales las comparaciones con Málaga, una ciudad que sube como un cohete mientras la otra parece avanzar a duras penas. La capital de la Costa del Sol gestiona una población de casi 600.000 personas con un alcalde y 22 concejales, mientras que la metrópolis nazarí requiere de 44 alcaldes y más de 600 ediles para organizar al mismo número de personas.
"Si nos fusionamos, todos tendremos más dinero, evidentemente, también por la reducción de cargos electos: no habría que tener 44 interventores, 44 jefes de policía y docenas de concesiones de transporte distintas", dice el docente. "Si se comprara todo junto desde una sola central de servicios, la luz o la basura serían más baratas, mejores y más eficientes, porque no es lo mismo alquitranar 500 kilómetros de calle que 10, o comprar 50.000 bombillas en lugar de 50, como ocurre ahora".
Seamos realistas: es imposible
El propio Castillo reconoce que, por muchos informes favorables a la fusión que elaboren, hay un factor insalvable: "El clientelismo político en los pueblos del área metropolitana, nadie quiere hablar con el alcalde de al lado porque desaparecerían un montón de cargos", reconoce. "El único problema son el Partido Popular y el Partido Socialista, alguno en privado me ha dicho: 'La idea es estupenda, Antonio, ¿pero dónde colocamos a tanta gente? ¿Cómo les decimos que se tienen que poner a trabajar?".
"La idea es estupenda, ¿pero dónde colocamos a tanta gente? ¿Cómo les decimos que se tienen que poner a trabajar?"
Casos cercanos en el tiempo como el de Villanueva de la Serena y Don Benito —que aprobaron en un referéndum una fusión que, a día de hoy, sigue en punto muerto— señalan que si el proceso de unir dos partes es harto difícil, hacerlo con más de 40 es misión suicida.
Entre 1980 y 2022, y muy especialmente tras la crisis económica de hace 15 años, Europa se ha esforzado en reducir el número de ayuntamientos para ganar en eficiencia. Dinamarca o Grecia prohibieron que hubiese municipios independientes de menos de 25.000 habitantes, Francia pasó de 22 regiones administrativas a 13 y Alemania obligó a la fusión de más de 15.000 centros de población.
En estos años, España ha sumado 10 pueblos más a los 8.117 con los que contaba, de los cuales siete están en la provincia de Granada. Es más, como resultado del pacto de investidura entre PSOE y PNV, se modificará antes de seis meses la Ley de Bases de Régimen Local para facilitar que un pueblo pueda independizarse de otro. En este caso, para permitírselo a Usansolo, un pueblo de 4.200 habitantes que desde hace tiempo trata de desanexionarse de Galdakao. Las Juntas Generales de Vizcaya aprobaron su escisión, pero la Abogacía del Estado impugnó la decisión. Ahora, los nacionalistas vascos han logrado rebajar aún más el umbral necesario para crear un nuevo municipio.
El tráfico y la contaminación
A pie de calle, los vecinos no son tan dramáticos como el portavoz de esta iniciativa, pero reconocen que la situación del extrarradio de Granada es, a veces, surrealista. Ana Pérez, oriunda de Cúllar Vega, una de las localidades que serían absorbidas por esa Gran Granada, explica que cuando tenía que coger el autobús para ir a su instituto en Las Gabias, el pueblo de al lado, "cada vez que mi hermana y yo lo perdíamos, íbamos andando: era más fácil y rápido que coger dos autobuses", uno de Cúllar a Granada y otro de Granada a Las Gabias. Ir en bus suponía ocho minutos, andando eran 40 minutos y coger los dos autobuses podía tenerlas atrapadas durante hora y media.
Lo mismo le sucede a Ana Molina, que vive en Atarfe y trabaja en Chauchina. "Si se me rompe el coche, tendría que coger camino para ir a trabajar". A la hora a la que entra a trabajar no hay transporte público, y si lo hubiera tampoco le compensaría porque tardaría cuatro veces más. Para estos vecinos, toda posibilidad con el transporte público es un trayecto en uve: del origen a Granada capital y de ahí al destino. Lo mismo le pasa a Jacobo Ramírez: "Yo vivo en Albolote, que está muy bien comunicado con Granada, pero ahora me han cambiado en el trabajo y tengo que ir a Santa Fe, donde no tengo comunicación, tendría que ir a la capital y luego coger otro a Santa Fe. Y no pasan cada 15 minutos, con suerte sale uno cada hora".
"A la hora a la que entra a trabajar no hay transporte público, y si lo hubiera tampoco le compensaría porque tardaría cuatro veces más"
Todo esto lleva a que la gente prefiera coger el coche y, como consecuencia, se generan enormes atascos en los accesos a la ciudad cada mañana, y Granada, con sus 214.000 habitantes y pese a estar a los pies de Sierra Nevada, figura recurrentemente en el podio de las ciudades españolas con peor calidad del aire.
Castillo se pregunta, con sorna, "¿cómo es posible resolver este problema medioambiental con 44 concejales de Medio Ambiente?".
Como cualquier vecino de una ciudad histórica, todo granadino siente en algún momento la nostalgia del pasado. La ciudad nunca volverá a ser, como en el siglo XIV, la más poblada de Europa, pero Antonio Jesús Castillo, profesor en un instituto de Armilla, ni siquiera aspira a tanto. Se conforma con una piscina olímpica. "¡No hay sitio donde construirla porque la ciudad se quedó hace años sin término municipal!", protesta.
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