Moreno culmina la conversión del PP al andalucismo y despierta recelos en el PSOE

Javier Arenas enjugó el pecado original del PP andaluz cuando involucró a su partido en la negociación del Estatuto andaluz de 2007. No ocurrió lo mismo en la Transición, cuando la UCD acuñó aquel lema —"Andaluz, este no es tu referéndum"— y AP se ausentó de las manifestaciones autonomistas del 4 de diciembre de 1977. Pero Juanma Moreno es el que ha dado el paso definitivo en la conversión andalucista del PP con las bendiciones del extinto PA, lo que genera cierto enfado en el PSOE andaluz, formación que ve en los gestos populares un intento por "reescribir" la historia.

La semana previa al 4-D comenzó con el acto por el 40 aniversario de la constitución del Parlamento de Andalucía, presidido por primera vez por un político del PP, y terminó con la primera celebración institucional del Día de la Bandera de Andalucía en el Palacio de San Telmo. Allí, Moreno, en un discurso con citas a Joaquín Sabina y Carlos Cano, culminó esa conversión rodeado de los exdirigentes del PA, entre ellos los cuatro consejeros que tuvo el partido en gobiernos de coalición con el PSOE. Juan Espadas, líder regional de los socialistas, acudió al acto de izado de la enseña verdiblanca, pero se trasladó rápidamente a un teatro al norte de la capital andaluza para la entrega de los Premios 4 de Diciembre, unos galardones creados este año por la fundación asociada al PSOE-A para distinguir a personalidades reconocidas por su defensa de los valores de la autonomía. Y cuya convocatoria se dio a conocer la misma semana que Moreno anunció la celebración oficial del 4-D.

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Carlos Rocha. Sevilla Fotografía: Pepo Herrera

"La historia no se reescribe, se estudia y se respeta", defendió la dirigente socialista María Márquez, que condujo el acto del PSOE. La identificación del PP y de Juanma Moreno con símbolos y celebraciones tradicionales del andalucismo genera cierto resquemor en el PSOE. La institucionalización del 4 de diciembre por parte del Gobierno popular a petición de Alejandro Rojas Marcos, fundador del PA, sirve para dar brillo a una fecha a la que los socialistas prestaron poca atención hasta que se cumplió el 40 aniversario. Fue en 2017, cuando Susana Díaz aprovechó la efeméride para lamerse las heridas de su derrota en las primarias contra Pedro Sánchez.

La reivindicación del papel de Manuel Clavero Arévalo, que dimitió como ministro por el rechazo de UCD a dar a Andalucía todas las competencias autonómicas, se ve en el PSOE como una maniobra para opacar otras figuras como las de Rafael Escuredo, primer presidente electo de la Junta tras la victoria socialista de las elecciones autonómicas de 1982, o Plácido Fernández Viagas, presidente preautonómico. Escuredo estuvo el domingo en la entrega de los premios de la Fundación Andalucía Socialismo y Democracia, entidad que preside, y que reconoció a los sindicatos CCOO y UGT, al exmagistrado del Constitucional Manuel Rodríguez Piñero, al periodista Iñaki Gabilondo y a la Asociación de Mujeres en Zona de Conflicto.

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"Tenemos que sacar pecho cuando algunos quieren blanquear y esconder su pasado", dijo Nuria López, secretaria general de CCOO en la comunidad, en una crítica velada a la apuesta del Gobierno de Juanma Moreno y el intento de "algunos" por crear "una amnesia colectiva y apropiarse del proceso autonómico". Gabilondo ha sido más explícito al defender que las manifestaciones del 4-D "claro que tuvieron ideología". "Lo que no hubo fue guerra de siglas", zanjó el periodista en una suerte de respuesta a esa apuesta por un andalucismo "sin ideologías", como recogía el manifiesto leído por la poeta Rosa Díaz en el Palacio de San Telmo.

El hueco del PSOE

El PSOE primó la fecha del 28 de febrero, Día de Andalucía, y ahora Moreno aprovecha el hueco para culminar la conversión del PP al andalucismo. "Nunca antes había visto a la gente de Nuevas Generaciones con pulseras de la bandera de Andalucía", admitía una fuente del Gobierno andaluz después del izado de la blanquiverde en San Telmo. El malagueño ha optado por apoyarse en los exdirigentes del Partido Andalucista, con Rojas Marcos a la cabeza, muy críticos con el papel que tuvieron los socialistas en el proceso autonómico.

Moreno, en su discurso, abrazó el legado del 4-D, una conmemoración que hace no tanto era casi patrimonio único de las fuerzas a la izquierda del PSOE y los andalucistas. Moreno aludió directamente al "asesinato" de Manuel José García Caparrós, el joven sindicalista de CCOO que murió en una de las marchas autonomistas de Málaga de 1977 y que fue nombrado hijo predilecto de Andalucía en 2013 por el Gobierno andaluz, que compartían entonces PSOE e IU. A principios de semana, el presidente de la Junta recibió a las hermanas del joven malagueño. La familia de García Caparrós le había pedido esta reunión a su llegada a San Telmo, en 2019, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha producido el encuentro. Moreno se comprometió a actuar "para que la figura de García Caparrós tenga un lugar destacado en la memoria de Andalucía", lo que agradeció la familia.

La toma de posesión del presidente de la Junta ya dio pistas sobre esta apuesta, igual que el acto que Moreno compartió con Rojas Marcos. Fue allí donde surgió la institucionalización del 4 de diciembre como Día de la Bandera de Andalucía, en recuerdo de las citadas manifestaciones. A pesar de que el decreto por el cual la Junta oficializa el 4-D no incluye la conmemoración de la muerte de Caparrós, su hermana celebró tras la reunión con Moreno que los actos vayan a incluir el recuerdo a su hermano.

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Esto ocurre después de que el Parlamento aprobase hace unos días una proposición no de ley que reconoce como víctima al joven malagueño y pide al Gobierno central que desclasifique los archivos sobre la investigación de la muerte de García Caparrós para que se pueda aclarar su asesinato, provocado por un disparo policial. Esta iniciativa, impulsada por Adelante Andalucía, contó con el aval de todos los partidos, salvo Vox, pero logró luz verde en la Cámara gracias a la negociación del PP con el partido de Teresa Rodríguez, que estuvo en el acto institucional de San Telmo antes de participar en la tradicional manifestación de los partidos de la izquierda andaluza, ahora divididos, que olvidaron sus diferencias para marchar juntos por las calles de Sevilla.