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Albert Rivera estrechará el control sobre la dirección de Ciudadanos en Andalucía
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Manuel Buzón podría ser el hombre de Rivera en LA COMUNIDAD

Albert Rivera estrechará el control sobre la dirección de Ciudadanos en Andalucía

Juan Marín será posiblemente el portavoz del partido pero compartirá poder con un coordinador regional mientras crecen las críticas por un excesivo acercamiento al PSOE

Foto: El diputado de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía, Juan Marín, junto al presidente de su partido, Albert Rivera. (EFE)
El diputado de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía, Juan Marín, junto al presidente de su partido, Albert Rivera. (EFE)

Ciudadanos todavía no ha cerrado su estructura de poder en las distintas comunidades autónomas en un proceso que va con retraso y está pendiente de resolverse en el nuevo curso político. El calendario interno marca octubre para constituir las direcciones regionales antes del congreso nacional previsto en febrero. En Andalucía la situación cobra especial relevancia cuando internamente algunas voces del partido de Albert Rivera temen por el desgaste de un pacto de investidura con el PSOE de Susana Díaz que admiten que puede perjudicarles electoralmente. El adelanto electoral andaluz pilló a Ciudadanos en una fase muy embrionaria en esta comunidad y hubo que acelerar el proceso de primarias para designar a un cabeza de cartel que recayó en Juan Marín, exteniente de alcalde en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) tras un pacto de ocho años con los socialistas.

El ahora diputado andaluz obtuvo el respaldo expreso de la dirección nacional y fue el único candidato, con el apoyo del aparato, que reunió los avales necesarios. El buen resultado en las autonómicas, que lanzó a Ciudadanos con nueve diputados andaluces, refrendó a Marín. Desde entonces ha puesto rostro al partido en Andalucía aunque la negociación del sí a la investidura de Susana Díaz dejó a las claras el estrecho control político de la cúpula nacional, con el secretario de Organización, Fran Hervías, como negociador directo con los socialistas.

Sin embargo ahora el poder de Juan Marín en Andalucía podría diluirse con la designación de nuevos rostros en la dirección andaluza. Fuentes de Ciudadanos confirman que la intención de Albert Rivera es dividir el poder regional, hacer recaer sobre Marín la portavocía del partido y repartir juego con un delegado territorial, designado directamente por la dirección nacional y que se convertiría en el nexo directo con la cúpula del partido, y un coordinador regional, cuyo nombramiento dependerá de los distintos responsables provinciales. Esta fórmula figura en los estatutos de la formación naranja.

Es la secretaría de Organización nacional la que directamente tutela el nacimiento del llamado Comité Territorial Autonómico, que ostentará el máximo poder en Andalucía. La intención, según admiten fuentes de la dirección del partido, es evitar los contrapoderes que ejercen los barones territoriales en partidos como PSOE y PP y preservar la figura de Albert Rivera.

Ahora el poder de Juan Marín en Andalucía podría diluirse con la designación de nuevos rostros en la dirección andaluza

Aunque hasta hace pocas semanas muchos dentro de Ciudadanos entendían que Marín era el candidato natural para ocupar ese papel de delegado territorial, ahora muchos señalan a Manuel Buzón como el futuro hombre de Rivera en Andalucía. Buzón, actual coordinador territorial, fue uno de los firmantes del acuerdo con el PSOE andaluz y el encargado de explicar a los medios el pacto. Otro de los hombres fuertes sigue siendo Luis Salvador, exsocialista recién elegido número uno al Congreso por Granada y actual concejal en el ayuntamiento de esta ciudad, donde, tras muchos tiras y aflojas, permitió la continuidad del PP en la alcaldía.

La falta de una dirección fuerte en Andalucía es admitida desde dentro de Ciudadanos como una debilidad importante para el partido, que en los últimos meses ha sufrido sobresaltos internos fruto de esta falta de coordinación y estructura regional. Entre estos episodios figura el que se colaran imputados en sus listas municipales o el giro de última hora en pactos como el de la alcaldía de Almería. En las ciudades mayores, como Sevilla y Málaga, se ha dividido el poder en distritos para reforzar el control interno.

La presión crece para Ciudadanos, que trata de desquitarse de las críticas por su supuesta complacencia con el PSOE de Susana Díaz. Desde dentro del partido, diversos responsables admiten que en Madrid se está vendiendo mucho mejor el acuerdo político y el papel de Ciudadanos como vigilante del PP, mientras que en Andalucía arrecian las críticas, también internas, por un papel poco nítido de oposición al PSOE. Conocedor de este malestar, Marín reiteró el pasado viernes el apoyo de su partido a una comisión de investigación sobre los cursos de formación con un lenguaje duro: “Algunos tendrán que oír lo que no quieren oír”.

Marín confirmó a El Confidencial que optará previsiblemente a la portavocía y negó tensiones internas por este reparto de poder que huye de cabezas visibles más allá de la dirección nacional. Sí admitió que "hay voces críticas como en cualquier partido". El portavoz andaluz insistió en que en sus últimas visitas a Sevilla, Málaga o Jaén, lo mismo que en Cádiz, ha detectado un total respaldo al papel de Ciudadanos en Andalucía y aseguró que también existe sintonía con Barcelona. Sin embargo sí admiten que la situación política andaluza es más complicada, por el propio peso electoral de la comunidad o el papel nacional que juega Susana Díaz, según la lectura del dirigente andaluz. Marín subraya también que en Andalucía Ciudadanos sostiene al PP en el ayuntamiento y la diputación de Málaga y resalta que su relación con el líder popular andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, es también fluida.

Ciudadanos pelea por dejar su marca como responsable de alejar la corrupción en Andalucía. Sin embargo las dimisiones de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el caso de los ERE, que todavía no se habían producido cuando se facilitó la investidura de Susana Díaz, ya han quedado amortizadas en el discurso político y Ciudadanos está teniendo difícil defender su postura frente al PSOE. La última polémica ha girado sobre la presencia de cinco cargos públicos imputados en el Gobierno de Susana Díaz, lo que contraviene el pacto firmado. Después de que los socialistas remitieran diversa documentación, Ciudadanos ha admitido que dos de estos cargos no están salpicados por corrupción, a la espera de recibir documentación sobre los otros tres. Tanto PP como Podemos han cargado duramente contra Ciudadanos por asumir las tesis socialistas.

La presión crece para Ciudadanos, que trata de desquitarse de las críticas por su supuesta complacencia con el PSOE de Susana Díaz

Entre los platos políticos más importantes a la vuelta del verano está la negociación del Presupuesto andaluz, y el Gobierno de Susana Díaz confía una vez más en contar con el apoyo de Ciudadanos para que las cuentas vean la luz. Desde este partido advierten de que no hay nada cerrado y todavía queda mucho que negociar, aunque los partidos del resto de la oposición se muestran convencidos de que ya hay un pacto bajo cuerda que permitirá a la presidenta sacar sus primeras cuentas en solitario y en minoría en el Parlamento andaluz.

La presión subirá conforme se aproxime la fecha de las generales y, como ocurrió con el pacto de investidura, Albert Rivera podría de nuevo mandar parar cualquier acuerdo con el PSOE hasta que pasen los comicios. Ya lo hizo en la investidura de Díaz, cuando contra pronóstico ordenó frenar el acuerdo y lo pospuso hasta pasados los comicios municipales de mayo. PSOE y Ciudadanos pusieron en marcha una comisión de seguimiento sobre el acuerdo político suscrito que solo se ha reunido una vez y donde ambos partidos simplemente se dirigieron buenas palabras.

Los socialistas andaluces no ocultan que para ellos sería deseable alcanzar un acuerdo estable con Ciudadanos para toda la legislatura e incluso verían con buenos ojos su entrada en el Gobierno andaluz. Una opción que el partido de Rivera descarta, de momento, frontalmente. Susana Díaz, que no oculta en su círculo político su preocupación por un posible pacto de PSOE y Podemos tras las generales con el que ya atiza el PP, es partidaria de estrechar lazos con Ciudadanos para contrarrestar y ocupar la centralidad del tablero político.

En su Gobierno todo son mimos hacia los dirigentes de la formación naranja. Díaz no ha dudado estos meses en agasajar a Marín y ha dado orden expresa a los consejeros de su Gobierno para que atiendan de forma prioritaria y privilegiada cualquier demanda de información de los dirigentes de Ciudadanos en Andalucía. Era su opción favorita desde la campaña electoral, cuando ya dejó claro frente a los duros ataques a PP y Podemos que el pacto con Albert Rivera, con quien mantiene una relación fluida, era la opción más conveniente. La cúpula socialista andaluza sabe que hasta después de las generales tendrá muy difícil mover ficha hacia este acuerdo estable pero admiten que sería el escenario político ideal para poder agotar la legislatura.

Ciudadanos todavía no ha cerrado su estructura de poder en las distintas comunidades autónomas en un proceso que va con retraso y está pendiente de resolverse en el nuevo curso político. El calendario interno marca octubre para constituir las direcciones regionales antes del congreso nacional previsto en febrero. En Andalucía la situación cobra especial relevancia cuando internamente algunas voces del partido de Albert Rivera temen por el desgaste de un pacto de investidura con el PSOE de Susana Díaz que admiten que puede perjudicarles electoralmente. El adelanto electoral andaluz pilló a Ciudadanos en una fase muy embrionaria en esta comunidad y hubo que acelerar el proceso de primarias para designar a un cabeza de cartel que recayó en Juan Marín, exteniente de alcalde en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) tras un pacto de ocho años con los socialistas.

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