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Los socios de Sánchez ven en riesgo la legislatura: "La coalición está deshecha"
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Los socios de Sánchez ven en riesgo la legislatura: "La coalición está deshecha"

Malestar y desconcierto entre los aliados por la "prepotencia" legislativa del PSOE, que agrava la inestabilidad de la coalición. La carta de Sánchez ha disparado la desconfianza de los socios en él

Foto: La portavoz de Junts, Miriam Nogueras, pasa por delante de Sánchez. (EFE/Kiko Huesca)
La portavoz de Junts, Miriam Nogueras, pasa por delante de Sánchez. (EFE/Kiko Huesca)
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"Una cosa es gobernar y otra estar en el Gobierno". La frase, atribuida a Antonio Maura, presidente en tiempos de Alfonso XIII, define bien la precariedad congénita de la coalición de PSOE y Sumar, sumida en la parálisis y en el forcejeo permanente. Pero sobre todo condensa el estado anímico de sus aliados parlamentarios, que ayer abandonaron el Congreso desconcertados y con una inquietante sensación de vacío. Su temor: que el Ejecutivo haya entrado en barrena tras una semana negra, que su mayoría “progresista y plurinacional” corra serio riesgo de descomposición y que la legislatura no dé para mucho más que la amnistía. En la política española, siempre hay tambores electorales como música de fondo.

La respuesta sobre si la legislatura tiene futuro o no sigue estando en Cataluña, a la espera de que ERC y Junts resuelvan si gobierna Illa o hay repetición electoral. Pero la estabilidad duradera del Gobierno también depende de que los jueces apliquen la ley de amnistía, que, esta vez sí, quedará aprobada el próximo miércoles salvo susto de última hora en las votaciones. "No estamos nada tranquilos", admitía una diputada de ERC a los periodistas en el patio del Congreso en plena psicosis por las derrotas del Gobierno. Y otro gran factor de distorsión es Podemos, amenaza latente para Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que busca venganza.

Hasta ahora, el colapso de la XV legislatura es una evidencia. En diez meses, el Ejecutivo ha tenido que renunciar a presentar las cuentas para 2024 y ha encajado cuatro graves reveses parlamentarios. Tres leyes rechazadas: el decreto del subsidio por desempleo, por culpa de Podemos; la ley de amnistía, que tuvo que ser devuelta a la comisión de Justicia por el rechazo de Junts, aunque se votará definitivamente el próximo miércoles, y la ley para prohibir la prostitución, que el PSOE intentó abanderar antes de las elecciones europeas. Y otra más, la ley del suelo, que tuvo que ser retirada a primerísima hora de ayer para evitar un último revolcón de sus aliados en el hemiciclo.

Es decir, Sánchez ha perdido el control de la legislatura. Que la Moncloa logre aprobar unos presupuestos para 2025, que aún no ha empezado a mover con los grupos, es para la gran mayoría de la Cámara una simple quimera, tal y como significaban ayer diputados de diversos grupos afines al Gobierno. Mientras, Ferraz insiste al asegurar que su obra será larga.

Foto: La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, en el Congreso. (Europa Press/Gabriel Luengas)

Y es cierto que existe entre los aliados de la coalición voluntad de sostener a Pedro Sánchez, expresada de manera reiterada por todos menos por Junts. Pero arrecian las dudas de si esto es posible con un PSOE que, lejos de aprender de los errores en la pasada legislatura, sigue pecando de “prepotencia legislativa” en una Cámara donde los equilibrios son cada vez más difíciles.

"Es dramático que a estas alturas el PSOE no sea capaz de negociar leyes", aseguró ayer el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien avisa de que el Gobierno seguirá cosechando derrotas "cada semana, hasta que ellos quieran". "Hay que traer los textos muy consensuados y elegir cuándo", añadió Aitor Esteban, líder del PNV. La diputada de Junts, Míriam Nogueras, se lo dijo la víspera en tono desafiante: "Rebaje dos marchas porque Illa no tiene mayoría en Cataluña ni usted en Madrid. No intente tentar a la suerte porque con nosotros no le va a funcionar".

“Sánchez es un temerario, exhibe una mayoría que no se ha ganado", avisaban el miércoles diputados nacionalistas sin ocultar su hartazgo por los continuos giros dramáticos a los que acostumbra el presidente. "La coalición está deshecha", diagnosticaba ayer en el patio del Congreso otro socio importante, aunque en realidad el PSOE "necesita todos los votos de todos los partidos todo el tiempo", según resumió el lehendakari, Iñigo Urkullu, al inicio de la legislatura.

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En cambio, otros partidos no ven riesgo de un final abrupto de la legislatura, como se especula en muchos cenáculos políticos: "En mi opinión, todo esto es una pose de precampaña, al final no se romperá nada, este agota la legislatura", asegura a El Confidencial el líder de un minoritario que apoyó la investidura de Sánchez.

El portavoz de Sumar, Íñigo Errejón, salió disgustado con el PSOE. “Las mayorías cuando no se usan se erosionan”, aseveró al tiempo que les acusó de "ponerse en manos del PP" para impulsar una "política del pelotazo" urbanístico. Sumar, que afronta un desgaste interno brutal y ha visto cómo Sánchez le ha ido achicando su espacio, libra ahora una batalla feroz con Podemos para ganarse el espacio en Europa. Y por eso no tuvo remilgos en tumbar a Sánchez.

La carta publicada por el líder socialista ha marcado un antes y un después en la desconfianza, aún mayor, de los socios

Otros, como ERC o el PNV, acusaron a los socialistas de pegarse un tiro en el pie por no medir bien los tiempos al presentar dos leyes de sustrato ideológico sin pactarlas antes, y más aún a las puertas de las elecciones europeas. “Podían haber traído otras leyes menores si es que no querían perder su cupo”, señala un portavoz nacionalista desconcertado por el “espectáculo de desgobierno” ofrecido esta semana. "Siguen con la misma prepotencia".

La carta publicada por el líder socialista ha marcado un antes y un después en la desconfianza, todavía mayor, de los socios con respecto a Sánchez. "Es imposible trabajar así, no te puedes fiar de nada porque no sabes con qué te va a salir la próxima vez", critica uno de los portavoces más cercanos a Moncloa. El martes, muchos le reprocharon la inconsistencia: "Llora pero no actúa", glosó Nogueras. La de Junts fue la más desafiante de todos.

En el PP se frotan las manos ante el desmoronamiento de la coalición, aunque descartan que Sánchez vaya a convocar en otoño, precisamente por su "extrema debilidad". "Es imposible que se atreva", señalan fuentes de Génova. Las encuestas de los dos principales partidos dibujan un estrecho margen en las europeas, con el PP a solo 2-3 escaños por encima del PSOE. "Ellos están fuertes porque arrastran el electorado de sus socios", indica un miembro de la dirección de Feijóo. "Pero cada vez hay más españoles que votan a las derechas". Y en ese corrimiento de tierras está también parte del malestar de los aliados de Sánchez.

"Una cosa es gobernar y otra estar en el Gobierno". La frase, atribuida a Antonio Maura, presidente en tiempos de Alfonso XIII, define bien la precariedad congénita de la coalición de PSOE y Sumar, sumida en la parálisis y en el forcejeo permanente. Pero sobre todo condensa el estado anímico de sus aliados parlamentarios, que ayer abandonaron el Congreso desconcertados y con una inquietante sensación de vacío. Su temor: que el Ejecutivo haya entrado en barrena tras una semana negra, que su mayoría “progresista y plurinacional” corra serio riesgo de descomposición y que la legislatura no dé para mucho más que la amnistía. En la política española, siempre hay tambores electorales como música de fondo.

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