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Podemos ensaya en la campaña vasca la 'venganza' contra Yolanda Díaz que llevará a cabo en las europeas
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BRONCA EN LA IZQUIERDA

Podemos ensaya en la campaña vasca la 'venganza' contra Yolanda Díaz que llevará a cabo en las europeas

El futuro del espacio político a la izquierda del PSOE está en cuestión. Sumar da signos de agotamiento e Iglesias es consciente: está metiendo el dedo en el ojo

Foto: Yolanda Díaz y Pablo Iglesias, en el Congreso.
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias, en el Congreso.
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La última semana de las elecciones vascas ha estado marcada por la negativa de Bildu de calificar a ETA como un grupo terrorista, así como por el posterior perdón a las víctimas que pronunció Otxandiano con la boca pequeña. Más allá de los aspectos éticos, que el pasado etarra haya canalizado las tensiones de la campaña, es revelador de hasta qué punto hay asuntos sin resolver y de cómo los debates ideológicos siguen solventándose desde el pasado.

Las consecuencias electorales de este giro están por conocerse y probablemente sean menores de lo que el ruido mediático da a entender. Sin embargo, y alrededor de este asunto, existe una madeja ideológica que está por desenredarse.

Bildu ha planteado una campaña de futuro, dominada por una puesta en escena renovada, que quiere transmitir modernidad y distancia con el pasado. El énfasis en los problemas concretos, empezando por el servicio vasco de salud, tiene como propósito trasladar a los vascos que existe un recambio para el PNV y que ese parón que notan en Euskadi tiene solución. Otxandiano ofrece una mezcla entre izquierda gentrificada y promesa de una buena gestión centrada en las necesidades de las personas. O así fue hasta que su negativa a pronunciar las palabras adecuadas cambió el paso de la campaña.

La entente nacionalista

El giro de Bildu es estratégico y contiene un plan a medio plazo que queda facilitado por una convicción: la gran mayoría de votantes de Podemos, que llegó a ganar elecciones generales en el País Vasco, darán su voto a Bildu. La fragilidad del partido de Belarra y la ausencia de un Sumar fuerte ha hecho pensar a los abertzales que iban a recoger ese espacio de manera natural. Pero, para crecer sustancialmente, hacía falta algo más. Tenían que abandonar el puro espacio de la izquierda y mostrarse como una fuerza nacionalista de futuro.

Iglesias compareció en un mitin con una camiseta cuyo lema era 'Think outside the PNV': se trataba de un mensaje para Bildu

Justo eso es lo que la izquierda vasca no soberanista les reprochó: estaban abandonando la izquierda para volcarse en el nacionalismo. El plan de Bildu para construir un escenario en el que un gobierno abertzale sea posible, y no tanto para esta legislatura, implica acercarse demasiado al PNV y, por tanto, a postulados económica y socialmente más derechistas. Ese pacto entre Bildu y los jeltzales, que está teniendo lugar por debajo, implica un reforzamiento nacionalista.

Ese era el contexto que llevó a Iglesias a comparecer en un mitin el pasado fin de semana con una camiseta cuyo lema era Think outside the PNV, parafraseando el viejo Think outside the box. Por una parte está la coalición tradicional PNV y PSOE, que Pradales ha afirmado que se repetirá tras las elecciones, y por otra, Bildu ha mostrado que su aspiración es sustituir al PNV como partido dominante mediante el alejamiento de alianzas con otras izquierdas, como las que se han producido estos años en algunos ayuntamientos vascos.

Foto: Lander Martínez, diputado en el Parlamento y secretario general de Sumar Mugimendua. (EFE/Luis Tejido)

Ese era el motivo de la camiseta de Iglesias: estaba planteando su campaña como un combate contra el PNV, el real o el futuro, el de Pradales o en el que aspira a convertirse la formación de Otxandiano. El objetivo era conseguir votos de izquierda no soberanista, un lugar que solo ellos pueden ocupar en la medida en que el PSE pactará con el PNV (y por eso intenta aprovechar la alerta antietarra) y Sumar es una formación que no logra arrancar.

Iglesias contra Bildu

Al inicio de la campaña, Podemos fue expresamente contra Bildu y les señaló como una continuación del PNV. Óskar Matute le respondió en la red social X afirmando que “todos asumen ya que la única izquierda que puede ganar las elecciones en el País Vasco y liderar el cambio político es EH Bildu. La izquierda que suma y no resta. Lo que puede facilitar que gobierne el PNV es la división del voto. Unidad”.

Bildu apelaba a la no dispersión del voto de izquierdas, como han promovido algunas voces minoritarias en la izquierda española, mientras que Podemos ponía el acento en el cambio operado en Bildu. Iglesias lo formuló expresamente. “Pensar que se puede construir el futuro nacional vasco con el PNV es no querer ver su rol crucial en la sostenibilidad histórica del bloque de poder español. Podemos puso en jaque a ese bloque y sigue siendo una pieza ineludible y distinta a vosotros”.

Foto: Pello Otxandiano con Otegi a sus espaldas en un mitin en Tolosa. (EFE/Javi Colmenero)

Conforme avanza la campaña, Podemos ha puesto menos énfasis en Bildu y más en Sumar, su verdadero rival. Ambos partidos son ahora minoritarios en Euskadi y están peleando por su supervivencia. Ambos, además, compiten por el mismo votante. Su rivalidad está lejos de ser relevante para el gobierno vasco, pero tiene cierto interés de cara a la configuración futura del espacio a la izquierda del PSOE.

Conforme avanza la campaña, Podemos ha puesto menos énfasis en Bildu y más en Sumar, su verdadero rival

Un mal resultado en Euskadi no cambiaría las cosas para ninguno de los dos, pero tendría repercusiones simbólicas. Si el número de votos y escaños es parejo, Sumar saldría dañado y Podemos reforzado de cara a las elecciones europeas. Por eso los líderes de Podemos, Iglesias incluido, están centrando sus mensajes de los últimos días en Sumar. Belarra ha cargado contra Mónica García por su apuesta por la colaboración público-privada e Iglesias ha arremetido contra el “abultado aumento del gasto militar apoyado por la ministra Mónica García” o contra Yolanda Díaz por recibir en Madrid con “placer y orgullo” a la OTAN, entre otros choques.

El horizonte no es solo Euskadi, y ni siquiera las europeas, que serán cruciales para Podemos, por lo que significan para sus dirigentes, y para Sumar, por lo que suponen de plebiscito sobre Yolanda Díaz. Lo que está en juego de fondo es cuál será la configuración del espacio a la izquierda del PSOE, qué partidos lo compondrán y cómo se articulará, una vez que la percepción ya generalizada es que Sumar está agotando sus fuerzas.

Foto: Irene Montero e Ione Belarra. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Díaz tendrá que demostrar con los votos que no es así, o vivirá momentos de tensión interna y externa, presionada por el PSOE y por los suyos. Y es ahí donde Iglesias está metiendo el dedo en el ojo: subraya los elementos discursivos de Sumar que más molestos pueden resultar entre las izquierdas. Quizá no gane muchos votos, pero minarán a su rival.

Si Podemos consigue que esa descripción sea asumida entre la izquierda, el futuro de Sumar y de Díaz va a ser muy complicado tras el 9-J

Los argumentos que Podemos está utilizando para Euskadi le servirán para las europeas. Las guerras de Ucrania y Gaza, que son una cuestión fundamental para las izquierdas, servirán para marcar terreno con Sumar. Los de Díaz tienen una posición cercana a los verdes alemanes, un partido que entre las izquierdas resulta profundamente antipático, y que resulta incompatible con el espectro ideológico tradicional de la izquierda.

Esa cercanía está siendo continuamente puesta de relieve, se mencione o no de manera expresa. Si Podemos consigue que esa descripción sea asumida entre la izquierda, el futuro de Sumar y de Díaz va a ser muy complicado tras el 9-J.

La última semana de las elecciones vascas ha estado marcada por la negativa de Bildu de calificar a ETA como un grupo terrorista, así como por el posterior perdón a las víctimas que pronunció Otxandiano con la boca pequeña. Más allá de los aspectos éticos, que el pasado etarra haya canalizado las tensiones de la campaña, es revelador de hasta qué punto hay asuntos sin resolver y de cómo los debates ideológicos siguen solventándose desde el pasado.

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