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El PNV acusa a Moncloa de "sobreactuar" tras "blanquear" al monstruo de Bildu
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ELECCIONES VASCAS

El PNV acusa a Moncloa de "sobreactuar" tras "blanquear" al monstruo de Bildu

Los socialistas buscan captar voto al subrayar el pasado etarra de Bildu que Sánchez ignora desde hace años. “Cuanto más demonicen a Bildu, más evidente hacen la maldad de sus pactos”, señala el PP vasco

Foto: El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales (2-i), junto al presidente del PNV, Andoni Ortuzar (2-d), y el lehendakari, Iñigo Urkullu. (EFE/Luis Tejido)
El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales (2-i), junto al presidente del PNV, Andoni Ortuzar (2-d), y el lehendakari, Iñigo Urkullu. (EFE/Luis Tejido)
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Los estrategas políticos saben que desde 2011, cuando ETA anunció su final, el terrorismo “no mueve un solo voto” en el País Vasco ni penaliza a Bildu. Más bien sucede todo lo contrario. En las elecciones municipales y forales de aquel año, la sociedad vasca premió a la coalición de Otegi por su regreso a la política y el silencio de las pistolas. Gobernaron la Diputación de Guipúzcoa, San Sebastián y decenas de ayuntamientos en el País Vasco y Navarra. Hoy son socios de Moncloa, mandan en Pamplona gracias a un pacto con el PSOE y el PNV, y aspiran a ganar las elecciones vascas del próximo domingo. Para ello necesitan superar el listón de los 250.000 votos que ya tenían cuando ETA asesinaba.

Los socialistas se lanzaron ayer al cuello de Bildu, con una severidad inédita desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno. El motivo es que se niegan a condenar a ETA, a la que denominan como mero “ciclo político”, sin que tenga coste electoral. La desmemoria selectiva se impone en Euskadi. El candidato de la coalición radical, Pello Otxandiano, es incapaz de definir a ETA como una banda terrorista, ninguna novedad. Su “negacionismo”, dijo la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, es “cobarde” y es “incompatible con la democracia”, pero Sánchez necesita sus votos en el Congreso, por mucho que el PSE se esfuerce en repudiarlos. De hecho, desde Moncloa precisan que no se replantean su relación con la formación.

Por eso mismo la reacción de los socialistas resultó poco creíble. El PP le acusó de "hipocresía". En el PNV acusan a Moncloa de “sobreactuar” tras “blanquear” a los radicales gracias a los pactos en el Congreso desde que Sánchez llegó a la Moncloa, en 2018. Y avisan de que la polémica de ayer puede incluso ser contraproducente y terminar por beneficiar a la coalición abertzale.

Como Madrid sobreactúe demasiado, hasta pueden dar la vuelta al asunto”, advierte una fuente de la dirección de Sabin Etxea. “Solo falta que entren Ayuso y Abascal, y entonces pleno para Bildu”, añade este dirigente, convencido de que cada vez que PP y Vox han denunciado su vinculación histórica con ETA, han jugado a su favor porque la sociedad vasca lo que quiere es “pasar página”. La anécdota desagradable de la jornada fue el ataque con gas pimienta de un individuo contra el candidato del PNV, Imanol Pradales, que tuvo que ser atendido en el hospital afectado parcialmente en la vista. El agresor, con antecedentes penales por maltrato, fue detenido por la Ertzaintza.

Foto: (I-D) El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua, durante la ronda de contactos. (Europa Press/Archivo/Eduardo Parra)

Moncloa y su candidato, Eneko Andueza, coordinaron su respuesta enérgica contra Otxandiano. El PSE se presenta como el “dique de contención” frente a Bildu, pero justifica los pactos con la coalición por el hecho de que Sánchez puede garantizar así su agenda social. Los socialistas vascos necesitan marcar distancias con la izquierda radical para movilizar el voto en la recta final de la contienda electoral, con unas encuestas que no sólo señalan que Bildu puede ganar, también que la alianza PNV-PSE podría no alcanzar los 38 escaños que marcan la mayoría absoluta en la Cámara de Vitoria

Los populares no tardaron en irrumpir, pero para tachar de “hipócrita” la forma de actuar de los socialistas. Alberto Núñez Feijóo y el candidato de los populares a lehendakari, Javier de Andrés, insistieron en la misma idea. “Hay tres formas de votar a Bildu: una directa, haciéndolo a Bildu; otra encubierta, dando la papeleta al PSOE de Sánchez; y otra en diferido, otorgándosela al PNV”, criticó el presidente de los populares en Twitter.

"Los cuadros del PP y PSE han sido machacados por el terrorismo. Eso les da una ventaja de salida a los nacionalistas", recuerda un cargo del PSE

“Cuanto más demonicen a Bildu, más evidente hacen la maldad de sus pactos”, señalan desde la dirección del PP vasco, escépticos sobre el supuesto giro de la campaña que alimenta el PSOE. “Si moviliza algo, será a nuestro favor porque la hipocresía con la que está actuando el Partido Socialista no tiene ninguna credibilidad”, puntualizan.

En la dirección del PSE están convencidos de que el arreón final en la campaña del 21-A llegará en forma de votos de la izquierda ahora desmovilizados. “Bildu no sabe cómo salir. Y el PNV ha entrado”, se felicitaba anoche un dirigente guipuzcoano. Otras fuentes socialistas son mucho más escépticas: “La gente quiere olvidarse de este asunto, es triste, pero es así”, apuntan. “Algún voto de algún joven despistado del mundo podemita igual sí le resta”, concede otro. “Los cuadros del PP y PSE han sido machacados por el terrorismo. Eso les da una ventaja de salida brutal a los nacionalistas”, recuerda un cargo de la ejecutiva del PSE.

El mensaje no cala en Euskadi

Lo cierto es que el discurso anti ETA casi ha desaparecido de la conversación pública en el País Vasco, donde reina una desmemoria selectiva, mientras que en el resto de España, PP y Vox han seguido denunciando los vínculos de Bildu con la banda terrorista. El grito de “¡Que te vote Txapote!”, después de que la coalición abertzale metiera en sus listas a varios terroristas condenados por delitos de sangre en las municipales de 2023, prendió en muchos puntos del país, pero no en Euskadi, donde Covite y la Fundación Fernando Buesa denunciaron que era una forma de “banalizar” el terrorismo y que en nada ayuda a la “deslegitimación” de ETA.

El mejor ejemplo de que en Euskadi no calan las críticas a Bildu por no terminar de romper con la banda terrorista es que a la coalición no le pasó ningún tipo de factura la inclusión en sus listas de esos siete etarras con delitos de sangre. La indignación de las asociaciones de víctimas acabó forzando a la coalición a comprometerse a que ninguno de los miembros de la banda recogiese su acta de concejal en caso de salir elegido, pero los datos de los comicios arrojan que el apoyo de la izquierda radical no se resintió. Al contrario, subió. Bildu consiguió el 29,21% de los votos en Euskadi, tras cosechar 16.800 más hasta alcanzar un total de 297.181. En Navarra también subió y consiguió 68.980 sufragios, el 21,34%, 1.387 papeletas más que en 2019.

Otro dato, en el primer sondeo que publicó el CIS para las elecciones vascas, el pasado 1 de abril, sólo un 0,2% de los 4.998 encuestados, es decir, 10 personas, señaló a ETA y al terrorismo como uno de los principales problemas que tiene el País Vasco. La respuesta era espontánea y en primera posición se situaron la sanidad, el paro y los problemas políticos en general. El terrorismo fue el penúltimo de los problemas recogidos por el Deustobarómetro el pasado mes de diciembre (vigésima quinta posición). En aquella ocasión, sólo cinco de los 1.000 encuestados hizo alusión. Y en el Sociómetro, el CIS vasco, no figura en el listado de los 22 problemas que incluye el estudio, al no ser que se considere que puede formar parte del ambiguo enunciado de “Situación política, políticos/as y conflicto político”, que ocupa el séptimo puesto.

Todos los estudios refrendan que la preocupación por el fenómeno terrorista -lo que significó y el relato que pasará a la Historia- ha desaparecido por completo. “La sociedad vasca quiere pasar página”, repite la analista Eva Silván. Tampoco el Partido Popular ha utilizado en campaña el recurso de ETA. Sus estrategas confirman que “hace tiempo” que el terrorismo se da por “descontado” y el discurso de su candidato debía centrarse en la gestión y las políticas públicas. De hecho, el intento de Pablo Casado de rescatar las pasadas elecciones autonómicas a Carlos Iturgáiz, mítico dirigente del PP en los años de plomo, como símbolo de aquella resistencia fue en balde. Los populares obtuvieron seis escaños, el peor resultado histórico para la formación vasca, y dos de ellos para Ciudadanos, con el que concurrió en coalición.

Los estrategas políticos saben que desde 2011, cuando ETA anunció su final, el terrorismo “no mueve un solo voto” en el País Vasco ni penaliza a Bildu. Más bien sucede todo lo contrario. En las elecciones municipales y forales de aquel año, la sociedad vasca premió a la coalición de Otegi por su regreso a la política y el silencio de las pistolas. Gobernaron la Diputación de Guipúzcoa, San Sebastián y decenas de ayuntamientos en el País Vasco y Navarra. Hoy son socios de Moncloa, mandan en Pamplona gracias a un pacto con el PSOE y el PNV, y aspiran a ganar las elecciones vascas del próximo domingo. Para ello necesitan superar el listón de los 250.000 votos que ya tenían cuando ETA asesinaba.

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