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El PNV ya no convence en el País Vasco con el mito del buen gestor
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LA MAYORÍA SIGUE APOSTANDO POR LOS JELTZALES

El PNV ya no convence en el País Vasco con el mito del buen gestor

La crisis de Osakidetza es el principal caballo de batalla en la campaña del 21 de abril, pero los ciudadanos no confían en la coalición abertzale para enderezar la sanidad vasca

Foto: Protesta de los trabajadores de la Atención Primaria vasca. (EFE/Javier Etxezarreta)
Protesta de los trabajadores de la Atención Primaria vasca. (EFE/Javier Etxezarreta)
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La valoración es unánime en todos los partidos vascos, a excepción, lógicamente, del PNV. El mito del buen gestor de los jeltzales se ha caído y Osakidetza, el servicio público de salud, es el mejor ejemplo. La pandemia golpeó con fuerza a Euskadi y la comunidad, a pesar de contar con la mayor inversión en sanidad por habitante, 2.229 euros per cápita, no fue capaz de afrontar en mejores condiciones las sucesivas olas del covid. El sistema, como ha sucedido en el conjunto de España, no se ha recuperado y arrastra importantes problemas de personal, listas de espera que no avanzan, cierres de centros de salud, reducción de horarios en vacaciones... Y lo que en su día fue el mayor orgullo de los sucesivos Gobiernos autonómicos, ha pasado en tres años en convertirse en el principal quebradero de cabeza para sus ciudadanos (35%), solo superado por los problemas ligados al mercado laboral (48%), según el Sociómetro, el CIS vasco. La sanidad es el principal caballo de batalla en la campaña del 21-A, y aunque las críticas señalan y cercan al PNV, ¿podría Bildu hacerlo mejor? La respuesta, según los encuestados por el Deustobarómetro, es que no.

El pasado verano, el estudio, uno de los de referencia en Euskadi, planteó una batería de preguntas sobre la sanidad vasca y entre ellas inquirió a los encuestados qué partido consideraban el mejor “para afrontar la situación de Osakidetza”. El 19,1% señaló al PNV, frente a un 15,6% que optó por Bildu, como se puede observar en el primer gráfico que acompaña a esta información. La gran mayoría, el 51,3%, contestó “no lo sé” o “ninguno”. Los datos corroboran que la sanidad ha pasado una importante factura a los jeltzales, pero siguen siendo considerados los mejores gestores.

Es una de las paradojas que vive la campaña vasca. El desgaste del PNV es evidente tras 12 años de gestión, las encuestas se debaten entre un empate con Bildu a 28-29 escaños o una victoria de estos, pero la pulsión de cambio entre la ciudadanía es relativa. Los analistas coinciden en señalar en que “no hay una enmienda a la totalidad”, de ahí los datos que respaldan lo hecho por el PNV al frente del Gobierno vasco.

En términos generales, cuando se le pregunta a la ciudadanía qué partido considera que va a gestionar mejor Euskadi, el 53,6% se decanta por el PNV, frente al 16,7% de los que responden Bildu, segundo en el ranking (Deustobarómetro diciembre). Además, las cifras por recuerdo de voto constatan que el PNV concita un amplio respaldo entre los simpatizantes del resto de fuerzas. El 43,8% de los votantes del PSE los menciona cuando se les pregunta por el mejor gestor, en el caso de los populares el porcentaje es del 39,2% y entre los electores de Bildu es de un 28,2%, una cifra nada desdeñable.

Pero más allá de los datos, la oposición ha encontrado en la gestión y en las cosas del comer ―las preocupaciones nacionalistas e identitarias están en mínimos y todos los partidos están pasando de puntillas por estas cuestiones―, el mejor argumento para golpear al PNV. Osakidetza, que nunca hasta ahora había estado entre las tres principales preocupaciones de los vascos, comenzó a escalar puestos en 2021. Fue entonces, según fuentes del PSE, socios de los jeltzales en el Ejecutivo regional, cuando al País Vasco se le vino a “caer la venda de los ojos”. La gestión de la pandemia fue crucial, “los vascos veían por la tele, en el telediario, que aquí estaba muriendo tanta gente como en otros puntos de España, que la incidencia del virus no era mejor…”.

La crisis sanitaria derivada del covid marcó un punto de inflexión y provocó una importante pérdida de confianza por parte la ciudadanía en Osakidetza (gráfico 2) y ese es el flanco débil que el resto de partidos, del PSE al PP, y de Bildu a Podemos buscan explotar contra el PNV. No es casualidad que los jeltzales proclamen que su mayor preocupación y prioridad en esta campaña sea la sanidad, tampoco que Bildu haya hecho lo mismo, pero más allá de las promesas en recorte de plazos o nuevas infraestructuras, los sindicatos lo que les demandan es solucionar de una vez por todas los problemas de personal que arrastra Osakidetza.

Temporalidad, Atención Primaria e inversiones

Las principales centrales (ELA, LAB y Satse) coinciden en que hay que poner fin a la altísima temporalidad de los trabajadores del Servicio Vasco de Salud. Un 50% de los 45.362 empleados con los que cuenta Osakidetza, según Jesús Oñate, de LAB. “No supone un mayor gasto estabilizar a estas personas, que ya están trabajando en Osakidetza. Hay que integrarles en la estructura, asumir que son fundamentales y sacar esos puestos para la cobertura de personal fijo. Sin arreglar la altísima temporalidad es muy difícil arreglar ninguna otra cuestión”, apunta.

En la misma idea insisten desde ELA. Esther Saavedra censura que el Gobierno vasco se haya agarrado de forma sistemática a la pandemia y a la falta de personal en Atención Primaria para justificar lo que a su juicio ha sido una falta de planificación total y premeditada. “El plan es que no hay plan. Estamos ante una escasez [de personal] buscada. Al año se jubilan 1.200 personas y los gestores saben cuantas personas salen de la facultad y cuantas se jubilan. Hemos alertado en más de una ocasión, por eso decimos que ha sido una falta de previsión buscada porque se podía prever y así es más fácil justificar ciertas cosas que de otra manera sería más complicado”, explica.

Uno de los puntos débiles es la Atención Primaria. Los profesionales del servicio, justo antes de la pandemia, en 2019, ya protagonizaron una serie de movilizaciones, recuerda Amaya Mayor, de Satse. “Es un ámbito en el que las personas no quieren trabajar porque la carga de trabajo es muy alta y las condiciones laborales y retributivas son las peores. Es la puerta de entrada al sistema sanitario y el punto que más cerca tiene la ciudadanía, por eso es el primero en el que detectan una pérdida de calidad”, explica Mayor. La preocupación de la ciudadanía es palpable, de hecho, la mayoría están dispuestos a pagar más impuestos si eso se traduce en una mejora del servicio (gráfico 3).

Los tres sindicatos cargan además contra las condiciones laborales. Hace 14 años caducó el último convenio colectivo y los profesionales, sostienen, se marchan a otras comunidades o a la privada, que “por lo menos ofrece estabilidad”, remarca Oñate. El responsable de Sanidad de LAB aboga además por revisar las inversiones y priorizar la Atención Primaria. Es otro de los puntos que remarca Saavedra, el presupuesto de la Sanidad en Euskadi ronda los 4.800 millones de euros, pero deberían ser más. “Falta inversión respecto a la riqueza que generamos. La medida de la UE es del 8% del PIB, la media en España es del 6% y en Euskadi, del 5,6%. Es decir, estamos por debajo de Europa y España”, lamenta la responsable de Sanidad de ELA.

La valoración es unánime en todos los partidos vascos, a excepción, lógicamente, del PNV. El mito del buen gestor de los jeltzales se ha caído y Osakidetza, el servicio público de salud, es el mejor ejemplo. La pandemia golpeó con fuerza a Euskadi y la comunidad, a pesar de contar con la mayor inversión en sanidad por habitante, 2.229 euros per cápita, no fue capaz de afrontar en mejores condiciones las sucesivas olas del covid. El sistema, como ha sucedido en el conjunto de España, no se ha recuperado y arrastra importantes problemas de personal, listas de espera que no avanzan, cierres de centros de salud, reducción de horarios en vacaciones... Y lo que en su día fue el mayor orgullo de los sucesivos Gobiernos autonómicos, ha pasado en tres años en convertirse en el principal quebradero de cabeza para sus ciudadanos (35%), solo superado por los problemas ligados al mercado laboral (48%), según el Sociómetro, el CIS vasco. La sanidad es el principal caballo de batalla en la campaña del 21-A, y aunque las críticas señalan y cercan al PNV, ¿podría Bildu hacerlo mejor? La respuesta, según los encuestados por el Deustobarómetro, es que no.

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