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La caída del independentismo vasco o por qué Otegi mete la independencia en un cajón
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CELEBRACIÓN DEL ABERRI EGUNA

La caída del independentismo vasco o por qué Otegi mete la independencia en un cajón

Los partidarios de la segregación entre las filas de la izquierda radical bajan 12 puntos en la última legislatura. Los votantes 'jeltzales' contrarios a la ruptura (37%) doblan a los partidarios (18%)

Foto: Balcones engalanados con la ikurriña para celebrar el Aberri Eguna en San Sebastián. (EFE/Gorka Estrada)
Balcones engalanados con la ikurriña para celebrar el Aberri Eguna en San Sebastián. (EFE/Gorka Estrada)

Cerca del 75% del Parlamento vasco que salga de las urnas el próximo 21 de abril será nacionalista, sin embargo, ni la cuestión identitaria, ni la independencia figuran entre las principales preocupaciones de la sociedad en Euskadi. De hecho, el sentimiento nacionalista está en mínimos. El último Sociómetro, el CIS vasco, publicado este miércoles, arroja que un 22% de los encuestados es partidario de la independencia, una de las cifras más bajas de la serie histórica, frente a un 37% que está en desacuerdo y un 33% que podría apoyarla o no en función de las circunstancias. Los datos además indican que a medida que Bildu sube en escaños, las pretensiones de sus votantes se moderan (los defensores a ultranza de la segregación han caído 12 puntos la última legislatura) y confirman que la gran mayoría de los electores del PNV descartan las posiciones extremas. Los contrarios a la ruptura en las filas jeltzales (37%) doblan a los partidarios (18%).

Con estas cifras, este domingo las dos formaciones celebrarán el Aberri Eguna, Día de la Patria en euskera, reivindicarán el derecho a decidir, la autodeterminación del País Vasco y darán el pistoletazo de salida a la carrera electoral. Sin embargo, en la precampaña, las aspiraciones nacionalistas han quedado relegadas a un segundo plano. El cruce de propuestas se ha centrado en el estado de Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, en el alto precio de la vivienda y en el vigor de la economía de la comunidad y, con la excepción de este domingo, esta será la tónica que siga la campaña. No toca, según reconoció Arnaldo Otegi esta semana, agitar la bandera de la independencia. Tampoco el PNV está transitando ese camino y la explicación está en las cifras que arrojan las encuestas.

Los datos que conforman la serie histórica del Sociómetro demuestran que desde finales de los 90 los vascos contrarios a la independencia siempre han sido más que los defensores de la misma. Incluso durante la efervescencia del Plan Ibarretxe ―la propuesta de actualización del Estatuto vasco se anunció en 2001, se aprobó en 2004 en el Parlamento de Vitoria y el pleno del Congreso la rechazó en 2005―, los primeros fueron mayoría aunque repuntó el volumen de partidarios de la segregación. Las cifras también señalan que Euskadi no se contagió del procés catalán. Como se puede ver en el primer gráfico que acompaña a esta información, a partir de 2014 se acentúa la diferencia entre los contrarios y los partidarios. La distancia hoy se sitúa en 15 puntos. La tercera opción, aquellos que en función de las circunstancias apoyarían la independencia de Euskadi, ha oscilado a lo largo de todos estos años ente el 35% y el 27% ―el porcentaje está hoy en el 33%―.

"¿La independencia ya no es una prioridad?". La pregunta se la formuló el corresponsal del Financial Times, Barney Jopson, a Otegi en la rueda de prensa en la que la coalición radical presentó su manifiesto para el Aberri Eguna. El periodista justificó su pregunta en el hecho de que el partido había pasado de puntillas por el asunto a lo largo de la precampaña y parecía centrado en otras cuestiones. El líder de Bildu primero reconoció que aunque la coalición abertzale "sigue reivindicando la independencia, hay fases políticas en las que algunas cosas ocupan mayor o menor protagonismo", luego matizó que la izquierda radical "no renuncia a construir un Estado", pero que "no hace falta decirlo todos los días porque todo el mundo sabe" cuáles son los postulados del partido y finalmente zanjó: "No tenemos ansiedad ni excesiva prisa".

Los datos indican que a medida que Bildu ha ido creciendo y ensanchando su base electoral, las aspiraciones independentistas de sus votantes se han ido moderando. Desde 2020, cuando la izquierda radical comenzó a desplegar con mayor intensidad su estrategia pragmática y pasó a convertirse en uno de los socios de referencia del Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso, el porcentaje de votantes de Bildu defensores de la independencia ha caído 12 puntos y ha pasado del 70% al 57%. La bajada es aún mayor si se toma como referencia el Sociómetro de marzo de 2013, el primero en el que se preguntó por la cuestión tras las elecciones autonómicas de 2012, las primeras a las que concurrió la coalición. Entonces, el 78% de los electores de Bildu aseguró estar de acuerdo, ahora el porcentaje es 20 puntos menor.

Como se puede ver en el segundo gráfico, al ritmo que baja el número de votantes de Bildu partidarios de la independencia, sube el que asegura que la respaldaría o no en función de las circunstancias. En los últimos cuatro años, el porcentaje ha pasado de un 27% a un 35%. Los datos además constatan otro cambio de tendencia en los electores de la coalición. Si en 2020 el 72% aseguraba sentirse "únicamente vasco" (tercer gráfico), ahora el porcentaje es del 55%, 17 puntos menos. En el mismo periodo, los que se declaran "más vascos que españoles" en las filas de la izquierda abertzale han pasado del 21% al 34%, 13 puntos más. Las otras dos opciones que ofrece el Sociómetro a los encuestados, "tanto vasco como español" y "únicamente español", siguen siendo casi residuales en Bildu, pero aun así los otros dos indicadores apuntan a un cambio de tendencia.

Las cifras además ponen en entredicho una de las máximas que Otegi suele pronunciar con relativa frecuencia, la de que "cada vez la sociedad vasca se parece más a Bildu". Visto los cambios de tendencia en los electores de la izquierda radical y los datos generales de los votantes vascos (primer gráfico), el crecimiento de la coalición no ha supuesto un incremento del sentimiento nacionalista. De hecho, el partido lo que ha hecho ha sido adaptar su mensaje a la sociedad, de otra forma no podría aspirar a ser una fuerza transversal y arrebatar la hegemonía al PNV.

"Independentista con los pies en el suelo"

Precisamente, la hoja de ruta que se ha marcado el PNV para la próxima legislatura vasca pasa por la actualización del Estatuto de Gernika. Fue uno de los compromisos que los jeltzales arrancaron a Pedro Sánchez, además de la negociación del reconocimiento nacional de Euskadi. El objetivo es alcanzar cada vez mayores cuotas de autogobierno, como ha defendido el candidato del partido a la Lehendakaritza, Imanol Pradales, quien no duda en definirse como "un independentista con los pies en el suelo". En una entrevista en El Mundo fue un paso más allá y aseguró que él es de los que se siente "solo vasco", una percepción que no está tan extendida entre los electores de su partido como podría pensarse. Tampoco los partidarios de la independencia son mayoría en la base electoral de los jeltzales, de ahí que el PNV haya descartado sistemáticamente una senda rupturista como la que impulsó el independentismo catalán durante el procés.

El 41% de los votantes del PNV asegura que en función de las circunstancias apoyaría la independencia, frente a un 37% que está en desacuerdo. En 2022 las líneas se invirtieron, y los contrarios (42%) superaron a los posibilistas (39%). Las dos opciones, sin embargo, se sitúan a bastante diferencia de aquellos que defienden la independencia de España y que, según el último Sociómetro, alcanzan el 18%. Los datos sobre el sentimiento nacionalista dibujan un escenario parecido. El grueso de electores jeltzales se divide en dos grupos: los que aseguran sentirse "tanto vasco como español" (36%) y los que dicen ser "más vasco que español" (36%), mientras que los que se definen como "únicamente vasco" se quedan en un 23%.

Cerca del 75% del Parlamento vasco que salga de las urnas el próximo 21 de abril será nacionalista, sin embargo, ni la cuestión identitaria, ni la independencia figuran entre las principales preocupaciones de la sociedad en Euskadi. De hecho, el sentimiento nacionalista está en mínimos. El último Sociómetro, el CIS vasco, publicado este miércoles, arroja que un 22% de los encuestados es partidario de la independencia, una de las cifras más bajas de la serie histórica, frente a un 37% que está en desacuerdo y un 33% que podría apoyarla o no en función de las circunstancias. Los datos además indican que a medida que Bildu sube en escaños, las pretensiones de sus votantes se moderan (los defensores a ultranza de la segregación han caído 12 puntos la última legislatura) y confirman que la gran mayoría de los electores del PNV descartan las posiciones extremas. Los contrarios a la ruptura en las filas jeltzales (37%) doblan a los partidarios (18%).

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