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Osakidetza, el orgullo de la política vasca se pierde entre ceses, dimisiones y falta de personal
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A SEIS MESES DE LAS ELECCIONES

Osakidetza, el orgullo de la política vasca se pierde entre ceses, dimisiones y falta de personal

El Servicio Vasco de Salud se resiente tras varias polémicas decisiones organizativas del Ejecutivo de Urkullu. Los médicos, en pie de guerra, han conseguido parar judicialmente la fusión de las áreas de cardiología en Vizcaya

Foto: Los jefes de servicio de la Osi Donostialdea protestan por los ceses. (EFE/Gorka Estrada)
Los jefes de servicio de la Osi Donostialdea protestan por los ceses. (EFE/Gorka Estrada)

"Mientras en plena pandemia aplaudíamos a los sanitarios, la gestión fue desastrosa. Dos años después, la situación es de vergüenza". Así arranca un mensaje que muchos vascos han recibido estos días en su móvil. Un whatsapp viral que después de repasar algunas de las polémicas en torno a Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, cerraba con un llamamiento a salir a los balcones el pasado lunes para reclamar "una Sanidad pública de calidad". Más allá de la discreta acogida de la propuesta (el frío y la lluvia no casan bien con este tipo de performance y, a diferencia de en el confinamiento, la gente no tiene por qué estar necesariamente en casa) el hecho de que un mensaje se haya viralizado al clásico grito de "pásalo", pone en evidencia la preocupación existente en buena parte de la sociedad por la salud de Osakidetza. Y aunque las últimas semanas han estado marcadas por los ceses y la cascada de dimisiones en la OSI de Donostialdea, ese no es el único reto que afronta el servicio.

Osakidetza siempre ha sido uno de los grandes orgullos de las sucesivas administraciones vascas. Es la joya de la corona, repetía el lehendakari, Iñigo Urkullu, esta semana para defender su gestión sanitaria. El asunto será uno de los temas que marque la campaña de las elecciones municipales y forales de 2023. La oposción se ha lanzado a criticar muchas decisiones no exentas de polémica. Visto el hartazgo ciudadano es una de las grietas para desgastar al PNV. El servicio ha gozado tradicionalmente de buena reputación y ha aparecido en más de una ocasión como uno de los mejores sistemas de salud de España. De hecho, este mismo año era una de las regiones que lideraba la lista que elabora la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), que tiene en cuenta factores como el presupuesto, las listas de espera quirúrgicas y de consulta con el especialista, y la valoración de los ciudadanos. Pero algo se quebró en la pandemia.

Foto: Numerosos sanitarios se asoman a las ventanas durante una visita del Hospital de Donostia, en una imagen de archivo. (EFE/Javier Etxezarreta)

Cuando a principios de 2020 estalló la crisis sanitaria, la cartera de Salud la ostentaba Nekane Murga. Médico de profesión, accedió al cargo tras la dimisión de Jon Darpón, afectado por el escándalo de las filtraciones en las oposiciones de Osakidetza. La llegada de la pandemia la sobrepuso mediáticamente y su gestión quedó en entredicho. En uno de los momentos más recordados, Murga llegó a sugerir, antes de la obligatoriedad del uso de la mascarilla, que si Pedro Sánchez llevaba una puesta, tendría coronavirus. No obstante, las críticas a la gestión de la pandemia no hicieron mella electoral en el PNV. Tras su victoria en las elecciones de julio de 2020, Urkullu prescindió de Murga. Eso sí, esta pasó a liderar la dirección de Medicina de Precisión y Terapias Avanzadas de Osakidetza.

El lehendakari optó entonces por poner al frente del departamento de Salud a Gotzone Sagardui. Curtida en la política local (fue primera teniente de alcalde en Bilbao) y también médica de formación, algo que siempre parece aportar un crédito extra en los cargos relacionados con la Sanidad. Sagardui tuvo que enfrentar buena parte de la gestión de la pandemia, incluida la vacunación. Una gestión con un perfil fuerte pero no exenta de polémicas, empezando por la vacunación irregular de los gerentes de los hospitales de Basurto y Santa Marina, dos cargos del PNV, que se resolvió con la dimisión de ambos, hasta la reciente controversia, con intervención judicial incluida, sobre el servicio de cardiología del bilbaíno Hospital de Basurto.

El "cambio cultural" y la unificación de servicios

En el mes de junio, Sagardui se vió en el centro de una gran polémica cuando habló de la necesidad de "un cambio cultural" tanto en los profesionales como en los pacientes porque "habrá que desplazarse con más frecuencia" para determinados procesos. Fue incluso más allá, llegó a decir que en un futuro habría "consultorios atendidos por servicios de enfermería, o incluso que permanecerán cerrados en épocas como las vacacionales", y explicó que se podría recurrir a "consultas telemáticas". Los planes de futuro encendieron las críticas de la oposición. Bildu habló del "desmantelamiento del sistema público" y desde Elkarrekin Podemos-IU acusaron a Sagardui de seguir "el modelo Ayuso".

Foto: Juanma Moreno, en una visita al Hospital Militar de Sevilla. (EFE/Julio Muñoz)

Cambio cultural o no, Osakidetza sí que tenía un importante proyecto entre manos. El 17 de noviembre pensaba trasladar parte de la cirugía cardíaca del Hospital de Basurto, en Bilbao, al de Cruces, en Barakaldo. La medida fue defendida por el departamento de Salud como una manera de mejorar el servicio ofrecido a los pacientes. Sin embargo, el movimiento despertó la oposición de los profesionales, que después de llevar a cabo una serie de protestas, terminaron acudiendo a la vía judicial. El traslado todavía no se ha llegado a producir. Un auto del Juzgado Contencioso-Administrativo número 1 de Vitoria lo suspendió de forma cautelar. Entre los argumentos esgrimidos por la jueza se encontraba la "posibilidad cierta de fallecimientos de pacientes que hoy llegan a urgencias cardiovasculares de Basurto y que, tras el cierre, deberán trasladarse a Cruces". Más allá de las contundentes apreciaciones de la magistrada, lo cierto es que la distancia entre ambos hospitales se cubre en menos de 10 minutos en coche.

El Departamento de Salud dijo sentirse "desprotegido" y defendió la decisión basándose en "criterios científicos" y refiriéndose a experiencias similares en países como Reino Unido o Canadá. Y con la vista puesta en ese objetivo, esta semana, Urkullu defendía unificar servicios para dar "una mejor operatividad". De hecho, la propuesta de fusión ya figuraba en el programa electoral con el que el PNV ganó las elecciones de 2020. "Establecer un servicio único en cirugía cardíaca y una unidad de referencia para terapia celular para todo Euskadi que provea a nuestra sociedad de servicios avanzados expertos y homogéneos, con independencia del Territorio de residencia de las y los pacientes". Pero al igual que en varias ocasiones durante la pandemia al hilo de algunas de las restricciones propuestas, el Gobierno vasco ha tropezado con la Justicia.

Ceses y dimisiones en Donostialdea

Una vez la crisis abierta en Vizcaya quedaba en suspenso hasta la resolución judicial definitiva, a Sagardui le esperaba un terremoto aún mayor, en este caso en Guipúzcoa. A principios de este mes, Osakidetza decidió relevar a dos figuras clave en la Sanidad pública guipuzcoana. En menos de 24 horas, fueron cesadas la directora médica del Hospital Universitario Donostia, Idoia Gurrutxaga, y la gerente de la OSI de Donostialdea, Itziar Pérez. Esta decisión desencadenó una cascada de dimisiones y una tormenta política que ha puesto en la picota a la consejera Sagardui. La oposición pidió su comparecencia mientras la consejera justificó la decisión tomada en el hecho de que las cesadas no compartían el "proyecto común" que el Departamento ha diseñado para Osakidetza.

Las protestas y denuncias del grueso de jefes de área del Hospital Donostia se han sucedido desde entonces. De hecho, el lehendakari Urkullu se ha visto obligado a intervenir y la semana pasada hacía un llamamiento a la negociación. No obstante, que dijera que todo se debía a "una crisis de crecimiento" en Osakidetza, no ha hecho sino encender aún más los ánimos entre los trabajadores del centro hospitalario de referencia de Guipúzcoa, que han pedido a sus colegas de las otras dos provincias vascas asumir sus reivindicaciones. Exigen "cogobernanza" en la toma de decisiones en Osakidetza.

Foto: Foto: EFE/Juanjo Martín
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Y para evitar que el fuego, efectivamente, salté a otras áreas de salud, el Departamento de Salud anunció la semana pasada que la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez, así como otros cargos de la consejería, mantendrán este lunes una serie de reuniones con los sanitarios guipuzcoanos. En concreto, la ronda de contactos incluye reuniones con los responsables y cargos intermedios de la OSI de Donostialdea (la división administrativa de la que dependen el Hospital Donostia, los centros de salud de San Sebastián y de otros municipios del área metropolitana, fundamentalmente), así como con una representación de las jefaturas de servicio del Hospital.

"El objeto de la reunión es seguir avanzando en el proceso de diálogo establecido tras el cambio de gerencia en el Hospital", justificó Salud, para también añadir que "desde el mismo momento que la nueva gerencia asumió su responsabilidad, ha mantenido numerosas reuniones con diferentes representantes de la OSI y de Osakidetza para volver a generar un clima de confianza, diálogo y trabajo coordinado".

La tormenta política perfecta

En una sociedad que envejece rápidamente, la Sanidad es una cuestión muy sensible. Los datos del último DeustoBarómetro, que realiza la Universidad de Deusto, muestran que la atención sanitaria es ya la tercera preocupación de los vascos, solo superada por la subida de los precios y la situación económica. Y al igual que está pasando en Madrid, la Sanidad va a ser uno de los caballos de batalla de cara a las elecciones de 2023. No está dentro del marco competencial de lo que se decidirá en las urnas, pero para la oposición es una de las bazas con las que desgastar al hegemónico PNV.

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Además, Osakidetza afronta también el problema de la falta de profesionales. Un grave problema al que se une, en este caso, la política lingüística. En la actualidad, el 52,8% de los profesionales ha acreditado el perfil lingüístico requerido y el objetivo de Osakidetza es incrementar esa cifra. Según datos de la consejería, el 20% de los pacientes prefiere ser atendido en euskera. Todo ello en un momento en el que las contrataciones cada vez son más complicadas y la senda que están siguiendo muchas comunidades, también Euskadi, es la de contratar a profesionales de otros países, incluso extracomunitarios.

Osakidetza necesita urgentemente encontrar nuevos profesionales. La falta de personal en los últimos meses ha obligado a limitar el horario de apertura de varios ambulatorios de Guipúzcoa y a suspender las vacaciones del personal de Urgencias del Hospital de Basurto, en Bilbao. Y hay más nubes en el horizonte. 300 médicos se jubilarán el próximo año, y las perspectivas para los siguientes no son mucho más halagüeñas.

"Mientras en plena pandemia aplaudíamos a los sanitarios, la gestión fue desastrosa. Dos años después, la situación es de vergüenza". Así arranca un mensaje que muchos vascos han recibido estos días en su móvil. Un whatsapp viral que después de repasar algunas de las polémicas en torno a Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, cerraba con un llamamiento a salir a los balcones el pasado lunes para reclamar "una Sanidad pública de calidad". Más allá de la discreta acogida de la propuesta (el frío y la lluvia no casan bien con este tipo de performance y, a diferencia de en el confinamiento, la gente no tiene por qué estar necesariamente en casa) el hecho de que un mensaje se haya viralizado al clásico grito de "pásalo", pone en evidencia la preocupación existente en buena parte de la sociedad por la salud de Osakidetza. Y aunque las últimas semanas han estado marcadas por los ceses y la cascada de dimisiones en la OSI de Donostialdea, ese no es el único reto que afronta el servicio.

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